—¿Ves un escenario totalmente polarizado?– preguntó un asistente. —No— respondió sin titubear Gabriel Slavinsky, psicólogo, consultor y analista político.
Ese fue el primer diálogo durante la charla sobre liderazgo político que ofreció Slavinsky este jueves en Montevideo. La conversación había empezado unos minutos antes, como previo a la conferencia “Macri y Cristina: psicología del liderazgo político argentino”, que se desarrolló este jueves en el piso 40 del World Trade Center.
Slavinsky expuso sobre las características atribuibles a un líder, respondió preguntas sobre el contexto político de ambos países y opinó que en Uruguay hay un “apresuramiento electoral”, cuando la campaña política será recién en 2024.
El experto dijo que Macri y Cristina tienen dos estilos de liderazgo y dos discursos. Pero ambos tenían –o debían tener– claro que no existe un ‘yo’, si no están los otros (la ciudadanía). “El contexto determina el liderazgo”, dijo Slavinsky, quien aseguró que “lo que hay que hacer es representar intereses”. Eso es importante “y se nota” cuando un político lo hace.
Hoy la incertidumbre es “el mal de la humanidad”, y un líder “achica esa incertidumbre” en las otras personas. Pero antes, debe cumplir una serie de características, consideró Slavinsky. Bromeó con el “liderazgo argento”, que consta de “la picardía, el engaño y la manipulación”.
Slavinsky enumeró las seis características más una, del liderazgo que son atribuidas por las personas: capacidad de persuasión; capacidad organizativa (y trabajo en equipo); tener habilidades específicas (saber qué es lo qué hay que hacer –que todos los políticos deberían tener claro–); un objetivo y una visión (más futuro que pasado, enfoque en una tarea). Aquí es importante marcar objetivo cumplibles (no pretender –muy visto en política– prometer pobreza cero); estilo cognitivo (flexible, calmo energético proceso de pensamiento); inteligencia emocional (pasión, exaltación, emoción, empatía, comprensión y conexión). “Las relaciones tienen procesos emocionales fuertes”, aseguró Slavinsky. Mencionó idas y vueltas con algunos de los políticos argentinos (sus clientes) de que en política también hay procesos emocionales, al igual que los tiene que haber en las empresas.
Hasta ahí, seis puntos atribuidos al líder.
El carisma es la séptima (“académicamente lo llaman ‘el problema del carisma’ porque es difícil de definir”, dijo Slavinsky, quien además es licenciado en psicoligía de la Universidad de Buenos Aires y Magister en Marketing Político de la Universidad del Salvador)
“El carisma es fuego; fuego de adentro para lograr atraer, liderar e iluminar, prosiguió, no sin antes advertir que se inmiscuiría en temas de psicología.
Durante la actividad, Slavinsky comparó discursos y actitudes de Cristina Kirchner y Mauricio Macri durante su paso por la Presidencia de la República Argentina.
Ambos deberían haberse encausado en plantear situaciones que luego sean éxito. Plantear objetivos moderados.
Slavinsky marcó fortalezas de Cristina tales como: estilo altisonante, tenor reivindicativo/confrontativo, diversidad de recursos, profundidad conceptual, concentración temática, manejo de silencios, gran oratoria, núcleo duro comprometido y desdoblamiento electoral.
En tanto, fortalezas de Macri: pragmático, gestión en primer plano, tendencia a la desideologización, discurso confrontativo, capacidad de armar equipo, especialidad en campaña, capacidad en debate, núcleo duro afianzado y coherencia comunicacional.
En general, agregó, “a los líderes los concebimos transformadores”. “Indican el camino, señalan el horizonte. Tienen que ganar batallas porque de allí los seguimos”, sumó.
“El liderazgo se construye y se lucha. Es una de mis frases preferidas”. Hoy las personas terminan imponiendo sus características personales, traen confianza y el ciudadano confía en las personas. “Las personas votan personas, porque ni siquiera saben de qué se trata un plan (de gobierno)”, sostuvo.
Slavinsky es candidato a doctor en Comunicación Social por la Universidad Austral y uno de los 100 profesionales más influyentes en 2020 y 2021 (revista Washington Compol). Es especialista en campañas electorales, comunicación gubernamental y estrategias digitales, en Argentina.
Al ser consultado por el escenario político uruguayo, dice que por respeto no entrará en detalles. No obstante, dijo que “más allá de las diferencias, la ventaja (en Uruguay) es que no quieren cancelar al otro”. “En Argentina quieren que se les caiga el avión”, comparó. Dijo que siente envidia sana por que no exista ese deseo de “cancelación”.
En Uruguay, agregó, “se puede gobernar en coalición”. Por otro lado, “hoy se lo mira al presidente (Luis Lacalle Pou) con cierta admiración, cómo se lo miró quizá a Pepe Mujica”.
“A Lacalle Pou se lo elogia desmesuradamente. Asumen, crecen hasta lugares insospechados, bajan y al final crecen un poco. Les pasó a todos los presidentes”, agregó.
Ahora, en Argentina “hoy se vive incertidumbre pura”. Y es por lo siguiente: “De un lado están definidos los candidatos; del otro no. No está el contexto”, según Slavinsky.
Y por mucho que se hable de la grieta, las grandes campañas no tienen solo confrontación. “La campaña negativa funciona bien, alejada de la elección. No existen las campañas netamente negativas y punto. Es una campaña perdedora la negativa”, expuso.
Además depende del contexto y de la cercanía o no con el proceso eleccionario. Por eso, “cuando asesorás a un candidato hacés un traje a medida”, expresó.
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