Incluso en la final, Zidane demostró sus dotes de estratega para hundir a Casemiro en una medular intencionalmente dedicada a jugar. Adelantó a Luka Modrić, liberó a Toni Kroos e hizo retroceder a Gareth Bale para sacar a su rival de la maraña defensiva.
Zidane dio una clase táctica para desbaratar el operativo de uno de los equipos más defensivos (y efectivos a la hora de luchar), del mundo.
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