"Falta la página 4”, fueron las cuatro palabras que pronunció el jefe de taller de Sudamericana mientras la madrugada quería ganarle a la ansiedad y el cansancio del grupo. “No puede ser”, fue la respuesta de la incredulidad. Era la noche del primer cierre de El Observador. De un lado, el funcionario de la imprenta que esperaba con los rodillos de la rotativa entintados. Del otro, el director del diario, Ricardo Peirano, jefes de redacción, editores y periodistas que no querían perderse un día histórico, tres décadas atrás.
“Hemos revisado todos los materiales. Tenemos 31 páginas y falta la página 4”, resonó sin vuelta. En algún momento del trayecto desde la redacción a la imprenta se había extraviado con su noticia principal titulada “Vázquez: ‘no’ a los ambulantes y ahora enfrenta a los hurgadores”, acompañada de una foto del joven intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez.
El reloj avanzaba y la aparición del nuevo diario corría peligro. Hubo que desandar el camino desde la calle Pedernal y bulevar Artigas, a ritmo de ambulancia o patrullero. “Nos falta la página 4”, dijo el gerente general del diario al llegar a Cromograf, la empresa céntrica en la que el proceso industrial hacía una escala para colocar las fotos.
Y ahí estaba la página 4 en nuestras manos como un trofeo deportivo o una pasión desatada. No recordamos cuánto demoró el periplo en el Chevrolet Monza del gerente por las calles desiertas de Montevideo dormida, ni si hubo aplausos al llegar a la meta. Era el rescate de un eslabón del trabajo colectivo que después sabríamos que significa hacer un diario. Y el momento más emocionante de una larga e interminable jornada.
Parafraseando a Gabriel García Márquez, la vida de El Observador no es la que vivimos un grupo importante de personas hace 30 años, sino lo que recordamos. Y, sobre todo, cómo lo contamos. Eduardo Navia, el maestro de periodista y asesor de la Dirección del diario, nos decía cuando comenzamos a acumular anécdotas y experiencias: “Empezá a escribirlas ahora porque con el tiempo te vas a olvidar los detalles”.
Tal vez olvidamos algunos detalles de aquella primera edición. Pero de la página 4 no nos olvidaremos nunca.
*Este artículo forma parte de la edición especial 30 años de El Observador.
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