La guerra con Hamás puso a la economía de Israel bajo presión. Con un costo diario que según la información oficial asciende a unos US$ 250 millones y su moneda devaluándose al nivel más bajo desde 2016, el Banco Central continúa vendiendo reservas en moneda extranjera en el mercado abierto con el objetivo de mantener la estabilidad de la economía durante el conflicto.
No sólo eso. Ahora, en medio una severa escases de mano obra palestina, los medios locales informaron que el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu planea atraer al país unos 70.000 trabajadores provenientes de China, India y otros lugares para impulsar el sector de la construcción, en gran medida paralizado desde el ataque de Hamás del 7 de octubre.
Yehuda Morgenstern, director general del Ministerio de Construcción y Vivienda, declaró al diario financiero Calcalist que en los próximos días el gobierno aprobaría un plan para aumentar la cuota de trabajadores extranjeros en el sector de 50.000 a 70.000, cuota que en noviembre pasado ya había elevado de 30.000 a 50.000.
La estrategia es consecuencia de la quita de permisos laborales a unos 80.000 trabajadores de la construcción palestinos a los que se les prohibió ingresar a Israel a raíz de la guerra. "Hay escasez de mano de obra. Por eso el ritmo de construcción por edificio en Israel aumentó a 34 meses desde 30 en 2021 y 27 meses en 2014", dijo Morgenstern.
Según el funcionario, los 20.000 trabajadores extranjeros que Tel Aviv planea atraer arribarían al país sin acuerdos bilaterales con los países de origen, y 10.000 de ellos arribarían en el primer trimestre desde “China, India, Sri Lanka y Moldavia”.
Morgenstern añadió que incluso si los 80.000 trabajadores palestinos ahora ausentes regresaran, sería beneficioso para el sector inmobiliario contar con trabajadores extranjeros adicionales, ya que el tiempo para construir viviendas sigue aumentando.
Según los analistas, si bien el país cuenta con reservas por uno US$ 200.000 millones, el gobierno deberá implementar medidas presupuestarias adicionales de apoyo a hogares y empresas, así como un aumento del gasto en defensa, lo que llevaría el déficit promedio de la administración pública hasta el 5,3% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2023-2024, por encima del 2,3% calculado antes del conflicto.
Las lecturas coinciden en que la economía del país se contrajo 5% en el último trimestre de 2023 en la medición interanual, arrastrada por las perturbaciones relacionadas con la seguridad, la reducción de la actividad empresarial, el reclutamiento de un gran número de reservistas, el cierre del sector del turismo receptivo y el impacto en la confianza de consumidores e inversores.
"Nos falta mano de obra. Algunos empleados fueron reclutados por el ejército, otros fueron desplazados a otras regiones por motivos de seguridad", explicó Idan Zu-Aretz, directivo de Rav-Bariach, la mayor fábrica de puertas de seguridad, que debió interrumpir la producción hasta nuevo aviso y que ahora funciona con entre el 60% y 65% de su plantilla habitual de 600 empleados.
(Con información de AFP)
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