La estatura de Antonio Pacheco en el fútbol uruguayo y, sobre todo, en Peñarol, sigue creciendo con el paso de los partidos y de los récords que bajan y se baten.
Como se informó en los últimos días, el clásico del pasado domingo para el actual ídolo carbonero fue el número 55, por lo que quedó a solo dos de Omar Caetano, quien más disputó.
La familia de Caetano casualmente tiene un lugar muy especial en el corazón del capitán aurinegro, ya que fue el exlateral izquierdo de los años de 1960 y 1970 quien lo llevó a jugar al club cuando era técnico de las divisiones menores. Inclusive con su esposa Rosita, Tony tiene una estrecha relación en la actualidad, más desde que en 2008 Cacho falleciera.
Para los hinchas de Peñarol, la figura de Pacheco en la actualidad se puede comparar con lo que fue Pablo Bengoechea hace unos 10 años, en épocas del Cr. José Pedro Damiani en la presidencia de la institución y cuando se le mandó hacer una estatua que se encuentra en Los Aromos.
Es el último ídolo en cancha que tiene el club y seguramente pasen muchos años para que se vuelva a dar un idilio así entre un futbolista y la hinchada carbonera porque hoy no se ve un sucesor en ciernes.
El número inalcanzable
Con sus 27 triunfos clásicos, quizás no se tomó conciencia de que Pacheco no solo superó en un partido ganado a Pablo Bengoechea. Hay que pensar en verdaderos cracks quienes también supieron ser ídolos del club que no llegaron ni cerca de esa cifra. Solo por citar algunos están Néstor Goncalves, Obdulio Varela, Alberto Spencer, Omar Míguez, Juan Eduardo Hohberg, Juan Alberto Schiaffino, Julio César Abbadie y Fernando Morena.
El hecho más significativo para demostrar lo que es ganar 27 clásicos lo da la siguiente pauta: si se va para atrás cronológicamente en partidos de estas características, tanto Nacional como Peñarol, los dos grandes del fútbol uruguayo, demoraron 17 años en conseguirlo.
Es decir, desde el 1° de diciembre de 1996 –por la Liguilla– hasta hoy, Nacional ganó la misma cantidad de clásicos que Pacheco. Y desde el 13 de octubre del mismo año –por la final del Uruguayo–, hasta la fecha, sucede exactamente igual con Peñarol.
Son simplemente números, estadísticas, fechas. Pero también son hechos que engrandecen lo que es la figura de un jugador que es el más admirado por los manyas de hoy y de otros que peinan canas, aquellos que lo lloraron cuando lo fueron para Wanderers durante toda una temporada.
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