El delantero uruguayo de Lanús, Santiago “el Tanque” Silva, tuvo una noche de furia este miércoles en Rancagua, donde su equipo enfrentó a O’higgins en el útlimo partido de la fase de grupos de Copa Libertadores.
La bronca de Silva fue con el juez brasileño Wilton Sampaio, quien sancionó un penal a los 84 minutos de juego cuando el partido estaba 0-0. Antes de que se ejecutara la pena máxima, el uruguayo le protestó al juez acaloradamente y se ganó la amarilla.
Luego, Pablo Calandria, del equipo chileno, pateó la falta y el golero Agustín Marchesin lo atajó, dándole vida a su equipo, ya que si era gol quedaban eliminados.
Y Silva, en vez de celebrar la atajada de su arquero, volvió hacia donde estaba el juez y algo le dijo, por lo que el brasileño le mostró la segunda amarilla y la roja. ¿Para qué? El delantero se calentó y parecía un toro embravecido que apuntaba hacia el árbitro, pero sus compañeros lograron pararlo y tranquilizarlo.
“Ya está, Silva, ya está”, dijo el comentarista de FOX Sports, Fernando Niembro, al narrar la jugada.
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