Nacional entró en una crisis deportiva en el peor momento del campeonato: dos partidos antes del clásico. La semana pasada perdió con Sud América y ayer dejó dos puntos frente a Racing cuando tenía los tres en el bolsillo. Tirar por la borda cinco puntos en seis es demasiado. Permitió que Peñarol lo alcanzara en la cima del torneo y le dio la chance de que hoy lo sobrepase si vence a Villa Teresa.
Es verdad que Nacional depende de si mismo porque el próximo domingo enfrenta a los aurinegros. Pero la gráfica del rendimiento lo encuentra en bajada. Futbolística y anímicamente, por más que Gonzalo Porras dijera, tras el encuentro contra Racing, que en ese aspecto están "notables".
Pero un equipo que lideró más de la mitad del torneo no puede en la recta final dejarse empatar como le empató la Academia. En el arranque del segundo tiempo ganaba 2 a 0 con un gol de Sebastián Fernández que tendría que haberle dado la dureza necesaria como para cerrar el marcador.
Sin embargo se dejó empatar. Franco Romero cabeceó en la boca del arco tras un tiro de esquina y Líber Quiñones le clavó un zapatazo al segundo palo cuando faltaban seis minutos para el final.
Frente a Sud América el fracaso empezó porque Munúa puso solo a Porras para marcar en el mediocampo y los volantes rivales se hicieron un picnic. Ayer el técnico cambió el libreto y volvió a poner a tres delante de Amaral. ¿Esto le dio más seguridad? Para nada: Racing le generó ocho ocasiones de gol.
Santiago Romero fue el mejor del primer tiempo. Resultó fundamental en el primer gol. No solo porque lo hizo él, sino porque fue el que le robó la pelota a Trindade cuando le dio por pisarla cerca del área. Gonzalo Porras tiene sus puntos altos en la recuperación, pero ya no asiste con la precisión del torneo pasado. Y el aporte de Mathías Abero resultó escaso.
Munúa le devolvió la vida a Damián Eroza después de varios partidos en el ostracismo. Tampoco fue la solución. Lo desbordaron continuamente y no contribuyó en ataque. A esto se sumó la imprecisión de Sebastián Gorga y la inoperancia de Alfonso Espino.
Nacional no tiene un jugador que desborde y tire un centro como la gente. O van pasados, o se van afuera o se quedan cortos. De pelota quieta tampoco encuentra las soluciones que antes tenía con Álvaro Recoba.
Amaral, que en el primer tiempo tuvo algunas participaciones interesantes, falló dos goles increíbles frente al golero: en el primer tiempo se lo desvió Contreras y en el segundo le erró a la pelota. Así es difícil.
Racing tuvo en Ramis a su delantero más importante. Exigió siempre a los zagueros. Reventó un tiro en el caño y asistió a Romero en el primer gol. Su técnico Larrosa fue ambicioso en el tramo final, sacó a un lateral (Díaz) y puso a un goleador (Quiñones), quien empató el juego y dejó a los tricolores sumidos en un momento complicado.
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