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Es bióloga, se rompió tres veces y sufrió una trágica pérdida: la historia de la ciclista Mariana García Britos

El fin de semana pasado, Mariana García Britos ganó el Campeonato Nacional de contrarreloj en ciclismo; empezó a correr a los 21, es bióloga, tuvo tres dolorosas lesiones y se sobrepuso al dolor de perder a su pareja: la vida de una ciclista heroica
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02 de abril de 2023 a las 05:01

Cuando Mariana García Britos corre en su bicicleta, cortando el viento como una flecha, solo piensa en ir más rápido. Que cada músculo de su cuerpo, que cada célula, la empujen más y más veloz hacia adelante.

Cuando se sube a la bicicleta, las condicionantes, los problemas y los golpes de la vida se quedan abajo. Y la pasión por el deporte se apodera de ella. 

Si será así que cuando a los 21 años se recibió de bióloga, le pidió a los padres, como regalo, que le regalaran una bicicleta con cambios. Fue tan fuerte lo que sintió al subirse y correr que poco tiempo después se anotó en todas las carreras que encontró para mujeres. Dejó una maestría y renunció a una beca en Brasil en su profesión. Y cambió de rumbo para dedicarse al ciclismo. 

Mariana nació en Mercedes hace 33 años. El sábado de la semana pasada se convirtió en la campeona nacional de la contrarreloj imponiéndose, en un recorrido de 10 kilómetros en Fray Bentos, a Johanna Bracco y Vikla López, con un tiempo de 12.09. En la prueba de ruta terminó cuarta, detrás de Bracco, Ana Seijas y Paola Silva. 

"El 17 de abril viajo con la selección uruguaya al Campeonato Panamericano de Panamá donde voy a correr la crono y la ruta", contó a Referí

Increíble pero cierto. Una corredora que no hizo Codecam (el baby fútbol del ciclismo) y que no tuvo formación en su adolescencia, que fue autodidacta y que aprendió a los tumbos, integra la selección uruguaya femenina de ciclismo. 

"No percibo un sueldo como ciclista y conseguir apoyo siempre es complicado. Corro libre por Remeros de Mercedes, que es mi club de toda la vida, pero no tiene equipo de ciclismo. Les pedí una malla de remo y la modifiqué a mano para convertirla en malla de ciclista. Así corrí en los Juegos Odesur de Asunción", contó. 

Cuando empezó a pedalear se mudó a Paysandú y comenzó a estudiar Educación Física. 

"Mucha gente que estaba vinculada allá al ciclismo tenía hijas, familiares o conocidas en ese deporte. Entonces, no siempre lo que me aconsejaban o me enseñaban era lo correcto". 

El duro golpe de la pérdida de su pareja

Todo cambió cuando conoció a José Ocampo, su compañero de vida. "Me hizo confiar en mí, me hizo ver cuáles eran mis virtudes y cuáles no". 

"En el ciclismo precisás a alguien que esté a tu lado, que te motive, que te auxilie, que te enseñe de mecánica, que te alcance la caramañola". José era eso para Mariana en el ciclismo. Pero además era su pareja. 

"El año pasado fue diagnosticado con una enfermedad autoinmune y al tiempo se autoeliminó. Lo encontré yo. Fue un golpe muy duro, muy difícil. Ahora lo puedo contar después de mucho tiempo de terapia. Nadie te prepara para una situación así. Cuando gané la contrarreloj me puse a pensar en qué hubiera sentido él. Sigo en contacto con su familia y su hermano volvió a correr después de ese hecho. Todos lo recordamos de la mejor manera", contó la ciclista. 

Los inicios en mountain bike y su primera fractura

García Britos empezó a correr en mountain bike (ciclismo de montaña). Corría el año 2013 cuando ganó todas las carreras a las que se anotó, incluido el Nacional de cross country y un selectivo, que se desarrolló en Tacuarembó, clasificatorio para el Panamericano de Minas Gerais 2014. 

"Me quebré el escafoides probando una rampa. Me llevó una ambulancia y me dijeron que me tenían que poner yeso. Pero les dije que no, que no podía, que yo quería correr por Uruguay. Entonces accedieron a ponerme un neopreno y a darme calmantes", reveló. 

Aguantó tres vueltas en la competencia hasta que sus rivales le sacaron el 30% del recorrido. Cada impacto de los saltos lo tenía que amortiguar con la mano quebrada. 

En ese torneo corrió contra Emily Batty a la postre campeona de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y doble medallista mundial. 

"Yo tenía una bici de aluminio rodado 26 y todas mis rivales corrían en carbono, en rodado 29", comentó. Ah, además, viajó a Minas Gerais (más de 2.500 kilómetros) en ómnibus: 40 horas de viaje. ¿Algo que grafique mejor las ventajas que dan los deportistas uruguayos cuando salen a competir en el exterior?

"Cuando volví a Paysandú me hicieron mal el yeso y me lo tuve que quedar seis meses. Tuve que aprender a escribir con la izquierda", rememoró. 

El día que le quedó una pierna colgando con fractura expuesta

La vocación de Mariana por enseñar, formar y transmitir los valores del deporte le viene en la sangre. Su madre fue licenciada en Educación Física y ella se formó con Richard Puig, entrenador de atletismo, y Gustavo Hugo, un connotado entrenador de natación, rugby y básquetbol. 

Con poquitos años arriba de la bici de montaña, Mariana formó su primera escuelita. "Estaba dirigida a niños de contexto crítico de entre 12 y 18 años. En los primeros días, para atraparlos, les quise enseñar la Willy, pero no se enseña la Willy en zapatillas. Me caí y me quebré de nuevo, pero esta vez la tibia y el peroné. Me quedó la pierna colgando, fue una fractura expuesta". 

Una placa de 10 centímetros, seis tornillos y dos clavos son el recuerdo de esa efímera aventura. 

"A los dos meses quise volver a caminar. Necesitaba avanzar en la carrera del ISEF. Un día me apuraron y me dijeron que si no corría y salvaba el parcial del 400 vallas, perdía el año".

Cuando era niña, a Mariana la llamaban "Tozu" en su familia. Por su carácter tozudo.

Entonces se paró en la línea de largada y se dispuso a correr un 400 vallas, a escasos meses de sufrir su fractura de tibia y peroné. El resultado no pudo ser peor. En una prueba tan rítmica y de alto impacto, una rodilla no aguantó y sufrió rotura de ligamentos cruzados, una lesión que demanda más de seis meses de recuperación.

Vendió panchos para pagarse la operación

"Quería quedar bien de la operación, con la rodilla como salida de fábrica, y averigüé con quién se operaban los futbolistas. Vendí rifas, vendi panchos e hice todo tipo de beneficios para juntar US$ 5.000".   

Al tiempo volvió a las canchas. Porque hay pasiones que son ingobernables. "Estuve tres años parada entre las lesiones y había subido de peso". 

Pensó en dejar. Se hizo traer una bicicleta de Estados Unidos para venderla. Pero la vio tan linda que se animó a volver a correr. Esta vez en ruta. Corría el año 2019 y solo un año más tarde ganó su primera carrera por etapas. Eso determinó que la convocaran por primera vez a la selección uruguaya. 

En 2022 también empezó a correr en pista y en su primer Campeonato Panamericano, en Lima, terminó sexta en la prueba de persecución individual batiendo el récord nacional que aún permanece vigente.  

Actualmente la entrena el Gallego Javier Gómez, ganador de la Vuelta Ciclista en 2000 y 2001: "Me está enseñando muchísimo". 

"Al ciclismo me lo he tomado como una forma de vida, como cualquier deportista que quiere ser profesional aunque sin sueldo ni ingresos. Y me gusta predicar con el ejemplo. Por eso también hice un proyecto de escuela en Paysandú al que luego se sumó Milton Wynants y gracias a eso se hizo la reforma del Velódromo de Paysandú. Por suerte sigue, porque yo me tuve que volver a Mercedes después de todo lo que me pasó, para tener contención familiar", contó. 

"El ciclismo debería ser Fair Play, valores, tener una alimentación adecuada, disciplina. Pero muchas veces en el ciclismo eso no existe y los gurises que recién empiezan lo primero que preguntan es qué hay que tomar para andar más rápido. Por eso después a este deporte lo terminan asociando con el dopaje, cuando en realidad es un deporte hermoso", reflexionó. 

Tuvo propuestas de Colombia y Estados Unidos para ir a correr al exterior. Pero aún no se animó a dar ese salto. Su única salida al exterior fue a Brasil y fue muy oscura: "Me dijeron que iba a correr por un equipo y a tener todas las comodidades y cuando llegué me encontré durmiendo en el piso en invierno, pasó el tiempo, me quedé sin los antidepresivos que tomaba y fue una muy mala experiencia". 

Sin embargo, ahí está Mariana García Britos en la ruta. Pedaleando. Sufrió todos los golpes posibles. En la vida y en la bici. Y sin embargo, no se le pasa por la cabeza dejar el deporte. ¿Por qué? Por una razón muy simple: "Porque me hace feliz".

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