Rodrigo Rivero

Fútbol > EL TAPADO DE LA FECHA

Rivero: el juego del corazón

Llegó de Colonia en edad liceal y tuvo que superar la nostalgia para cumplir su sueño; secretos de una promesa que brilla en Wanderers
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20 de junio de 2017 a las 05:00
Rodrigo ya no aguantaba más. Amaba el fútbol pero extrañaba demasiado. En su cabeza tachaba las horas en el calendario imaginario hasta los sábados de mañana, cuando las juveniles de Wanderers jugaban y él podía irse corriendo hasta Tres Cruces a tomarse el ómnibus. ¿El destino? Colonia del Sacramento. Las charlas con Fernando y el guiso de Patricia.

Fernando es el padre, barraquero y futbolero. Patricia es la madre y, además de profesora de literatura, hace unos guisos espectaculares. Rodrigo es Rivero, el pibe de Wanderers de zurda endemoniada y pelota al pie, que el domingo firmó un golazo para la victoria de los bohemios ante Danubio tras controlar la pelota con la cabeza y firmar el derechazo que cerró el partido.

"La etapa de juveniles fue muy difícil, me costó muchísimo adaptarme porque me afectaba mucho venir desde el interior sin la familia. Todos los sábados de mañana terminaba de jugar y me iba a Colonia. Extrañaba demasiado pero me tuve que adaptar medio a la fuerza, era lo que me gustaba, mi sueño y tenía que pelearlo", cuenta Rivero a Referí en su apartamento de Pocitos.

Atrás quedó la casita de Wanderers donde llegó con tres amigos luego de una infancia que lo tuvo jugando en el Club Atlético Juventud de Colonia y en Plaza Colonia. "A mi padre lo llamaron de Wanderers y ahí tomamos la decisión. Me vine con dos amigos, uno de ellos es Gabriel Pérez", agrega Rivero sobre uno de sus actuales compañeros en el plantel principal de los bohemios.

Héctor Julio fue la persona que lo pidió, lo cobijó y lo hizo protagonista de un juego con dos caras. Despegarse de los afectos y las callecitas de Colonia del Sacramento tendría su recompensa: "Él me dio mucho para adelante, me orientaba en la cancha, aprendí mucho al lado suyo. Pero fue bravo porque yo era muy apegado a mis padres y también a mi hermana. Mi papá era mi entrenador y hablábamos de fútbol todo el tiempo".

Alfredo Arias, fundamentalista del virtuosismo y el buen juego bohemio, lo vio delgado, ligero y joven. No le importó que tuviera 19 años ni un físico forjado en la dureza de los equipos chicos. Le vio condiciones y lo mandó a la cancha para un debut con gol ante Sud América.

Arias se fue y le dejó a Gastón Machado un jugador para considerar en Primera: "A Alfredo (Arias) lo tuve muy poco como entrenador, me pedía que jugara libre y con tranquilidad. Debuté contra Sud América y me tocó hacer un gol. Después con Gastón (Machado) tuve mucha continuidad, yo lo conocía a él, él me conocía a mí y la relación era muy buena".

Por ese vínculo el partido ante Danubio fue muy especial: "Tenerlo a Gastón del otro lado (hoy es entrenador de Danubio) fue muy especial. Él nos conocía a todos, sabíamos que para nosotros iba a ser un partido complicado".

Compañero de Joaquín Verges y Matías Santos en la habitación, Rivero confiesa el secreto de las siestas a pura risa: "En la habitación tenemos rituales para poder descansar antes de los partidos. Escuchamos música relajante, sonidos de lluvia aunque no llueva. Es la forma que encontramos para poder descansar".

Sobre el secreto de un equipo que arriesga a jugar en todos lados, aún con la desventaja de un sistema que evita que los grandes visiten escenarios donde el piso no es el mejor, Rivero dispara: "Jugamos de memoria, con muchos pibes de formativas y nos conocemos todos. Tenemos en el Chapa (Sergio Blanco) a un referente a seguir. Le tiene un cariño inmenso al club y lo transmite. Sabemos que jugamos en canchas donde los grandes no van, pero tenemos que entrar concentrados en lo que hacemos. Cada partido para nosotros es una final, no importa el piso, la cancha ni el rival".

Los cambios con Jorge Giordano

Tras la llegada de Jorge Giordano, entrenador y jugadores debieron someterse a un ejercicio de adaptación en conjunto: "Él dijo en el primer entrenamiento que quería que fuéramos más agresivos en la presión, pero que iba a adaptarse a nuestro juego. Y creo que hoy, después de un tiempo de trabajo, podemos hacer lo que nos pide. Somos un equipo que juega pero que también corre mucho. Jorge nos agregó cosas a nuestro juego que por ahí no estábamos acostumbrados", dijo Rivero. Wanderers repitió el mismo equipo en las primeras tres fechas del Intermedio y es líder con Nacional en la Serie B.

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