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Se le entreveró al Vasco

Arruabarrena trató de mejorar el sistema defensivo del equipo, pero en 10 partidos recibió 13 goles; tampoco encontró la forma de generar juego porque falló el sistema y los jugadores para llevarlo a cabo
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19 de mayo de 2013 a las 20:21

El presidente de Nacional, Eduardo Ache, dijo en los últimos días que el técnico Rodolfo Arruabarrena va a cumplir el contrato que lo une al club hasta junio de 2014. La palabra del que manda siempre es un aliciente para el empleado. Pero, ¿será así si el equipo no encuentra el funcionamiento en las últimas dos fechas del Clausura?

No se puede olvidar que se trata de fútbol y en el mundo del fútbol la palabra suele tener poco valor. Cuando comienzan a amontonarse los resultados en contra, al primero que cambian es al técnico.

Arruabarrena no le encuentra la vuelta al equipo y eso es claro. De 10 partidos dirigidos ganó cuatro (uno de ellos, frente a Real Garcilaso, lo perdió por penales), perdió cuatro y empató dos. Los resultados son una muestra del desempeño, pero hay otros aspectos que son tal vez más preocupantes.

El fútbol que despliega no muestra grandes adelantos con respecto a los entrenadores anteriores, Gustavo Díaz y Juan Carlos Blanco. Aunque cuando dirigió este último, en conjunto con Gustavo Bueno, Nacional consiguió resultados positivos. Quizá futbolísticamente no era una delicia, pero el equipo no perdió en los cuatro partidos que dirigió por el Clausura y en la Copa Bridgestone Libertadores consiguió la clasificación a octavos de final.

El 27 de marzo, con la temporada en plena actividad, fue nombrado Arruabarrena como técnico tricolor. “Soy de los entrenadores que creen que a los directores técnicos los hacen buenos o malos los jugadores. Y Nacional tiene un muy buen plantel. Esperemos colaborar para que Nacional sea protagonista, porque tiene la obligación de pelear el torneo local y la Copa Libertadores. Eso no se consigue hablando, sino trabajando. Creo que, estoy en un gran club, con un buen plantel y es una oportunidad que a mis 37 años muy pocos tienen. Por esa razón espero dejar bien parado al club”, fueron las primeras palabras del Vasco.

Empezó con un par de buenos resultados en el Clausura: 4-3 a Bella Vista y 2-0 a Liverpool. Los fallos defensivos, especialmente contra los papales, prendieron las primeras alarmas en la cabeza del entrenador. Para el partido posterior al debut mantuvo la línea de cuatro (Núñez, Romero, Cortés y Díaz) pero hizo variantes en el mediocampo.

Instituyó el doble cinco con Arismendi y Damonte, y luego ensayó variantes en las bandas. Nacional no fue un colador como contra Bella Vista en los siguientes encuentros, pero tampoco un muro. En varias ocasiones lo salvó Jorge Bava, el golero.

En la generación de fútbol tampoco encontró la vuelta. Probó con Juan Albín de enganche, pero el salteño no consiguió nunca su mejor nivel (ver nota aparte). Recoba se lesionó en el primer partido de Arruabarrena y recién lo pudo utilizar en el clásico. Se quedó sin un “10” y cambió el sistema. Utilizó el 4-4-2, sin que surgiera la creatividad por las bandas.

Vicente Sánchez jugó por la izquierda y por la derecha; Nicolás Prieto disputó algunos partidos por derecha; Hugo Dorrego fue el volante por izquierda contra Juventud, y Carlos De Pena ocupó ese lugar el sábado frente a Racing. Este último ha sido el de mejor rendimiento, aunque sin descollar. Sánchez también ha tenido momentos buenos, pese al perfil cambiado, pero solo momentos.

En la ofensiva, la gran falta que tuvo el equipo es Iván Alonso. Hasta el partido contra River Plate, cuando se lesionó, era el mejor delantero de Nacional. Por fútbol, por ganas, por goles. Pero un error compartido por la sanidad, el cuerpo técnico y el propio jugador, hicieron que entrara a disputar el clásico cuando no estaba en condiciones físicas, y lo perdieron para el tramo final del torneo.

Gonzalo Bueno, Alexander Medina, Sebastián Abreu y Sánchez –en ocasiones– no fueron la solución. El juvenil no termina de redondear todo lo bueno que muestra cuando se pone a correr y deja atrás a sus marcadores. Medina y Abreu arrastran sus dolencias físicas y la inactividad.

“Hay que seguir trabajando” dijo Arruabarrena el sábado. El técnico siempre da la cara, pero en los últimos tiempos se lo nota cabizbajo, como buscando la solución de un problema. “La única forma de salir es trabajando y no bajar los brazos”, repitió el Vasco.

Para él, contra Racing “hicimos un primer tiempo ordenado, con posesión del balón y jugando en campo contrario”. Eso es verdad, pero lo que no dijo el técnico es que Nacional careció del profundidad. Tuvo la pelota, pero no lastimó. El gol llegó de un tiro libre esquinado.

En el segundo tiempo Nacional volvió a desordenarse. Fue peor cuando Racing empató. El descontrol aumentó. La entrada de Recoba no fue solución como en otras oportunidades y a punto estuvo de perderlo.

El Vasco no le encontró la vuelta al equipo. Los jugadores tampoco lo acompañaron. Después de los dos próximos partidos, las últimas dos fechas (Progreso y Wanderers) del torneo, será el turno de los dirigentes. Si confían en el DT lo dejarán, si no demostrarán que también se equivocaron.

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