Qué dolor

Colombia floreándose. El ole cayendo de la tribuna. Los jugadores celestes que no ven la pelota. El arquero figura excluyente. Casi ninguna jugada elaborada. Y una goleada dura, de esas de las que cuesta levantarse. Uruguay cayó ante Colombia 4-0 por la séptima fecha de las Eliminatorias. Perdió por primera vez en más de un año, pero además de una manera que hace años no se veía: sin levante, sin respuesta y con mucha preocupación para lo que viene.

Toda la planificación se fue al tacho. A los 2 minutos, un derechazo de Falcao en el centro del área, con una marca floja que no llegó a cubrir el centro, puso a Colombia arriba 1-0, y obligó a la celeste a salir a buscar el partido en Barranquilla. El calor, la humedad y todo lo que se había hablado en la previa mostraron a un equipo apocado, quizás excesivamente prudente. Desde la primera jugada, el planteo fue con los once hombres arrancando desde campo propio, buscando no dejar espacios, que sin embargo aparecieron en la primera estocada a fondo del rival: centro desde la derecha, la pelota que cruza el área y Falcao que define fuerte y al medio: 1-0.

Le costó a Uruguay hacer pie, porque Falcao era una pesadilla siempre: parado entre los zagueros, o arrancando desde atrás, no tuvo solución para la marca celeste. Pero fue lo único en ese inicio, más allá de alguna buena intervención de James Rodríguez. Y entonces quedó expuesto que Uruguay no tenía el plan para ir a buscar el partido. Y si lo tenía, las ideas no funcionaban. Forlán y Cavani siempre arrancando de atrás, y sin quien los asistiera, salvo algún pelotazo largo que fue impreciso. Las únicas opciones fueron cuando el equipo pudo subir lentamente y en bloque, como una jugada a los 16 que el Cebolla Rodríguez no pudo definir tras centro de Forlán.

Así, entre la falta de ideas de un Colombia que dominaba territorio y pelota sin profundidad, y un Uruguay que se había quedado sin plan, el partido se estacionó en el mediocampo. Ideal para el equipo de Tabárez, si no fuera por ese gol de Falcao a los 2 minutos que trastocó toda la historia.

El trámite se agravó en los últimos 15 de la primera parte. No fue necesario que Colombia creciera mucho en el juego colectivo, sino que se dio cuenta que a las espaldas de la línea de cuatro encontraba espacios, porque a la defensa uruguaya le costaba cada vez más volver. Teófilo Gutiérrez aprovechó el flanco derecho en las pocas veces que Maxi Pereira se adelantó, y Falcao siguió lastimando tirándole algún pelotazo a Rodríguez, tanto a la espalda de Lugano como de Godín, que si no fueron más peligrosos fue porque Muslera salvó un par y porque los delanteros colombianos no tuvieron precisión en otras.

Así se fue el primer tiempo, duro y preocupante. Pero lo que vino después fue hasta feo de ver. A los dos minutos vino el baldazo de agua caliente: otra pelota a las espaldas de la zaga, Teófilo Gutiérrez que se adelantó a Maxi Pereira y puso el 2-0. Y cuatro minutos después, el acabose: centro cruzado y otra definición de Gutiérrez, para liquidar el partido, cuando iban solo seis minutos del segundo tiempo.

Uruguay quedó expuesto a la goleada, y por eso la reacción fue incómoda, fea de ver, pero realista: a no regalarse atrás –teniendo en cuenta que ya había menos piernas que en el primer tiempo- y cuidar el arco para evitar una goleada mayor.

Claro, el planteo solo alcanzaba para aguantar atrás, porque las piernas no daban para marcar de cerca, para trancar, para enlentecer la pelota como en el primer tiempo. Entonces, Colombia tuvo el balón, y empezó a hacer lo que más le divierte: tocar y buscar espacios, sabiendo que tenía el partido ganado. Si no hubo más goles fue porque Muslera se fue transformando en figura. Hasta que con el tiempo cumplido llegó el cuarto, que redondeó la goleada 4-0.

Ahora lo que preocupa más es lo que viene. ¿Se podrá recuperar el equipo? Se vienen horas duras, y Tabárez deberá recurrir a lo mejor que tuvo en estos años para recuperarse: el grupo.