El papa Francisco, que se recupera de una bronquitis, salió este viernes a las calles de Roma para darse un baño de multitudes con ocasión de la festividad de la Inmaculada Concepción.
El jesuita argentino, que cumple 87 años la próxima semana, se desplazó en la tarde a la Plaza de España para rezar ante una estatua de la virgen, una tradición anual en Italia, donde el 8 de diciembre es festivo.
En un día frío y gris, el papa se acercó a la multitud en su silla de ruedas para estrechar las manos de los turistas y los romanos apostados detrás de una barrera.
Jorge Bergoglio llegó con bastón delante de la escultura y rezó "por todos los pueblos oprimidos por la injusticia y la pobreza y que padecen la guerra".
"Miren al pueblo ucraniano martirizado, el pueblo palestino y el pueblo israelí que han vuelto a caer en la espiral de violencia", afirmó.
A mediodía, el pontífice tuvo su primera comparecencia en la ventana de la plaza de San Pedro desde finales de noviembre, después de que una bronquitis lo obligara a guardar reposo y a rezar la plegaria del Ángelus desde su residencia.
El pontífice tuvo que cancelar su viaje a Dubái para participar en la cumbre del clima de la ONU (COP28) a principios de diciembre debido a la infección.
El papa tiene una salud frágil y sufre un dolor agudo de rodillas, tiene problemas en las caderas y en el colon. En junio se le practicó una cirugía abdominal y en marzo estuvo ingresado por problemas respiratorios.
(Con información de AFP)
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