Mujica y el Frente Amplio se ven envueltos en luchas de poder internas

El distanciamiento del presidente José Mujica con una parte del Movimiento de Participación Popular (MPP) y los pasos que comienza a dar el mandatario para crear un nuevo sector dentro del Frente Amplio (FA), con el fin de posicionar a Raúl Sendic como potencial integrante de la fórmula presidencial para 2014, tienen más de una explicación. Por un lado, con un MPP carente de otro líder, Mujica piensa en su sucesión, pero también lo hace en la estructura de poder que tiene la izquierda, enrevesada, y con una pata en el gobierno y otra en la fuerza política.
A eso se suman los problemas que ha tenido el FA en los últimos dos años, con fuertes discusiones internas, tensión permanente entre dos corrientes ideológicas y hasta escisiones más o menos relevantes por luchas de poder. Esto también obedece a ese complejo entramado de poder en la izquierda y a los problemas de liderazgo que tiene el FA (ver página 11).
Según el analista político Daniel Chasquetti, el poder dentro del FA está dividido en dos grupos: el MPP por un lado y el Frente Líber Seregni por otro.

Sobre este mapa, Chasquetti entiende que todos los problemas que tiene el presidente con su sector “se los compró el propio Mujica”. El analista recuerda que cuando Mujica fue candidato en 2009 “se comprometió” con el MPP, pero sobre todo con el Partido Comunista de Uruguay (PCU) “a darles participación y mayor injerencia en el gobierno”.
La alianza MPP-PCU fue la que le permitió a Mujica dominar el Congreso del FA que lo proclamó candidato en diciembre de 2008, y ganar la interna contra Danilo Astori (Frente Líber Seregni) en junio de 2009.

A diferencia del ex presidente Tabaré Vázquez –dice Chasquetti– que tomó distancia del partido y armó su estructura de poder con base en el gabinete de ministros y en la bancada parlamentaria, el presidente Mujica aseguró participación en el gobierno a su base político-partidaria.

“Pero una vez en el gobierno ese compromiso comenzó a ser un problema para Mujica. Cada vez que consultaba, estos sectores hacían sentir su peso político”, dijo Chasquetti a El Observador. Pasó con la discusión sobre la distribución del ingreso, con los cambios tributarios y con la creación de nuevos impuestos, como el que se implementó a la concentración de tierras (ICIR). Ambos temas fueron abiertos a la discusión partidaria, lo que generó fuertes debates entre Mujica y el vicepresidente Astori.
Así gobernó Mujica durante sus primeros dos años (2010 y 2011), tironeado desde la izquierda del FA por los sectores marxistas y leninistas.
Mientras, del otro lado, se consolidó una corriente encabezada por Astori, que hizo de los cambios estructurales en el FA su bandera política más importante en la interna del oficialismo. El objetivo fue modificar la correlación de fuerzas de la coalición para restarle poder de veto al binomio MPP-PCU, sobre todo en las bases militantes y su participación en los organismos de dirección del FA. Pero esto no tuvo éxito y el binomio, aunque separado, siguió con su peso específico dentro de la estructura de la coalición.
E
n este escenario, el FA decidió llamar a elecciones abiertas par elegir al próximo presidente del partido de gobierno. Y el MPP, que en principio dijo que no iba a presentar un candidato propio, terminó postulando al senador Ernesto Agazzi, veterano tupamaro y una de las caras más visibles del MPP.
Según Chasquetti, el resultado de la elección interna es incierto, pero partiendo de la base del respaldo electoral y militante que tiene el MPP (sector mayoritario del FA), hay chance de que Agazzi sea el nuevo presidente de la coalición.
Si gana Agazzi, dice Chasquetti, el MPP va a tener todavía más poder en la estructura del partido. “Esto le complicaría aún más la vida a Mujica porque el presidente tiene que gobernar necesariamente desde el centro”, advirtió el analista político.

Un ejemplo de los problemas que le genera a Mujica el compromiso con el MPP y los comunistas está en la educación. El presidente pretende introducir cambios importantes y para ello buscó y consiguió un acuerdo con la oposición. Pero este acuerdo enfrenta resistencias en una parte del MPP y en los comunistas, sobre todo a nivel sindical, donde ambos sectores son fuertes.

El doble voto para el presidente del Codicen (que puede llegar a ser triple), la autonomía para UTU y una mayor independencia de los centros de estudio son decisiones que Mujica adoptó con la oposición sabiendo que no tenía todo el apoyo en su partido, sobre todo entre comunistas y dirigentes del MPP.
Por todo esto, dice Chasque-tti, Mujica comenzó a “tomar distancia” de su sector en el partido de gobierno, más aún después de que el MPP eligió a un hombre de sus filas para presidir a la coalición de izquierda.
Para el analista político, Mujica “debería comenzar a tomar decisiones desde el gobierno prescindiendo del partido”. Y hacia esa estrategia parece encaminarse el presidente, lo que se hará más evidente a medida que se acerque el final de su mandato.
El también analista político Antonio Cardarello dijo el jueves a El Observador que cuando un presidente no puede acceder a la reelección inmediata pierde poder y se aleja de su partido.
En esa línea, Chasquetti recuerda que a los presidentes “les va mejor cuando toman distancia de su partido, de su sector”.