Identificar a un uruguayo en cualquier parte del mundo es sencillo, dicen los extranjeros: basta con caminar por las calles de la ciudad más remota y ver venir a una persona con termo y mate para saber que es un oriental.
Y la
selección uruguaya no está alejada de la realidad de la identidad nacional. Uruguay viajó a la
Copa América Centenario de Estados Unidos con 100 kilos de yerba en las maletas.
El mate es un gran factor de unión entre los jugadores del equipo celeste. Como con la mayoría de los uruguayos, suele decirse que el mate genera la ronda de charla para compartir vivencias y anécdotas.
Más allá del mate
Pero no solo de mate vive el equipo seleccionado. Uruguay viajó a la Copa América con un montón de aspectos deportivos en las valijas que llevan a los uruguayos a ilusionarse con la posibilidad de ganar el torneo que significaría la copa número 16 de la celeste, ya que la Conmebol resolvió que el evento es oficial.
¿Yerba, dulce de leche y qué más?
El peso de una camiseta histórica acostumbrada a estas batallas. Basta con recordar la anécdota de Carcajada Correa con José Nasazzi cuando el emblemático capitán uruguayo le dijo: "M' hijo, cuando los rivales lo vengan a saludar no lo van a mirar a la cara, van a mirar el escudo de la camisa. Le temen".
Uruguay viajó con un entrenador mañero, que conoce esta historia desde el lejano 1989 cuando debutó en la Copa América. Oscar Washington Tabárez reúne experiencia en estos torneos donde hay que tomar en cuenta traslados, climas, agotamiento físico y los nervios propios de jugar un torneo donde a partir de la segunda ronda no hay mañana.
El cuerpo técnico lleva un plantel con identidad: de grupo, de equipo, de conducción. Por eso nadie se sale del libreto.
La personalidad es un punto fuerte y un sello del plantel. Uruguay es de los pocos equipos del mundo que no se amilana cuando se le paran enfrente rivales del porte de
Argentina o Brasil.
A nivel futbolístico las ideas están claras. Al margen de gustos por la forma de jugar o plantear los partidos, hay algo que es claro: Uruguay es un rival complicado para cualquiera. Esa chapa se la ganó el seleccionado uruguayo y no hay equipo que le falte el respeto a la celeste antes de jugar.
Los rivales saben que tendrán enfrente a un equipo complicado, al que no se le puede dar un metro de regalo y que no rinde. Eso forma parte también de la identidad de los charrúas.
En la valija también se cargaron individualidades capaces de desnivelar por su propio peso. Es claro que una de las figuras visibles es el goleador de París Saint Germain, Edinson Cavani.
Pero también se debe reconocer a Diego Godín, a quienes muchos consideran el mejor zaguero del mundo.
El bloque defensivo del equipo es solido y consistente. La zona central rinde siempre y su entrega no se discute.
Y el detalle final. Allá perdido en el fondo, en lo más profundo de la maleta, Uruguay lleva nada más ni nada menos que a Luis Alberto Suárez como la incorporación más importante que espera recibir el equipo si logra clasificar a la segunda ronda del torneo. l