Brasil fue colonia portuguesa desde principios de 1500 hasta 1822, cuando se independizó en forma pacífica ya que la corte lusitana se había instalado en Río de Janeiro cuando las tropas napoleónicas se adueñaban de buena parte del continente europeo.
Fue la reina María I de Portugal con el príncipe regente y futuro rey Juan VI que partieron de Lisboa hacia la sede de la colonia en la hermosa ciudad de Río de Janeiro en 1807. Junto a la familia real viajaron contingentes de portugueses en un número mayor a 15.000 entre civiles y militares.
La Corte funcionó allí hasta 1821 cuando ya no había vestigios de Bonaparte y la reacción conservadora y monárquica se adueñaba del viejo continente. Así fue que, en 1822, Brasil logró su independencia sin confrontaciones militares a diferencia de lo sucedido en el resto de las naciones latinoamericanas que por entonces vivían largos años de luchas sangrientas contra los ejércitos de la corona española.
Sin embargo, Brasil vivió la esclavitud de modo extremo. Los puertos del Atlántico, sobre todo en la ciudad de Bahía, eran lugar de desembarco de habitantes de las colonias lusitanas en África.
Brasil fue el último país de América latina en abolir oficialmente la esclavitud, en 1888. Se estima que entre los siglos XVI y XIX, llegaron al país más de tres millones de esclavos desde África para trabajar en plantaciones de azúcar, café y minas de oro.
La llegada de Lula a Lisboa tiene un alto contenido histórico. El 25 de abril de 1974, un grupo de oficiales lideró un levantamiento cívico-militar que terminó con ese Estado conservador que mantenía territorios coloniales en África.
Se lo conoció como la Revolución de los Claveles porque los uniformados salían a las calles de Portugal con claveles en los cañones de los fusiles en señal de que no querían derramar sangre.
Portugal es en la actualidad un país con altísimos estándares democrático, líder en materia educativa, con un turismo receptivo elevadísimo y con un Antonio Guterres, un socialdemócrata que fue primer ministro de su país, al frente de las Naciones Unidas.
El inicio de una gira europea por parte de Lula en Lisboa servirá para marcar cómo las izquierdas democráticas y combativas pueden hacer frente a la ola de racismo y neofascismo que campean por el mundo. De hecho, el presidente de Brasil, sufrió a una semana de su asunción, un intento destituyente con el asalto a las sedes de los tres poderes democráticos.
Es su primer viaje a Europa desde su regreso al poder en enero, y Lula se convirtió no sólo en un ícono de la izquierda latinoamericana, sino que empezó a jugar cartas en las negociaciones para intentar una paz duradera en la guerra de Ucrania.
El mandatario optó por realizar una visita de Estado de cuatro días a la antigua potencia colonial de la que Brasil se independizó en 1822, porque no quiere perderse la celebración de la Revolución de los Claveles que permitió la independencia de las colonias de Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde y Angola. Muchos afrodescendientes brasileños provenían precisamente de esos dos países.
Lula llegó a Lisboa el viernes y fue recibido este sábado con una ceremonia de bienvenida antes de reunirse con el presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa y el primer ministro Antonio Costa.
En esta cumbre luso-brasileña, la primera en siete años, se firmarán una docena de acuerdos bilaterales, principalmente en los sectores de la energía, la ciencia, la educación y el turismo.
El lunes, después de un encuentro con empresarios cerca de Oporto (norte), Lula participará en la entrega de la máxima distinción de la literatura de lengua portuguesa, el Premio Camoes, al célebre cantante y autor brasileño Chico Buarque.
Este escritor, poeta y músico fue prohibido por la dictadura militar brasileña que gobernó entre 1964 y 1985, por lo cual debió asilarse en Italia. Su reconocida militancia de izquierda llevó a Jair Bolsonaro a negarse a firmar los documentos necesarios para que Chico Buarque recibiera el premio cuando le fue otorgado.
En efecto, en 2019, a 30 años de haberse instituido ese galardón bajo el convenio entre Portugal y Brasil, el jurado se lo otorgó a Buarque. El entonces mandatario de ultraderecha decidió que su país no estaba de acuerdo con el jurado.
Tras los cuatro días en Portugal, Lula jugará una carta como interlocutor con las grandes potencias para intentar un camino de diálogo y paz en Ucrania tras su viaje a China, donde conversó con Xi Jinping respecto de la propuesta que ese presidente lanzó al ruedo.
Antes, en febrero, Lula había tenido su bilateral con el presidente Joe Biden y el viaje a Beijing no fue bien recibido al principio por Washington. Sin embargo, el jueves, el mismo jefe de la Casa Blanca habló con Emmanuel Macron, presidente de Francia que también se reunió con Xi Jinping, para hacer un diálogo entre los líderes europeos, los Estados Unidos y China.
Lula puede mostrar galardones para ser parte de esa conversación, donde India, Sudáfrica, Indonesia y otros países también pueden sumar capacidades.
Lula considera que las responsabilidades de la guerra desencadenada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 son compartidas entre los dos países. El lunes recibió en Brasilia al canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien "agradeció" a Brasil por su "contribución" en la búsqueda de una solución al conflicto y por "su excelente comprensión de la génesis de esta situación".
Hábil líder gremial y tres veces presidente, al día siguiente, Lula bajó el tono y condenó la "violación de la integridad territorial de Ucrania" por parte de Rusia.
En Portugal, país miembro fundador de la OTAN y uno de los primeros en Europa en suministrar carros de combate a Kiev, Lula tendrá una parada importante para evaluar sus posiciones.
"La posición de Brasil en Naciones Unidas siempre fue la misma: al lado de Portugal, los Estados Unidos y la OTAN. Dicho esto, es muy simple: si Brasil cambia de posición, esto no le incumbe a Portugal, que mantendrá su posición", declaró el presidente conservador lusitano Rebelo de Sousa.
Representantes de la comunidad ucraniana se reunieron con miembros de la delegación brasileña este viernes. Allí estuvo el principal consejero de Lula en materia internacional, Celso Amorim, que se verá estos días con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky.
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