Vladimir Putin, votado para quedarse cinco años más en el poder.

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La farsa electoral de Putin pone en máxima tensión a la Unión Europea

La reelección del autócrata ruso ha generado una autocrítica en la UE por las decisiones políticas de los años recientes, y anuncia un período de confrontación en medio de la invasión a Ucrania y el creciente apoyo europeo con armamento.
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18 de marzo de 2024 a las 06:06

La farsa de elección presidencial en Rusia, con la que Vladimir Putin se aseguró cinco años más en el poder, ha activado todos los alertas en la Unión Europea, que evalúa como erróneos sus movimientos pasados en la relación con el autócrata ruso.

"Estrasburgo - Leópolis: 1459 km. La guerra no está lejos de nosotros. Para tener paz, necesitamos el coraje de decir que estamos dispuestos a tomar los medios para garantizar que Rusia no gane". Esta es una frase del presidente de Francia, Emmanuel Macron, una de tantas las que han pronunciado en los últimos años los líderes europeos para alertar sobre las voluntades de Vladimir Putin.

En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, felicitó al líder ruso por su reelección sin que las elecciones hubieran comenzado. "Sin oposición. Sin libertad. Sin elección", expuso el belga.

La Unión Europea ya está preparada para otros cinco años de tensiones con el Kremlin, y Putin aspira a seguir en el poder hasta 2036 asegura en un informe el diario español 20 Minutos.

Los vínculos UE-Rusia están en su peor momento desde que comenzó la invasión de Ucrania, y no hay amagos de que la cosa vaya a mejorar. 

La guerra se ha enquistado y la UE insiste en que su apoyo a Kiev se mantendrá a medio y largo plazo; pero las tensiones crecientes con Putin son cosa del presente y del pasado más cercano, aunque sí hubo momentos de interés y de tolerancia mutua. 

De las sanciones tibias en 2014 con la invasión rusa de Crimea y la anexión y legal el bloque pasó a la calma tensa en 2018, cuando Putin arrasó por última vez en unas elecciones, y al choque frontal a partir de 2022.

A principios de los 2000 la relación entre Rusia y Occidente parecía bien avenida, e incluso se tanteó -aunque luego Bill Clinton acabó vetándola- la entrada de Moscú en una OTAN que buscaba consolidarse.

Europa se preocupó más a principios de los 2010 de salir de una durísima crisis económica y Rusia no era una preocupación, pese a que había hecho ya movimientos bélicos en Georgia en 2008 y antes en otras zonas de su esfera de influencia.

Vladimir Putin, viéndose lejos de cualquier presión, planeó una invasión sobre Crimea que acabó en la anexión ilegal del territorio por parte de Rusia.

La reacción entonces de la UE fue bastante tibia. En 2014 se aprobaron sanciones por la situación en Crimea y por el incumplimiento de los Acuerdos de Minsk, pactados a cuatro entre Alemania, Francia y la propia Ucrania.

Fue la primera vez que la UE tomaba este tipo de medidas restrictivas contra Moscú y empezó a quebrar a nivel político sus vínculos con Putin, pero sin hacer demasiado ruido.

En aquel momento Rusia guardaba una buena relación, aunque no por ello ajena a tensiones, con la Alemania de Angela Merkel. Entre ellos hablaban en ruso, según cuentan quienes siguiendo de cerca aquel vínculo y la dependencia energética germana con respecto a Rusia era casi total, con la apertura del gasoducto Nord Stream y el boceto para el Nord Stream II, el cual más recientemente quedó en suspenso (en concreto solo unos días antes de la invasión de Ucrania). Putin entonces era un amigo, aunque no demasiado recomendable, de la Unión Europea aunque fuera por interés económico.

Las sanciones de 2014 quebraron un poco los vínculos UE-Rusia, pero había aceptación del régimen de Putin y sobre todo la energía seguía fluyendo.

La caída en picada de cómo Europa ve al todopoderoso Putin ha tocado fondo en 2022 pero en 2021, solo un año antes de la invasión de Ucrania, el 40% del gas que se consumía en la Unión Europea procedía de Rusia. 

Ese fue -y en parte sigue siendo, aunque cada vez menos- el gran problema de un bloque comunitario que ya asume otros cinco años de choque frontal con Moscú, con posiciones como la de Macron, que no descarta que haya soldados europeos en Ucrania para combatir al Kremlin. La UE no quiere un escenario bélico total, pero sí es total la ruptura con Rusia.

Desde el inicio de la invasión han aprobado 13 paquetes de sanciones. 

En total, más de 1.706 personas y 419 entidades son objeto de medidas restrictivas de la UE "respecto de acciones que menoscaban o amenazan la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania", explican.

En la lista de personas sancionadas figuran el propio Putin o su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, entre otros altos cargos.

La UE, además, ha lanzado la primera estrategia de Defensa de su historia precisamente para tratar de paliar las "voluntades expansionistas" de Putin, poniendo sobre la mesa una compra conjunta de armamento.

Asimismo, Alemania, Francia y Polonia comprarán más armas para Ucrania en el mercado mundial, tal como se ha confirmado el último viernes.

Putin ha salido reelegido y la Unión Europea no quiere volver a los amiguismos con él; de hecho, lo más probable es que la relación, completamente rota, se complique todavía más en los próximos años.

 

 

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