Con el fútbol que le puso Nacho González, con la rebeldía que se multiplicó tras la derrota en el clásico, con el empuje de la tribuna, con la ilusión que alimentaron River Plate y Danubio –porque rápidamente quedaron en desventaja en sus respectivos partidos, que se jugaron en forma simultáneamente– y con parte de aquel libreto que hasta la octava fecha le permitió ser el gran animador del Apertura, Nacional venció 1-0 a Cerro y volvió al liderazgo en el torneo, compartido con los darseneros, a falta de dos fechas su culminación.
Aunque al final Nacional celebró la victoria, que viene con valor agregado porque los albos vuelven a mirar otra vez la tabla desde arriba, no le resultó sencillo a los de Rodolfo Arruabarrena sortear los obstáculos que le planteó la decimotercera fecha y las adversidades que propuso Cerro, que vendió muy cara su derrota. Por lo pronto, porque el albiceleste realizó un buen planteamiento, con una presión bien extendida en toda la cancha, que no dejó pensar a los tricolores. Tan así resultó que a Nacho González le costó encontrar el mejor lugar en el campo (se paró casi junto a los zagueros de su equipo y luego se fue a jugar a las espaldas de los volantes de Cerro). Además, por la ansiedad y nerviosismo que transmitió la derrota en el clásico y la que generaron los cambios obligados por las lesiones de Álvarez y Scotti, que llevaron a que De los Santos se estrenara en el lateral derecho y Rafael García como zaguero.
Por esa razón le costó a Nacional conseguir el punto, incluso cuando Nacho González encontró el fútbol, pero sus compañeros no estuvieron en la misma sintonía. Los pases profundos y asistencias fueron abortadas por los defensas.
Mereció ganar Nacional ya el primer tiempo, por el 10 y porque generó cuatro situaciones de gol (dos de Alonso, una de Porta y otra de De los Santos), frente a un Cerro que no supo disimular la ausencia de su goleador y figura, Romario Acuña.
El desgaste que realizó Cerro para jugar casi de igual ante Nacional y limitar el fútbol de los tricolores, llevó a los visitantes a sufrir las consecuencias: a los 36’ se fue lesionado Grossmüller y a los 62’ Dadomo. Eso, sumado a las modificaciones que realizó Arruabarrena para corregir los puntos flacos de su equipo, llevaron a que el partido tomara el rumbo que Nacional quería.
Renato César, que ingresó junto a Recoba a los 53’, dio las primeras señales de por dónde iba a ir el partido. A pura velocidad por las bandas. Nacional se enchufó. No le cobraron un penal en los minutos en los que generó otras dos situaciones de gol (un casi gol olímpico de Recoba y una gran atajada de Odriozola a Arismendi) y avivó las posibilidades de llegar al triunfo.
El técnico terminó de ajustar el equipo, después de un mal cierre de Díaz. Mandó a De Pena a la cancha, como lateral, y por allí llegó el desborde y el centro que terminó en el gol de Alonso. Pudo ampliar Nacional, empatar Cerro, pero los albos ya habían asegurado el triunfo que les devolvería la ilusión, que es la que alimenta los sueños de los jugadores e hinchas.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá