El tribunal de apelaciones de Porto Alegre ratificó por unanimidad de sus tres miembros este miércoles la condena a prisión del expresidente Luis Inácio Lula da Silva por los delitos de corrrupción y lavado de dinero, tal como había resuelto en julio pasado el juez anticorrupción, Sergio Moro.
El último de los magistrados también falló en línea con la decisión que habían tomado sus dos antecesores.
Pese al fallo ratificatorio, todavía es prematuro señalar que el expresidente irá a prisión, ya que eso solo puede suceder una vez que se agoten todos los recursos de segunda instancia.
De todas formas, en caso de que finalmente debiera enfrentar la prisión, Lula podría solicitar un recurso de hábeas corpus ante el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) y recurrir a su vez ante el Supremo Tribunal Federal (STF).
El fallo de los jueces del tribunal de apelaciones de Porto Alegre, que ratificó la condena en segunda instancia del expresidente Lula da Silva por corrupción y lavado de dinero, lo inhabilita desde el punto de vista electoral, lo que en Brasil se denomina ley de ficha limpia.
No obstante, Lula podría ingresar en la carrera electoral para las elecciones de octubre de 2018 gracias a una eventual medida cautelar dispuesta por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
El plazo para la inscripción de candidaturas recién se abrirá el próximo 20 de junio y culminará el 15 de agosto.
Mientras tanto, la defensa tiene ahora un plazo de 15 días para presentar ante el Supremo Tribunal de Justicia un recurso especial en el que pida discutir el mérito de la acción o su nulidad. En tanto, ante el Supremo Tribunal Federal la defensa dispondrá del mismo plazo para cuestionar la condena o pedir la nulidad del proceso con un recurso extraordinario. La aceptación del pedido de nulidad obligaría a realizar un nuevo juicio de primera instancia.
No existe un plazo de antemano para tomar decisión en torno a dichos recursos pero la decisión del STF será definitiva.
El tribunal de apelación juzgó este miércoles el recurso presentado por el expresidente brasileño Lula da Silva contra una condena a casi 12 años de cárcel por corrupción, que puede echar por tierra sus ambiciones de volver al poder.
La sesión se abrió esta mañana en Porto Alegre, sitiada por las fuerzas de seguridad ante el riesgo de enfrentamientos entre los partidarios de Lula, que llegaron en masa a la ciudad, y grupos de derecha que también llamaron a manifestarse para pedir que el exmandatario (2003-2010) vaya a la cárcel.
Lula, de 72 años, podría ver amenazada su participación en las elecciones presidenciales de octubre, en las cuales aparece como favorito en los sondeos.
El expresidente apeló en libertad la sentencia, dictada en julio por el juez Sergio Moro en el marco de la investigación Lava Jato sobre una gigantesca red de desvío de dinero en Petrobras.
Lula prometió dar batalla hasta el final, en un encuentro el martes por la noche en Porto Alegre ante miles de partidarios vestidos con el color rojo del Partido de los Trabajadores (PT) y del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
"Solo una cosa me sacará de las calles de este país, y será el día de mi muerte. Hasta ese momento, lucharé por una sociedad más justa. Cualquiera sea el resultado del juicio, seguiré luchando por la dignidad del pueblo", afirmó.
Varias calles de la ciudad están empapeladas con propaganda a favor de Lula; uno de los carteles llama a sus simpatizantes a "no dejar que lo condenen, no dejar que lo capturen", junto a un retrato en primer plano y en blanco y negro del expresidente.
Lula fue condenado por el juez Moro como beneficiario de un apartamento en el balneario paulista de Guarujá, ofrendado por la constructora OAS a cambio de contratos en la estatal Petrobras.
El expresidente se declara inocente. Su defensa sostiene que no existen pruebas suficientes para condenarlo y denuncia una conspiración para evitar que vuelva al poder.
En materia electoral, una condena por corrupción torna a Lula "inelegible" según la legislación brasileña, aunque también caben recursos que le permitirían ganar tiempo e incluso registrarse como candidato y hacer campaña.
La dirección del PT planea reunirse el jueves para proclamar su apoyo a una candidatura de Lula, cualquiera sea el fallo del TRF4.
Y el partido está dispuesto a dar combate, aunque hasta ahora no ha conseguido reponerse de los golpes recibidos estos últimos años: graves acusaciones de corrupción contra muchos de sus principales dirigentes y la destitución en 2016 de Dilma Rousseff, heredera de Lula, acusada por el Congreso de manipular las cuentas públicas.
"No trabajamos con la posibilidad de que Lula vaya a la cárcel" y en caso de un fallo condenatorio, "vamos a luchar en las calles y alzar el tono, porque pensamos que la democracia está en riesgo", dijo a la AFP la presidenta de PT, Gleisi Hoffmann
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