Cuando Cerro convirtió el 1 a 0 que lo salvaba del descenso con un cabezazo de Dylan Nandín, la euforia se desató en las gradas del Parque Roberto. Todos los jugadores corrieron a abrazarlo al 9, que fue corriendo a treparse al tejido.
Sus compañeros lo siguieron y se treparon con él. En ese momento, cuando había varios jugadores colgados, pasó lo inesperado: el tejido cedió y se cayó la estructura.
Los jugadores se apartaron rápidamente y salieron rumbo al círculo central mientras los funcionarios de Racing intentaban acomodarlo.
El partido estuvo unos minutos detenido porque luego del gol los hinchas de Cerro comenzaron a tirarse piedras con los hinchas de Racing que se encontraban atrás del arco.
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