Bajo su conducción, el equipo uruguayo vivió momentos complejos. De sufrimiento, de esos donde se lo daba por eliminado, pero el DT terminó saliéndose con la suya y metió a los celestes en el mundial.
En esos momentos, lejos estuvo de enloquecerse, de incomodarse por los comentarios en contra, y mucho menos de echar mano a los innumerables pedidos de jugadores que se le reclamaron para intentar salir con manotones de ahogado, apeló a su idea, a su convencimiento.
Y acaso por acá se empiece a explicar uno de los tantos motivos por los cuales la selección uruguaya lidera las Eliminatorias sudamericanas: la paciencia, la coherencia, la convicción.
Allá por octubre de 2012, cuando el temporal invadía a la celeste, el entrenador plantó la cara.
"Por momentos nos ponemos dramáticos, está todo mal, no se evalúan las cosas y no podemos salir a responder a cada uno individualmente, la única manera de responder es teniendo cierta coherencia y considerando esto como un proceso que se inició en 2006 y que todavía continúa y mientras uno sea el entrenador va a ser así".
Y agregó: "Nosotros salimos a repetir cosas que ya dijimos porque se dicen cosas, se sugieren futbolistas que no están dentro de los criterios que nosotros manejamos en el cuerpo técnico. Procuramos manejarnos con profesionalidad. Es por eso que repetimos cosas, y también las repetimos porque estamos convencidísimos de eso".
Y concluyó: "Tenemos criterios con los que venimos trabajando desde hace tiempo y les puedo asegurar que no somos obsecuentes ni fundamentalistas, pero sí nos vamos a seguir apoyando en esos criterios y en las personas que han compartido este camino la mayor parte del tiempo. Yo no me sentiría conforme si clasificamos al mundial y nos salimos de todo esto".
El técnico de los celestes no se apartó de su libreto. Sus jugadores no le fallaron. Ahora se jugó por Matías Vecino, un joven que realizó toda la escalera de las selecciones juveniles, ya que viene desde la sub 15. Y el joven jugador respondió. Tal vez no lució en la medida de lo esperado, pero cumplió un rol sumamente táctico en el juego contra Brasil. Fue aplicado y eso lo llevó a ganarse la confianza del entrenador.
Entonces, cuando el futbolista sale a jugar con confianza rinde y eso se nota en el colectivo.
Cada jugador va a la cancha convencido del rol que tiene que desempeñar y de la función que tiene que cumplir.
"Creo que es algo que tenemos incorporado y lo digo con mucha modestia. Yo les recomiendo ir al campo llevando eso que tienen, mentalizarse y exigirse cuando llegan esos momentos", comentó el entrenador en la última conferencia de prensa.
Por estas horas todo es felicidad en Uruguay. El equipo celeste, como nunca antes, jugada una buena parte de la clasificatoria es líder.
La mayoría de los aficionados se pregunta cuánto hace que el equipo no se encuentra en esta posición.
Y al margen del dato meramente estadístico, cabría preguntarse cuáles son las razones que, a pesar de todas las dificultades que tuvieron que superar, el equipo celeste es el puntero.
Hay caminos que son conocidos, como el proceso de recambio, la apuesta a jugadores que provengan de las juveniles, el proyecto con bases muy firmes.
Pero hay cosas que van más allá de lo que sucede en la cancha y que acercan a la gente a conocer los motivos de este presente de la celeste.
Entre los detalles de la interna de la selección que son poco conocidos por los aficionados está lo que repite el técnico Óscar Tabárez cada vez que se encuentra con sus dirigidos para jugar un partido de fecha FIFA.
Hay tres palabras que el conductor de la celeste les reitera siempre: juego, resultado y comportamiento.
"Esto se los digo todos los partidos. Es mi ayudamemoria para los jugadores en cada fecha FIFA", dijo.
El entrenador explicó a qué obedece cada pedido. "Juego porque tenemos que ir a jugar bien. Va a ir público al partido y quiere ver fútbol, entonces tenemos que jugar", comentó.
"Resultado, porque hay un prestigio, una imagen, en el fútbol profesional es a través del resultado una de las formas de conseguir cosas".
Por último, hizo referencia a la conducta. "Comportamiento, que tiene que ver con el respeto a las reglas, situación que no siempre es fácil cuando por ejemplo vas a jugar de visitante y encontrás un árbitro localista".
El repaso de la era del técnico celeste permite concluir que las reglas impuestas desde un primer momento se respetan.
Generalmente Uruguay no termina con jugadores expulsados. Una vez se le saltó la cadena a Diego Godín con Perú en Lima y a Maxi Pereira contra Brasil en el Centenario. Y con ambos habló personalmente para que no volviera a pasar.
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