Federico Vigevani con su placa de diamante, que YouTube entrega a los canales que pasan las 10 millones de suscripciones

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Federico Vigevani, el youtuber uruguayo con 11 millones de seguidores: entre la adicción a las redes y satisfacer a sus seguidores

"Estoy todo el tiempo pensando en videos, videos, videos", indicó Vigevani
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13 de julio de 2021 a las 05:02

Las suscripciones de su canal de YouTube son tres veces la población de Uruguay. Las visualizaciones totales prácticamente duplican a los habitantes de China. Con más de 11,6 millones de seguidores, Federico Vigevani (26) es el youtuber uruguayo con más fanáticos en todo el mundo y también el influencer que más seguidores convoca entre sus tres redes sociales: tiene 9,8 millones en TikTok, 4,9 millones en Instagram, 1,4 millones en Twitter y 642 mil en Facebook.

Hizo toda clase de videos. Bromas pesadas, retos extremos, cámaras ocultas y videoblogs en los que han aparecido desde su exnovia hasta niños, amigos y familiares. En sus registros fílmicos pasó de reunir con sus amigos a 500 personas en la explanada de la Intendencia de Montevideo a trabajar solo, después ensayar un canal con su entonces novia y volver a la dinámica en equipo hasta multiplicar su público a millones.

Una pelea con su "ex" mejor amigo disolvió Dosogas, su primer proyecto en YouTube, que crearon juntos en 2014. El grupo estaba compuesto por tres amigos, que protagonizaban una serie de bromas en las calles de Montevideo y la temática enseguida tomó popularidad en Uruguay. Su éxito llevó a que dos de ellos viajarán a México –donde Vigevani reside hoy en día– a probar suerte en el afán de expandir su público y captar la llegada de más latinoamericanos.

Alejado de su familia pero enfocado en crecer, Vigevani ahora encabeza desde allí un nuevo proyecto con seis niños –que son sus vecinos–, con los que sube videos a diario. Su contenido abarca temáticas adolescentes, “picardías”, pero sigue atado al viejo concepto que le dieron sus padres hace unos años: no decir “malas palabras”.

El youtuber, que sigue de cerca los comentarios de sus seguidores y toma cada consejo para crecer en la capital mexicana, reconoce que, pese a estar lejos, por momentos se olvida de su familia ante la alta demanda de videos y admite que sus ganas de “ser el mejor”, atadas a un ritmo sin pausas para generar creaciones a diario, lo llevan a ser un adicto a la tecnología.

Con la ayuda de un editor que contrató en 2020, comenzó a subir videos todos los días –como ya había hecho en Dosogas durante 2017– y a mostrar gran parte de su vida en las redes sociales. Después de sufrir complicaciones mentales y físicas en las que “nada” lo conformaba, dice haber encontrado el “punto estable” en su vida y trabajo. A continuación, un resumen de la entrevista con El Observador:

¿Cómo fue la experiencia de volver a grabar videos diarios para YouTube después de haberlo hecho en Dosogas?

Empecé a subir a diario de nuevo en marzo de 2020. Al principio, me costó arrancar porque si bien antes, en Dosogas, subía a diario y estaba acostumbrado, me costó un poco volver a ese ritmo. Siempre digo que una vez que pasa un mes de hacer todos los días lo mismo uno se acostumbra mentalmente. Hay gente que piensa que grabar un video diario debe ser re difícil o que la debo de pasar muy mal, pero yo siento que es acostumbrarse. Toda mi vida quise ser el mejor, y no es por hacerme el agrandado, sino que quiero ir por más y no quiero parar. Así nací y es algo que me gusta. Tengo una persona que me ayuda con las ideas para los videos –que es mi editor y se llama Boomscar– porque grabar uno por día también tiene sus contras. A veces me pasa que me quedo sin ideas y por esa razón no subo videos, lo cual no es algo que me guste. Se me hace más fácil organizar todos los videos de la semana y levantarme ya sabiendo qué voy a grabar.

En ese afán de querer ser “el mejor”, ¿te ensañás mucho con los números que tienen los videos?

Casi todo el tiempo estoy con la aplicación YouTube Studio, que te muestra las estadísticas. Estoy todo el tiempo entrando y viendo cuántas vistas van, en cuánto tiempo, o cuántos suscriptores subí en el día. No es solamente por un vicio, sino para analizar cómo voy y ver que si voy mal, tengo que hacer algo para cambiarlo. Para mí, es muy importante que las personas que trabajan en redes (sociales) estén todo el tiempo fijándose en las estadísticas o en los comentarios de la gente para saber qué es lo que quieren ver.

¿Hasta qué punto llega ese “vicio”? ¿Pasás mucho tiempo con el celular?

Yo vivo solo, entonces: ¿qué hago en mi casa si no es grabar o comer? Estoy solo todo el tiempo y paso todo el día con el celular. En el gimnasio lo dejo, obviamente, pero después, cuando vuelvo, como con él porque me aburre hacerlo mirando a la pared y prefiero ver videos en YouTube. Siempre hay tecnología en mi vida, todo el tiempo. Y me gusta.

Estoy todo el tiempo pensando en videos, videos, videos y a veces no respondo el grupo de la familia o sus llamadas. Imaginate, estoy a punto de grabar y me llama mi madre por videollamada… no puedo atender porque sino no grabo más.

¿Vale la pena grabar todos los días? ¿Qué tantos pros y contras deja?

Lo malo de subir a diario es que te cansás más, que hay que tener más ideas, pero lo bueno es la parte económica y la cantidad de suscriptores que uno sube. Cambia totalmente la velocidad. Muchísimo. Para mí, crecer seis millones en un año (2020) fue una locura... Pero sí, vale la pena. Creo que nunca pararé de subir a diario. Por ahora.

Afín a mirar sus estadísticas, Vigevani contó que está "todo el tiempo" mirando las vistas de sus videos o cuántos suscriptores subió en un día

¿Fue difícil variar el contenido? Pasaste de las bromas más duras a los videoblogs y ahora hacés videos casi que infantiles.

Todo fluyó naturalmente. Hay mucha gente que piensa que como grabo videos con niños es todo muy family-friendly (amigable para las familias) al extremo y no es así. Si uno ve los videos, los niños tienen sus picardías y cada tanto tiran una mala palabra o tocamos temas que no son tan de su edad. En su momento, la sociedad era otra y nadie te cancelaba por hacer lo que hacíamos en ese momento (con Dosogas), pero hay muchas cosas de las que me arrepiento y digo “qué pelotudo que era”. Ahora estoy en el límite; ni tan family friendly ni en el estilo Dosogas. 

¿Estar todo el tiempo pensando en función de las redes te lleva a olvidarte seguido de tu familia?

Me pasa mucho. Eso está horrible, aparte, ellos me lo dicen a veces. Me ha pasado que mi madre me reta por eso. Estoy todo el tiempo pensando en videos, videos, videos y a veces no respondo el grupo de la familia o sus llamadas. Imaginate, estoy a punto de grabar y me llama mi madre por videollamada… no puedo atender porque sino no grabo más.

Es un ejercicio difícil, entonces, distinguir entre lo que filmás para un video y lo que forma parte de tu vida personal...

Como grabo a diario, hay muchas cosas personales que la gente ya las sabe porque las muestro en los videos. Como es uno por día, de 10 a 15 minutos, a mí me sirve grabar lo que sea para que la gente se divierta, pero también para rellenar. Hay veces que muestro cosas muy personales. La gente no sabe exactamente cómo soy, porque si bien en los videos soy yo realmente, a veces exagero un poco la forma de hablar o la felicidad. Hubo muchas veces que grabé videos no estando tan feliz, pero me pasa mucho que en la calle digo “hola” como una persona normal y me saludan y me dicen “ah, Fede, ¡pensé que eras más hiperactivo o que ibas a estar más contento!”. Todavía la gente no lo entiende muy bien. 

A mí me afecta mucho no subir (videos) por dos o tres días

Da la sensación de que ahora hay más vías para atraer al público que antes, ¿es así?

Sí, siento que hay mucha más gente con un celular hoy en día. En 2014, cuando empecé, uno miraba los videos en la computadora, pero ahora hay mucho más acceso a internet y a YouTube. Yo no hago videos para un público en específico, sino que los grabo para que se suscriba la gente que quiera. Por ejemplo, en los títulos no pongo un nombre en específico, sino “mi amigo” o “mi exnovia” y eso capta un público general. 

El canal Fede Vigevani alcanzó los 11 millones de suscriptores el pasado 15 de mayo

En 2020, durante tu mejor momento en números, te fuiste de vacaciones desde México a Uruguay para tomarte un descanso. Eso te llevó a bajar el ritmo de los videos y a subirlos cada tres o cuatro días en vez de cada 24 horas. ¿Cómo se sintió después de un año sin pausas?

Para mí no subir videos por tres días es como si una persona que sube uno o dos por semana no subiera por un mes. Así se siente. A mí me afecta mucho no subir por dos o tres días. Pago por eso. La gente se olvida y después desaparece por unos días. Las vistas bajan, pero retoman a la semana.

¿Por eso decidiste contratar un editor?

En realidad, el año pasado cuando empecé a hacer videos con mis vecinos yo los editaba por mi cuenta porque sentía que no había necesidad (de hablar con un editor). Subía los videos cada tres días y no tenía problemas en editarlos. Por esto del coronavirus, a un amigo lo sacaron de su empresa y justo me habló y me dijo si podía editar mis videos. Le dije que sí, porque me caía muy bien y sentía que era un buen editor, y empezamos a trabajar juntos. Al mes, decidí comenzar a subir a diario. Fue clave porque yo no podía editar más, ya mi cabeza no me daba. Lo hice en Dosogas un año entero y siento que, por estar todo el día encorvado en la silla editando, quedé mal mental y físicamente.

Vigevani, de 26 años, con dos de sus placas de YouTube

Hace poco, en una charla distendida con el youtuber Carlos Lang, contaste que estuviste cerca de sufrir una depresión en 2018, pero no diste demasiados detalles. ¿Qué te pasó?

No fue depresión, pero fue un momento de estrés. Fue por la pelea que tuve con el exintegrante de Dosogas, que estuvo harcorde (difícil) porque fuimos mejores amigos por 10 años y en un año nos peleamos. Cuando terminó todo eso yo estaba con Nicole (García) –mi novia en ese momento– y ella me ayudó a sentirme mejor. Estaba bien, solamente que no en mi mejor momento. Fue salir de Dosogas y pensar: “Ahora tengo que ponerme las pilas solo”.

Con mi exnovia empecé un proyecto llamado Fedecole y paralelamente seguí con mi canal Fede Vigevani. Pero no encontraba el punto en el contenido. Nada me conformaba. Y me daba cuenta que le estaba copiando a muchos youtubers que la estaban pegando en ese momento. Por suerte, después supe encontrarme.

¿Cómo se hace para volver a confiar en un proyecto después de vivir una situación así?

Demora un tiempo y es orgánico. En el último año de Dosogas, en 2018, ya por dentro decía “quiero que termine el proyecto”, porque sentía que solo podía. Y no solo solo, sino sin esa persona (por su compañero), con quien no coincidíamos mucho con las ideas y todo el tiempo habían choques. Es algo normal que le pasa a mucha gente. Pero el año pasado me di cuenta que solo, sin nadie, no puedo porque si estoy en mi casa solo no se me ocurre qué grabar. Solamente, hay ciertas personas en el mundo que triunfaron solos, como HolaSoyGermán, Auronplay, Rubius… es gente que siento que está a otro nivel. 

El año pasado tuve una época en la que no comía porque estaba muy enfocado en los videos. No sé cocinar, tampoco me gusta, entonces estuve en mi peor estado físico: llegué a pesar 60 kilos y mido 1.80.

En tu canal de YouTube los videos ahora mantienen siempre una línea estética, un pienso, y se nota que hay un trabajo y una intención detrás, sobre todo, en mostrar colores vivos en las miniaturas. ¿Le das mucha importancia a esas cosas?

Me considero un extremista. Por ejemplo, la saturación de la cámara y el contraste los tengo al máximo. En vez de meter los colores en la edición, la dejo automáticamente en la saturación. Por eso, si entrás a mis primeros videos del año pasado con los vecinos los colores se ven apagados. Recién a mitad de año me di cuenta que, como me enseñó una profesora de diseño gráfico, a los niños les atraen mucho más los colores vivos. También cada tanto les pido a los vecinos si pueden venir con ropa de colores para que sea vea todo más colorido.

El youtuber fundador de Dosogas encabeza un proyecto llamado La vecibanda junto a sus vecinos

¿Qué percepción tenés sobre el cuidado de tu imagen?

En mi caso, mis padres siempre me dijeron que no les gusta que diga malas palabras en los videos. Siempre me quedó eso guardado en la cabeza y ahora siento que soy mucho más family-friendly porque me ven muchos niños, aunque las estadísticas marcan que mi público más grande es de 18 a 24 años. Siempre tengo que mantener una imagen limpia, sin tantos insultos, porque hay niños que ven los videos con los padres y no puedo decir cualquier cosa. Además, porque también grabo videos con niños, que son mis vecinos.

¿Te preocupás por cuidarte físicamente?

Sí. El año pasado tuve una época en la que no comía, no porque no me guste, sino porque estaba muy enfocado en los videos. No sé cocinar, tampoco me gusta, entonces estuve en mi peor estado físico: llegué a pesar 60 kilos y mido 1.80. Estaba muy mal. Por suerte, una de las madres de mis vecinos me cocina desde hace un año, me hace todas las comidas del día. Busqué un entrenador, voy al gimnasio todos los días y me gusta mucho mostrar mi cambio físico y que la gente también haga ejercicio para sentirse mejor. Siento que mantener mi mente fresca y un buen estado físico para no estar cansado es muy importante para levantarme con energía, sobre todo en mi caso que grabo todos los días.

Algunos youtubers reconocen que aprenden y se inspiran mucho de otros y están también los que dicen que es fundamental ser auténtico y tener talento. ¿Cuál fue la clave en tu caso?

Creo que va mucho en la personalidad y que uno nace con eso que puede ser divertido para ciertas personas. Yo veo a gente que quiere empezar en YouTube pero se ve tímida o aburrida. En mi caso, lo que funcionó fue la constancia y que nunca dejé de creer en mí. Siento que es muy importante que cada uno crezca en sí mismo y nunca rendirse. Yo he luchado muchas veces, he peleado, me he caído, me he levantado, hasta que supe encontrar mi punto estable, sobre todo emocionalmente. Tuve mucha suerte al encontrar un buen equipo, y eso es muy importante. Sin agrandarme, siento que siempre la tuve clara en esto de YouTube. Que supe cómo funcionaban las cosas, que entendí muy bien al público en lo que quería y que tuve esa facilidad de hacer reír a la gente, por más de que antes era un poco tímido.

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