¿Quién le pone el cascabel?

El divorcio está declarado. La Policía dice que el control de las tribunas es responsabilidad de los clubes. La Asociación Uruguaya de Fútbol responde que la seguridad es un deber de la Policía. La Justicia recibe detenidos pero no le aportan pruebas, entonces los que entran por una puerta, salen por otra. Por eso la indignación luego de lo que se vivió en el Cerro donde no quedó ni un solo detenido.

Y por si fuera poco, desde hace años se escucha el verso de que acá todos nos conocemos. Una clara alusión a que los hinchas de los clubes son reconocidos por todos quienes forman parte del particular ambiente del fútbol.

La Policía reclama que los dirigentes denuncien. Los dirigentes dicen que no pueden señalar ni marcar a los parciales por temor a reprimendas. Entonces es común que cada vez que se genera un incidente que conmueve al ambiente aparezcan los políticos de turno.

El panorama parece tan claro que la pregunta surge sola: bajo este escenario de divorcio, ¿quién le pone el cascabel al gato de la violencia en el deporte?

Nada de lo que se escribe está alejado de la realidad. Basta con ver los antecedentes. Hace más de 20 años que se gira en torno al mismo tema. Que los clubes regalan entradas, que los jugadores hacen colectas para las barras, que la Policía acusa, que los dirigentes no colaboran y la repetida frase: “Acá nos conocemos todos”.

Es cierto que los tiempos cambiaron, que la modalidad de la violencia también. Que las broncas de antes se arreglaban a las trompadas y las de ahora con armas. Justo es reconocer que las redes sociales potenciaron el problema. Pero señores, si acá no se puede controlar a un grupo que va a una tribuna hay que dedicarse a otra cosa. Parece mentira pero acá pasaron gobiernos de distinto tipo y color, desfilaron ministros, policías, presidentes de la AUF, dirigentes de los clubes, jugadores y entrenadores. Pero lo único que permanece inalterable en las tribunas es la violencia.