Por qué la Américas Rugby Championship es vital para el futuro del rugby

Cómo puede el rugby de América pegar el salto y acercarse a las potencias? Es una de las grandes preguntas del rugby actual. Y algunas pistas son claras: competencia de calidad, profesionalismo y transformación de sus estructuras de alta competencia. ¿Cómo se traduce eso en conceptos concretos? Con desafíos como el que arranca este fin de semana: la segunda edición de la Américas Rugby Championship (ARC), que tiene a Uruguay como protagonista enfrentando en el debut a Estados Unidos en San Antonio el sábado a la hora 18, y luego durante un mes sucesivamente a Argentina, Canadá, Brasil y Chile.

El "Seis Naciones" de América nació hace un año, luego de mucho trabajo político, logístico y económico de las uniones, con el liderazgo de Agustín Pichot, hombre fuerte del rugby argentino. Fue él quien procesó la transformación de los albicelestes al nuevo mundo del rugby profesional: negoció la entrada de Los Pumas en el Rugby Championship en 2012 y de una franquicia argentina en el Super Rugby en 2016. Hoy es vicepresidente de World Rugby y presidente de Rugby Américas, y desde allí empuja a la región al mismo crecimiento que en su momento tuvo Argentina.

Así, la ARC marcó en 2016 el inicio de una revolución para el rugby americano. El objetivo era dar, por fin, un torneo de fuerte nivel a la región, como lo tienen las potencias con el Seis Naciones o el Rugby Championship. Eso se cumplió: un mes de competencia y 15 partidos a lo largo de todo el continente mostraron que el torneo no solo era viable, sino que tiene potencial para crecer en forma robusta.

Fuera de la cancha había (y hay) un objetivo tan o más importante: unificar a la región. Más allá de lo político, la idea es transformar a América en un bloque que compita con las potencias en lo rugbístico, lo económico y lo comercial, para dar otro paso gigante: conseguir una franquicia americana en el Super Rugby (SR), el principal torneo de clubes del mundo, a partir de 2021, cuando venzan los actuales contratos televisivos y, la Sanzaar (entidad organizadora del torneo), busque una nueva expansión.

¿Cómo se ata la ARC a la chance de una franquicia en el Super Rugby? Es que de la misma manera que le ocurrió a Argentina en su momento, la idea de una franquicia americana es un embrión, que la región tendrá que alimentar con firmeza para demostrarle a la Sanzaar que puede estar al nivel requerido. La ARC, a todas luces, es el vehículo fundamental.

En lo económico, América presenta potencial como nadie en el mundo. Con mercados incipientes como los de EEUU o Brasil, alcanza con una mediana penetración del deporte en esos mercados para incorporar cifras que hoy el deporte ovalado necesita como agua, ya que los países donde es pasión tienen relativamente poca población. La ARC es un primer paso para afianzar esas comunidades rugbísticas de los gigantes regionales, que le darían al SR un mercado nuevo. No en vano, el año pasado integró a Sunwolves, de Japón, país de poca tradición rugbística pero un mercado gigante.

La región también aún debe mostrar un crecimiento en el nivel rugbístico, para estar a la altura del Super Rugby. Y en ese sentido, la ARC es la forma de elevar el nivel de competencia de los países, junto a otros torneos internacionales.

En lo organizativo, la ARC también funciona como fuerte ensayo para el desafío logístico que implica un torneo tan global como el Super Rugby.

Y, además que la ARC crezca, se mantenga y se transforme en un negocio rentable permitirá que las selecciones de la región puedan profesionalizarse y con eso acorten terreno con las potencias. Para Uruguay, hoy ese es uno de los principales límites a su crecimiento.

"No es que se esté trabajando puntualmente en la franquicia de 2021, pero sí se tiene en mente. Todas las uniones tratamos de mejorar y profesionalizarnos, tener un rugby más organizado, para que si la posibilidad existe estemos preparados. El escenario está más que planteado y en la cabeza de todos", explicó a Referí Sebastián Piñeyrúa presidente de la URU.

Uruguay dio en estos días un paso importante: el ingreso del jugador de Los Teros Nicolás Freitas a Jaguares, la franquicia argentina en el Super Rugby. Apoyado por Argentina, la chance de que un uruguayo juegue en ese torneo es revolucionario. "Es una manera de irse acercando a ese rugby. Estamos convencidos que el camino de América es tener una segunda franquicia y jugar en SR", explica Piñeyrúa, introduciendo la pata uruguaya del proyecto: oficiar como "fábrica de jugadores" de esa futura franquicia que tendría a EEUU y Brasil como sus mercados principales.

Para que todo ese escenario pueda darse, la ARC tiene la obligación de crecer y afianzarse. Y en su segunda edición, lo está haciendo.

La novedad más grande es la ampliación de la cobertura televisiva. La cadena ESPN se aseguró los derechos de transmisión hasta el año 2020, y será la que más horas en vivo ofrezca de cobertura, además de los canales TSN para Canadá y The Rugby Channel para EEUU. A su vez, la cadena emitirá algunos partidos en diferido en EEUU.

El presupuesto aproximado para esta edición es de US$ 3 millones, alrededor de US$ 500 mil más que en la edición original, producto de la mayor cobertura televisiva, y del hecho que el torneo se juega íntegramente en estadios, otro avance respecto a la anterior edición, "para tratar de darle más jerarquía al evento", sintetizó Piñeyrúa.

Solo queda empezar a jugar, y seguir escribiendo la historia.