Javier Milei y un regreso a Madrid con altísimo impacto 

Era el sábado 9 de octubre de 2022 y Javier Milei todavía no era Javier Milei.

Era un diputado argentino en ascenso, que lograba adhesiones asombrosas en el círculo político de las derechas y en la erupción de las redes sociales, pero que todavía estaba sentado en la cafetería de un hotel boutique del barrio de Chamberí sin que nadie lo molestara.

A las diez en punto de esa mañana, sonó su teléfono celular. Era Karina, su hermana, quien ya le manejaba la agenda y lo llamaba para decirle que debían irse para el Festival de Vox en un parque de Valdebebas.

Un rato después, Milei gritaba “viva la libertad carajo” y recibía las primeras ovaciones españolas. Los primeros pedidos de selfies. Las primeras menciones en los diarios. Todo muy prometedor, pero todavía todo muy tímido.

Nada va a ser igual el 18 y el 19 de mayo, cuando vuelva a Madrid invitado por su amigo, el líder de Vox, Santiago Abascal.

El mismo que fue a verlo a asumir como presidente el 10 de diciembre pasado, en Buenos Aires. Ahora Milei es una figura de altísimo impacto en toda España.

Como se lo dijo a El Observador España la gran figura de la derecha española, Isabel Díaz Ayuso. “Es el presidente de moda en Europa”.

La poderosa presidenta de la Comunidad de Madrid no hizo más que expresar una frase que condensa las reacciones que el presidente argentino despierta en España y más allá de sus fronteras.

Lo elogian y lo evalúan cada vez más de cerca los dirigentes del Partido Popular y lo idolatran los simpatizantes de Vox, de posturas más extremas.

Lo condenan y le echan maldiciones desde toda la izquierda española, empezando por el presidente Pedro Sánchez y los socialistas, para extenderse hasta los dirigentes más radicales de Podemos y Sumar, el de la vicepresidenta Yolanda Díaz. 

Eso sí. Todos ellos le temen a que el aura Milei se extienda y le suministre a la derecha el oxígeno necesario para llegar al poder.

Hasta ahora, no le alcanzado toda su moderación al líder gallego, Alberto Núñez Feijóo. Tampoco ha podido despegar el discurso súper ideológico de Abascal. Y, entre ellos, asoma la incógnita siempre ascendente de la madrileña Díaz Ayuso.

Será todo un acontecimiento la presencia de Milei en el Palacio de Vistalegre, donde Vox llevará a cabo otro festival político una semana después de las elecciones en Cataluña (el 12 de mayo) y muy pocos días antes de las elecciones al Parlamento Europeo, el 9 de junio. Son fechas decisivas para la política española.

El presidente argentino lleva muy grabado en su memoria quienes lo ayudaron antes de llegar hasta la Casa Rosada. Y Abascal fue uno de ellos.

Muy posiblemente, Milei vuelva un mes después a Madrid a recibir el premio anual del Instituto Juan de Mariana, una entidad que promueve la economía libertaria y donde ya han sido galardonados el economista Jesús Huerta de Soto (al que el argentino admira desde siempre), y el escritor y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, un administrador de combustible intelectual para la derecha iberoamericana desde su bunker madrileño, la Fundación Internacional de la Libertad.

Son muchos los que recuerdan aquel primer paso de Milei por Madrid cuando eran pocos los que lo conocían. Parece mentira, pero han pasado menos de dieciocho meses.

Aprovechó que Donald Trump y Giorgia Meloni no pudieron estar presentes y recurrieron a la alternativa del video para sorprender con su contundencia discursiva.

Lo aclamaron cuando atacó al “zurderío” y se ganó al españolismo cuando citó las estrofas de “Libre”, aquella canción que el valenciano Nino Bravo le dedicó a uno de los alemanes que murieron tratando de cruzar el Muro de Berlín.

Es otro Milei el que llegará a Madrid en cincuenta días.

Llevará cinco meses como presidente y una mochila que carga con placer evidente: la de pelearse con los referentes de la izquierda que hablan en español.

En esta Semana Santa, se ha trenzado con el chavista venezolano, Nicolás Maduro; con el mexicano Andrés Manuel López Obrador, a quien trató de “ignorante”, y con el colombiano Gustavo Petro, a quien le colgó el incómodo cartel de “terrorista y asesino”. Temblaron las venas abiertas de América Latina. 

Todos ellos apoyaron de modo fervoroso al kirchnerismo en la campaña electoral. Milei no lo olvida. Como no olvida cuando le llamaron “Hitler” o “facho conservador”.

Una vez en España reeditará, seguramente, su duelo personal con Pedro Sánchez que tuvo su primer capítulo en enero pasado, cuando cruzaron espadas en el Foro Económico de Davos.

Eso sí. Milei instruyó después a la canciller, Diana Mondino, para que se reuniera con el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel Albares, y le diera garantías sobre la decisión argentina de normalizar las deudas con España y alinearse en la OCDE con las democracias capitalistas. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. 

Las casas de apuestas de Madrid, que ganan millones de euros con los partidos de fútbol, de tenis y hasta con las corridas de toros, se pierden una fortuna con la pulseada entre Javier Milei y Pedro Sánchez. Ese es el clásico que ya todos esperan apenas el argentino ponga los pies en el suelo de España.