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Interrogatorios y torturas: Justicia condenó al "Charleta" Guldenzoph a diez años de cárcel
La Justicia condenó a Jorge "Charleta" Guldenzoph, colaborador del inspector Víctor Castiglioni durante la dictadura e infiltrado de la Inteligencia en la Unión de la Juventud Comunista (UJC), a diez años de cárcel por su participación en interrogatorios y torturas a militantes de ese colectivo entre 1974 y 1983.
La jueza en lo Penal de 23er turno, Isaura Tórtora, le computó "reiterados delitos de privación de libertad, reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos", "reiterados delitos de lesiones graves" y "reiterados delitos de privación de libertad en calidad de coautor", según la sentencia a la que accedió El Observador.
La pena descuenta el tiempo de prisión preventiva que ha cumplido Guldenzoph, quien está en la Unidad N°8 de Domingo Arena desde su procesamiento en 2019, según consta en la respuesta a un pedido de informes cursado por el diputado del PVP, Daniel Gerhard. El recluso "no goza de salidas transitorias u otros beneficios que alteren la prisión", indicó el Ministerio del Interior.
La jueza Tórtora indicó que "la primariedad absoluta" de los delitos fue computada como "atenuante", aunque configuró una "agravante genérica" la "pluriparticipación" en los hechos denunciados, así como también la permanencia de más de diez días en reclusión de los capturados en esa época y que los apremios fueran hechos "por móviles políticos o ideológicos".
También se consideró como agravante que los apremios fueran sobre detenidos.
"Colaboraba y participaba en las sesiones de tortura"
La sentencia repasa que "entre los años 1974 y 1983 se detuvo a un número importante de integrantes de la UJC y de otras agrupaciones de izquierda por parte de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia", en que jóvenes "fueron sometidos a aberrantes tormentos por el hecho de pertenecer" a esas colectividades, con "apremios físicos en todo el cuerpo, plantones, picana eléctrica en todo el cuerpo, especialmente en los genitales, submarino húmedo y seco, colgamientos, teléfono, abuso sexual mediante tocamientos, desnudez, violaciones o penetración con objetos contundentes".
Juan Francisco Errandonea, detenido a los 22 años en febrero de 1976, denunció a la Justicia que le propinaron "tres o cuatro 'sesiones' de palizas entre varios policías…y una “sesión” de picana eléctrica”. En eso reconoció al "Charleta" que "tenía un arma en su mano" y a quien reconoció "por su voz" en una de las sesiones, además de ser uno de los que lo "hostigaba permanentemente".
Alfredo Rivera, detenido a los 19 años en 1976, habló de episodios en que le introducían la cabeza "con capucha puesta en un gran recipiente con agua llegando al borde de la asfixia", que le "aplicaron electricidad en todo el cuerpo, en especial en zonas como el ano y los genitales", y donde reconocía a agentes policiales.
"'Había otro individuo que era civil, yo lo conocía como el "Charleta", quien había militado en la Juventud Comunista, pero ahora colaboraba y participaba en las sesiones de tortura", dijo en uno de los ocho testimonios citados a texto expreso en la sentencia.
También Silvia Bruzzone, detenida a sus 18 años de edad en 1976, relató haber sufrido “golpes constantes con cualquier objeto, gomas, palos, (...) submarino", haber sido colocada "como en una tabla boca abajo, con la cabeza para afuera, levantaban la tabla de las piernas hasta que la cabeza se hundía en el agua" con ella esposada "hacia atrás". y yo estaba esposada hacia atrás…
"Me ponían armas en la cabeza, sin ropa se ponían en círculo y me empujaban contra cada uno de ellos, me tocaban, el comisario Benítez también me tocaba toda, fue horrible. Hacían simulacro de que nos iban a ejecutar, estando de plantón, sin nos caíamos, nos ponían corriente en las muñecas y tobillo para que nos levantáramos”. La testigo identificó entre otros a Guldenzoph, ex Juventud Comunista que "trabajaba para ellos".
La Justicia determinó que el acusado, colaborador entonces del área de Inteligencia y "bajo órdenes directas" de Castiglioni, "participó en la detención, interrogatorio y obtención de confesiones bajo tormentos de las jóvenes víctimas". Tórtora también dejó constancia de que Guldenzoph "niega los extremos relatados y su participación en los mismos", aunque sí admitió que "cuando pasó a la Dirección de Inteligencia había muchas personas detenidas".
