Santiago De Ávila y Andrés Lamas
Germán Rivero y Mathías Suárez
Ezequías Redín y Carlos Rodríguez
Carlos Rodríguez, el rey de las alturas
Nicolás Dibble y Miguel Amado, el crack de Plaza no pudo desnivelar
Andrés Lamas y Germán Rivero
El Nico Olivera volvió a destilar magia
Hinchada de Plaza Colonia: la ilusión está intacta
Kevin Dawson

Fútbol > CLAUSURA

Perdió la punta, pero no la esperanza

Plaza Colonia empató a pura actitud 1-1 con Defensor Sporting y dejó de ser el líder
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30 de abril de 2016 a las 19:19


Plaza Colonia va al frente. Ideas no le sobran. Pero a sus jugadores el alma se les sale por el pecho. A puro centro arrincona a un Defensor Sporting que durante 60' lo tuvo corriendo atrás de la pelota. Empatan 1-1 y en los descuentos hay dos jugadas de pelota quieta, el plato favorito del Pata Blanca. Pero no hay caso. El marcador permanece inmutable al final. Por eso, Plaza se baja de la punta del Clausura. Pero su espíritu de lucha le asegura que el sueño de campeonato siga intacto.
Con el triunfo del viernes de Peñarol (1-0 a Liverpool), el equipo de Eduardo Espinel estaba obligado a vencer en el Franzini para mantenerse como único líder.

Pero esa presión extra no modificó el estilo ni la forma de encarar los partidos del equipo coloniense. Plaza armó su fuerte de resistencia con dos líneas de cuatro, buscó en largo al centrodelantero Germán Rivero y esperó que los espacios se fueran abriendo.

Defensor Sporting, un alma en pena en este Clausura, tuvo terreno y buena circulación de pelota porque Felipe Rodríguez y el Nico Olivera se la jugaron redondita toda la tarde.

Con 10 tiros al arco, nueve tiros de esquina y cinco claras situaciones de gol generadas, el violeta recitó un monólogo en el primer tiempo ante un rival que no fue capaz de tirarle una sola vez sobre su valla.

Lo único que le faltó al local en su gran primer tiempo fue puntería: a Maxi Gómez se lo atajó Kevin Dawson, Felipe tuvo un par donde careció de potencia, el Zurdo Lamas se zambulló y metió el puntín apenas desviado y el intento del juvenil Carlos Benavídez, de buen primer período, también fue salvado por el golero.

Plaza, que gusta de darle la responsabilidad de la administración del balón al rival, sintió tanto el asedio violeta que en el segundo tiempo adelantó sus líneas, sabedor de que de mantenerse el trámite iba a perder el partido.

La pelota empezó a pasar más por Nicolás Milesi, el eje medio del equipo, el que juega y hace jugar a los colonienses. Pero Defensor, seguía siendo mejor y más profundo a la hora de atacar y a los 55' llegó la más que merecida apertura en una pelota que recorrió la línea entre un desesperado mar de piernas y que terminó con una bomba de Felipe Rodríguez que más que definición fue una descarga de bronca, por lo porfiada que estaba la pelota para entrar, por lo torcida que ha sido la temporada del equipo.

Conla ventaja en la mano, el pecado de Defensor fue el repliegue. Instintivo ante la reacción de un rival que jugaba a poner pelotas largas a espaldas de su línea de cuatro. Querido por un entrenador que sacrificó a Rodríguez y Olivera con sus cambios sacando a los mejores. Inevitable cuando salió sentido Guillermo De los Santos, que había dominado claramente a los atacantes de Plaza.

Facundo Waller y Nicolás Dibble, con remates de afuera del área, le dieron forma a la reacción. La misma se consumó a los 83' en una jugada de pelota quieta donde cabeceó el zaguero Carlos Rodríguez -una muralla con voz de mando y aires caudillescos cada vez que pisa el área rival-, Yonathan Irrazábal tuvo una respuesta flojísima y Federico Puppo la empujó en la línea de cabeza.

Los últimos 12' fueron dramáticos. Plaza, -ímpetu, alma y vida- fue en busca del triunfo y del liderazgo. La ilusión se mecía en el viento como los globos blancos y verdes que llevan sus hinchas por todas las canchas. "Para ser campeón, hoy hay que ganar", cantaba su hinchada. Y no se trataba de un delirio febril provocado por el inhóspito frío del Franzini. Defensor Sporting vivió 12 minutos acorralado. Pero resistió a un remate de Dibble a la carrera y también a un par de pelotas quietas.

Luchando hasta el final y sin mayores argumentos que los narrados, Plaza sueña. Aunque un ligero tropezón lo haya bajado de la cima.

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