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Polilla, perdido en un laberinto

Sin equipo fijo, con su continudad puesta en duda todos los fines de semana por dirigentes que piden su cabeza, Da Silva va a Jardines con la daga al cuello porque si pierde se despide del torneo
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04 de octubre de 2016 a las 10:04

Jorge Da Silva parece perdido en un laberinto. Lleva cuatro partidos sin repetir la misma oncena. El equipo está hundido en la tabla. Hay dirigentes que piden su cabeza pero el presidente Damiani lo respalda. El fin de semana el capitán Carlos Valdez lo encaró y le brindó ánimo. Pero la realidad es que todos los fines de semana se pone en duda su continuidad. Y se le viene Danubio en Jardines. El partido es una especie de daga en el cuello. Si pierde, Peñarol se despide del campeonato.

¿Qué hará el entrenador? ¿Volverá a meter mano en un equipo que no funciona? ¿Con quién prueba ahora? ¿Hasta cuándo soportará el martirio que vive fin de semana tras fin de semana?

Las especulaciones se multiplican. Que debe volver Perg, que sacó mal a Ángel Rodríguez, que Junior Arias es el más peligroso, que Novick no puede quedar en el banco.

La capacidad de Da Silva está fuera de discusión. Es ganador. Lo marca la estadística.

Pero la realidad marca que el rumbo no está claro. En el último mes el entrenador aurinegro probó de todo. De hecho nunca repitió la misma oncena. Desde el triunfo 2-0 contra Fénix los cambios se incrementaron.

El partido donde más intentó sacudir fue contra Juventud. El equipo venía de empatar 0-0 con Boston River y el DT metió cinco modificaciones.

Pero nada cambió. El equipo perdió 0-1 con los pedrenses.

Las historias del vestuario

Polilla está perdido en un laberinto que incluso es fomentado por los dirigentes. Está claro que la directiva está fracturada. Unos quieren la cabeza del DT y otros, con el presidente a la cabeza, lo respaldan. Bajo esta realidad es difícil no perderse en el laberinto.

La realidad es que, en el último mes, no hubo partido donde los integrantes de la directiva no bajaran al vestuario. Y se armó una telenovela plagada de capítulos. Todo aumentado por el morbo de las redes sociales que hablan del famoso teléfono de Damiani.

El primer capítulo de la telenovela fue cuando Peñarol empató con Boston River y el presidente hizo público su deseo de contratar al técnico Guillermo Almada. Damiani aclaró posteriormente que se interpretó mal lo que dijo.

El segundo capítulo se registró tras perder con Juventud. Fue cuando el consejero Ricardo Rachetti bajó a camarines. Circuló la versión en todo el Estadio que le iba a pedir la renuncia al entrenador. Lo desmintió el propio dirigente.

Sin embargo, Rachetti reveló a Referí que Da Silva le dijo que "lo mejor es que le diga al presidente que doy un paso al costado".

Minutos después aparecieron el presidente Damiani y el vice Walter Pereyra y el entrenador modificó su postura.

Da Silva se llamó a silencio. Le recomendaron no brindar declaraciones. Pero el que se expresó fue el profesor Pablo Placeres que expresó en CX 22: "A veces se es injusto con la valoración personal de nuestro cuerpo técnico. Estamos en un momento donde la burla es parte constante de la forma de comunicación social, la burla, el denigrar, el rebajar al otro, y a veces sufrimos una crítica desmedida y a su vez falta de conocimiento para hacer una crítica como cuando se habla en forma errónea".

El preparador físico agregó: "El otro día escuché a un periodista en el programa deportivo más importante de este país decir: 'se dice que no trabaja' (por el cuerpo técnico de Peñarol). Si él dice eso es una valorización muy dura y muy injusta. Si usted me dice que el cuerpo técnico más exitoso de los últimos 10 años del fútbol uruguayo no trabaja, que dejamos para los demás".

El respaldo que faltaba

Peñarol, para descomprimir la situación, se fue unos días antes del partido con Plaza a Conchillas. Se aisló para evitar que el plantel fuera contaminado por los comentarios.

El equipo volvió a quedar en deuda, no pasó del 0 a 0 con Plaza y en Colonia se vivió otro capítulo de la telenovela: los dirigentes volvieron al camarín. Como el presidente Damiani no viajó, no se tomaron medidas.

Fue entonces cuando se apersonó el capitán Carlos Valdez y le brindó su respaldo al entrenador.

Jardines, una salida peligrosa

El fin de semana el Polilla va a Jardines perdido en un laberinto de versiones. Que hay dirigente que lo quieren sacar, que esperan que renuncie, que tiene que terminar el torneo, que el plantel lo respalda. La realidad lo ratificaron en su cargo en los últimos tres partidos.

Y ahora se ve ante la misión de tener que ganar en Jardines. No tiene la golero Gastón Guruceaga y jugará Frascarelli. ¿Será el único cambio? Las dudas invaden. Si Peñarol pierde le dice adiós al campeonato.

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