El tuit oficial de la
FIFA decía: "You have chosen Alcides Ghiggia @
Uruguay's Maracanazo hero of 1950, as the World Cup's greatest player!". Al leer la noticia me vinieron a la cabeza varios recuerdos: la infinidad de veces durante mi infancia que oí los relatos del partido de Uruguay contra
Brasil del 16 de julio de 1950 en los relatos de Duilio de Feo, trasmitiendo para la radio con nombre poético, La voz del aire, y de Carlos Solé (el relato de Cheto Pelliciari nunca pude escucharlo y no sé si hay grabación del mismo).
Debo haber escuchado mil veces aquel "Ghiggia dio para Schiaffino...", en el relato de Solé, previo al grito de gol del empate, en el minuto 66, pues significó el renacimiento de la esperanza, el capítulo inmediatamente anterior al siguiente, que comenzó en el minuto 79, cuando "el gran puntero derecho uruguayo" (definición del notable relator) hizo entrar la pelota al arco y con ella entraron tanto a la historia el autor del gol como un país entero, futbolero de alma.
Pero sobre todo, la noticia me trajo el recuerdo de la mañana fría y lluviosa del año 2002 que pasé conversando con Juan Alberto Schiaffino en su casa ubicada frente a la Playa Verde, en Punta Gorda, meses antes de su muerte. Lo conocía desde mi infancia pues había sido mi entrenador en el club Náutico, y luego me invitó a ir a practicar al club universitario que dirigía en la divisional B, pero nunca fui. Esa mañana, tantos años después, el reencuentro fue emocionante. Con Schiaffino aprendí infinidad de cosas, sobre el fútbol y sobre la vida, como por ejemplo a no perder nunca la caballerosidad, por lo tanto, fue como ir a ver de nuevo a un querido maestro.
En determinado momento, no recuerdo bien por qué, salió el tema de la final de Maracaná. Quizá presintiendo el final de la conversación y el de su vida, el gran 10 uruguayo comenzó a comentar el histórico partido como si hubiera sido ayer, y remató con una afirmación contundente: "Decir que ganamos por la garra charrúa es inexacto, pues Brasil también tuvo mucha garra. Ganamos porque Ghiggia tuvo un desempeño fenomenal. Nunca antes ni después en mi vida vi a un futbolista jugar tan bien como jugó Ghiggia esa tarde". El resto de la historia la cuento en otra ocasión.