River se estrelló contra un Castillo

“¿Sabés a quién vi atajar así? A Mazurkiewicz”, decía un hincha de River Plate al final del partido. La sensación general era de incredulidad. Menos por los dos puntos que se escaparon al empatar 1-1 con Danubio que por lo que atajó el arquero rival: Juan Castillo.

En los mano a mano que salvó y en las atajadas donde dejó el grito de gol sostenido de los árboles de Saroldi se explica el empate.

River Plate fue mucho más que un Danubio descolorido (a pesar de jugar de celeste), pálido. Un fantasma de sí mismo. Un equipo en crisis de identidad.

River, por el contrario, fue valiente. Desde el planteo hasta la arremetida cuando las circunstancias se tornaron adversas.

No se habían acomodado los equipos en la cancha y Gabriel Leyes fusiló a Castillo de tiro libre, al borde del área. Hubo mano de Jadson Viera, sí, pero no fue intencional.

Danubio contestó con una sucesión de pases cortos que no se repetiría casi en el resto del juego. La pelota se paseó de derecha a izquierda y González sacó un centro que se le metió entre las manos a Frascarelli. Mal primer tiempo del arquero que más tarde le bajó una pelota a Carboni que estrelló en el palo.

River trabajó el partido y mostró circuitos de juego más aceitados que su rival. Tuvo tres chances claras de gol, pero el empate se mantuvo.

A los 41’ una incidencia cambió el partido. Flavio Córdoba quedó sentido –tras cometer una falta– sobre la hinchada de Danubio. “El negro se la come...”, le empezaron a cantar. ¿Racismo y homofobia en el fútbol uruguayo? El colombiano entró y se dio vuelta tocándose los genitales. Roja. Ganaron los provocadores.

Pero no ganó Danubio que en los primeros 25’ del segundo tiempo estuvo prácticamente metido debajo de su arco.

Lo tuvo Leyes solo, probó Porras de tiro libre, fusiló el Kily González de larga distancia. Castillo. Siempre Castillo.

Los 10 de River se llevaban por delante al rival. Pero en un momento, Danubio aprovechó los espacios. Fue ahí cuando Frascarelli compensó sus errores del primer tiempo con tres atajadas.

Nada más que eso. Viera se fue expulsado y River, liderado por la potencia de Leyes, lo aplanó. Terminó todas las jugadas que propuso. Siete en 12 minutos. No hubo caso. En vez del día de la madre, fue el día del arquero.