El presidente francés recibió la noticia del ataque mientras miraba el partido

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Religión y deporte, un vínculo de sangre

Desde los Juegos Olímpicos de Múnich, el deporte quedó manchado por crímenes religiosos; en pleno siglo XXI un jugador acapara la atención
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14 de noviembre de 2015 a las 18:04
Se escuchan gritos de un lado y del otro. Hay fundamentalistas que se rasgan las vestiduras e intolerantes que empuñan armas cuando se acaban las palabras.
 
La religión y el deporte son dos de los bloques culturales más importantes de la humanidad y eso divide las aguas entre fanáticos y moderados.
 
Con el disfraz de la religión como bandera, los extremistas utilizaron la caja de resonancia del deporte para perpetuar sus actos y hacer mundial su proclama.
 
En el pleno siglo XXI, el terror lleva una sigla grabada a fuego: ISIS. El Estado Islámico de Irak y Siria es un movimiento nacido de Al-Qaeda en proceso de establecer un califato propio y apela al horror televisado de sus ejecuciones para sembrar el pánico.
 
Referí propone repasar una cronología de sangre entre la religión y el deporte, desde los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972 a los atentados que tenían como objetivo el Stade de France en el partido entre galos y germanos.
 
1972: La masacre de Múnich
El 5 de setiembre y durante los Juegos Olímpicos de Múnich, la agrupación palestina Setiembre Negro irrumpió en la Villa Olímpica con el objetivo de asesinar atletas israelíes.
 
Los atacantes llegaron vestidos de atletas y con bolsos deportivos, donde guardaban bombas y pistolas. La mayoría de los atletas tuvieron la noche libre y varios salieron a divertirse, entre ellos, un grupo de atletas estadounidenses que, sin conocer la identidad de los atacantes, le permitieron el ingreso a la Villa Olímpica.
 
Con exigencias de un vuelo a El Cairo luego de la toma de rehenes para tener mejores condiciones de negociación, todos los actores fueron a Fürstenfeldbruck, una base aérea de la OTAN, donde la Policía de Múnich entraría en acción. Pero el operativo fue un fiasco y los once israelíes fueron asesinados.
 
Ellos eran los atletas Yossef Romano, David Berger, Ze'ev Friedman, Eliezer Halfin y Mark Slavin, los entrenadores Moshe Weinberg, Kehat Shorr, Andre Spitzer y Amitzur Shapira y los jueces Yakov Springer y Yossef Gutfreund.
 
 
1996: El fanático de Atlanta
El 27 de junio, el fanático cristiano Eric Rudolph, contrario al aborto y la homosexualidad, hizo estallar una bomba durante los Juegos Olímpicos de Atlanta. En el acto falleció una mujer y 111 personas fueron heridas de gravedad en el Parque Centenario de Atlanta. Rudolph pertenecía a una colectividad cristiana extremista llamada Identidad Religiosa y fue capturado por el FBI en 2003. Dos años más tardes reconoció los cargos y fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas.
 
2006: Los pantalones cortos
Cuando en mayo de 2006 la selección de Irak de Taekwondo se dirigía a Jordania, fue interceptado por un grupo terrorista que asesinó a sus trece integrantes. En el mismo momento, un comando suní en Bagdad eliminó al entrenador y dos jugadores de tenis del equipo iraquí de Copa Davis. El motivo: usar pantalones cortos durante los entrenamientos.
 
2011: Un volante a la guerra
El 11 de octubre perdió la vida Burak Karan en un ataque aéreo sobre suelo sirio. Karan era una soldado de preparación precaria porque, en realidad, era futbolista y jugó en la selección de Alemania en las selecciones sub 16 y sub 17, donde compartía la mitad de la cancha con el volante Sami Khedira, hoy símbolo del equipo campeón del Mundo. El volante se sumó a las fuerzas con el objetivo de luchar contra el régimen de Bashar Al Assad.
 
2014: Lateral campeón
El 16 de octubre murió en Siria el yihadista Nidhal Selmi. Nacido en 1993, Selmi nació en Túnez, hizo todas las inferiores en Etoile de Sahel y llegó a jugar en la selección juvenil de Túnez, donde ganó el Campeonato Árabe sub 17 en 2012. Fue otra promesa que el fútbol se perdió por el conflicto.
 
2015: Objetivo Stade de France
El viernes mientras jugaban Francia y Alemania, se escucharon detonaciones cerca del estadio. Los ataques terroristas, que el ISIS se adjudicó, dejaron más de 100 muertos. Un terrorista intentó ingresar al estadio con un chaleco de explosivos pero fue detenido y evitó un masacre aún mayor en las gradas del Stade de France.
 
Como reflexión sirven las palabras del exfutbolista francés Frédéric Kanouté a Líbero: "Los musulmanes tenemos un problema con grupos radicales que en nombre de nuestro dios actúan de forma equivocada. Es una pena, nuestros textos sagrados hablan de paz y mejorar la vida del prójimo. El Islam no admite la violencia".

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