Fútbol > ELIMINATORIAS
Prohibido emocionarse
Tabárez probó dos equipos, el primero con las caras nuevas y el segundo con los históricos
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09 de octubre de 2017 a las 05:00
Allá van dos botijas corriendo desesperados rumbo a la cancha, dentro del predio del Complejo de la AUF, donde entrena la selección. Uno viste la camiseta número 9 de Barcelona. La gente mira desde la calle la carrera, mientras desde varios sectores salen guardias de seguridad para atajarlos.
Vaya a saber lo que pasaba por la mente de los botijas mientras corrían desesperados en procura de la meta. Su meta. Que no pasaba por el simple detalle de expresarle su admiración a esa especie de héroes, de jugadores inalcanzables que miran por la televisión.
Y llegan. Mientras los propios jugadores gritan: "¡Eh, eh, pará, pará!". Y se detiene el movimiento ante la cara de incredulidad de todos. El chiquilín de la camiseta de Barcelona no llegó a Luis, pero optó por darle respetuosamente la mano a Fernando Muslera. El otro se abrazó con Josema Giménez.
Fue la fuerza de la juventud la que los empujó a saltar el tejido y burlar la seguridad del Complejo, la misma fuerza que empuja en la selección, la que pone al técnico Óscar Washington Tabárez en un aprieto que antes no tenía.
Federico Valverde, Mathias Vecino, Rodrigo Bentancur, Maximiliano Gómez empujan desde abajo y pelean en buena ley por un lugar en el equipo. ¿Qué hacer? Jugar la última fecha, el martes frente a Bolivia en el Estadio Centenario, con la fuerza de la juventud o apelar a los hombres de las mil batallas.
Tabárez sorprendió en el movimiento de ayer. Arrancó con los jóvenes pero terminó con los de experiencia.
Y no debe ser sencillo estar en la piel del técnico porque en esto, como en todos los órdenes de la vida, hay hasta una cuota lógica de agradecimiento, cariño, sentido de devolución. Fueron muchos años, muchas vivencias. Por eso, no le debe haber resultado fácil tomar la medida de dejar fuera del banco a Egidio Arévalo Ríos en el último partido contra Venezuela. Un hombre que dejó la piel por la selección. Pero esto es profesional. Y es lo que mide el entrenador.
Uruguay realizó ayer un movimiento de fútbol pensando en Bolivia y el entrenador paró dos equipos bien definidos. En el primero puso a los jóvenes que tiene para el mediocampo.
Muslera en el arco, Martín Cáceres por derecha, José María Giménez, Diego Godín y Gastón Silva por izquierda.
Los cuatro que colocó en el medio fueron: Federico Valverde, Mathias Vecino, Rodrigo Bentancur y Giorgian De Arrascaeta, mientras que el ataque fue para Suárez y Edinson Cavani.
De Arrascaeta puede jugar unos metros más arriba del resto de los volantes, para quedar más cerca de los delanteros.
Los suplentes lo hicieron con Campaña; Corujo, Coates, Lemos y Nández; Urretaviscaya, Álvaro González, Arévalo Ríos y Pereiro; Stuani y Maxi Gómez.
Mientras se desarrollaba el movimiento, el Cebolla Rodríguez, Maxi Pereira, Carlos Sánchez y Nicolás Lodeiro trabajaron aparte en la cancha dos.
Al cabo de unos 15 minutos se dio paso a los cambios para el segundo chico del movimiento.
Entraron los cuatro jugadores que estaban afuera, los históricos, en la oncena titular. El equipo que terminó contó con Muslera; Maxi Pereira, Giménez, Godín y Cáceres; Sánchez, Vecino, Cebolla y Lodeiro; Suárez y Cavani.
Salieron Valverde, Gastón Silva, Bentancur y De Arrascaeta. Antes de arrancar la segunda parte del trabajo se pudo ver al técnico hablando con Valverde.
Hasta el final del movimiento no se realizaron cambios, por lo que las dudas invaden.
¿Con qué equipo jugará Tabárez ante los bolivianos? Pondrá el equipo con el que arrancó o la oncena con la que concluyó el trabajo? Lo único concreto es lo que el DT dijo en la conferencia: "La única cuenta que hacemos es ganarle a Bolivia".
Vaya a saber lo que pasaba por la mente de los botijas mientras corrían desesperados en procura de la meta. Su meta. Que no pasaba por el simple detalle de expresarle su admiración a esa especie de héroes, de jugadores inalcanzables que miran por la televisión.
Y llegan. Mientras los propios jugadores gritan: "¡Eh, eh, pará, pará!". Y se detiene el movimiento ante la cara de incredulidad de todos. El chiquilín de la camiseta de Barcelona no llegó a Luis, pero optó por darle respetuosamente la mano a Fernando Muslera. El otro se abrazó con Josema Giménez.
Fue la fuerza de la juventud la que los empujó a saltar el tejido y burlar la seguridad del Complejo, la misma fuerza que empuja en la selección, la que pone al técnico Óscar Washington Tabárez en un aprieto que antes no tenía.
Federico Valverde, Mathias Vecino, Rodrigo Bentancur, Maximiliano Gómez empujan desde abajo y pelean en buena ley por un lugar en el equipo. ¿Qué hacer? Jugar la última fecha, el martes frente a Bolivia en el Estadio Centenario, con la fuerza de la juventud o apelar a los hombres de las mil batallas.
Tabárez sorprendió en el movimiento de ayer. Arrancó con los jóvenes pero terminó con los de experiencia.
Y no debe ser sencillo estar en la piel del técnico porque en esto, como en todos los órdenes de la vida, hay hasta una cuota lógica de agradecimiento, cariño, sentido de devolución. Fueron muchos años, muchas vivencias. Por eso, no le debe haber resultado fácil tomar la medida de dejar fuera del banco a Egidio Arévalo Ríos en el último partido contra Venezuela. Un hombre que dejó la piel por la selección. Pero esto es profesional. Y es lo que mide el entrenador.
Uruguay realizó ayer un movimiento de fútbol pensando en Bolivia y el entrenador paró dos equipos bien definidos. En el primero puso a los jóvenes que tiene para el mediocampo.
Muslera en el arco, Martín Cáceres por derecha, José María Giménez, Diego Godín y Gastón Silva por izquierda.
Los cuatro que colocó en el medio fueron: Federico Valverde, Mathias Vecino, Rodrigo Bentancur y Giorgian De Arrascaeta, mientras que el ataque fue para Suárez y Edinson Cavani.
De Arrascaeta puede jugar unos metros más arriba del resto de los volantes, para quedar más cerca de los delanteros.
Los suplentes lo hicieron con Campaña; Corujo, Coates, Lemos y Nández; Urretaviscaya, Álvaro González, Arévalo Ríos y Pereiro; Stuani y Maxi Gómez.
Mientras se desarrollaba el movimiento, el Cebolla Rodríguez, Maxi Pereira, Carlos Sánchez y Nicolás Lodeiro trabajaron aparte en la cancha dos.
Al cabo de unos 15 minutos se dio paso a los cambios para el segundo chico del movimiento.
Entraron los cuatro jugadores que estaban afuera, los históricos, en la oncena titular. El equipo que terminó contó con Muslera; Maxi Pereira, Giménez, Godín y Cáceres; Sánchez, Vecino, Cebolla y Lodeiro; Suárez y Cavani.
Salieron Valverde, Gastón Silva, Bentancur y De Arrascaeta. Antes de arrancar la segunda parte del trabajo se pudo ver al técnico hablando con Valverde.
Hasta el final del movimiento no se realizaron cambios, por lo que las dudas invaden.
¿Con qué equipo jugará Tabárez ante los bolivianos? Pondrá el equipo con el que arrancó o la oncena con la que concluyó el trabajo? Lo único concreto es lo que el DT dijo en la conferencia: "La única cuenta que hacemos es ganarle a Bolivia".
