River entre la épica y el fútbol

“La calentura se deja en la cancha, pero resignar prácticamente un campeonato como hoy es increíble...”. En tiempos de twitter, esa frase la escribió el domingo pasado Damián Frascarelli, el arquero de River, luego de que su equipo fuera ganando cómodo durante todo el encuentro ante Sud América y en 3 minutos, se lo igualaron.

Esta semana fue todo lo contrario. River fue hombre, dejó todo, regó de garra (y también fútbol) el césped de Jardines y alcanzó a Danubio en la punta.

Fue un triunfo épico por las circunstancias que se dieron, por cómo se dio el partido y por cómo se equivocó el árbitro en su contra.

¡Ah! Y otra cosa. Frascarelli fue la figura de la cancha. Le atajó un penal –que no fue– a Líber Quiñones y tuvo atajadas de su estilo. Por algo –a juicio de quien escribe– es uno de los mejores arqueros del fútbol uruguayo.

Los primeros 25 minutos del equipo de Almada fueron espectaculares. Maniató a Danubio, no lo dejó jugar, le anotó dos goles y de no ser por Rosso, que falló dos hechos, podía haber llegado a una goleada.

Como contrapartida, el hasta el sábado líder en solitario, mostraba con los tiros libres de Pablo Lima su mejor faceta.

Pero River dominaba con un mediocampo exuberante. Notables rendimientos de Hamilton Pereira, Martín Alaniz y Michael Santos, complicaron a toda la defensa. Tanto fue así, que Velázquez –quien tenía amarilla– le cometió falta en la línea del área a Alaniz a los 40’. Debió ser penal y roja para el zaguero, pero Bentancor ya comenzaba con sus horrores. Dos minutos después, Jadson Viera de cabeza y en contra, casi estampa el tercero. Fue un monólogo de River que se quedó con un hombre de menos a los 44’ por la roja bien decretada de Torrecilla.

Esto obligó a Almada a colocar a Innella y la defensa formó entonces con Marques, Kily González, Córdoba y Olaza.

Ramos colocó a Leal para darle más vértigo al ataque y lo consiguió. Un notable pase de Lima para éste, terminó en un centro que Kily González metió en su propio arco para el descuento.

Y 2 minutos después, el propio Kily se hizo expulsar por doble amarilla. Iban 66’ y allí se venía la noche para River porque Mayada ganaba siempre por derecha –ante un Olaza intrascendente, más allá de su golazo de tiro libre–. La defensa pasó a ser Marques-Innella-Córdoba-Olaza, dejando huecos en el medio. Había entrado Taborda y daba una mano atrás también.

Almada le dio cabida a Carrera, entonces cambió por cuarta vez a la zaga: Marques-Carrera-Córdoba-Olaza.

Danubio se desesperaba y se olvidaba del fútbol. River se desesperaba y la sacaba como podía con dos hombres de menos.

El partido prometía y cumplió. Los dos dejaron todo, pero River se llevó una victoria heroica.