Los uruguayos estamos frente a una ventana de oportunidad única. Podemos convertirnos en una potencia con altos niveles de desarrollo si la aprovechamos. Para eso necesitamos un equipo que se anime a poner el pie en el acelerador y realice la segunda ola de transformaciones que nuestro país necesita.
El profesionalismo y la audacia que requieren estas reformas se aplica también a la economía vinculada a nuestro campo que tan importante es para la vida de todos los rincones del Uruguay y para hacer crecer nuestras exportaciones. Somos un país de punta en productividad lechera; nuestros rodeos son destacados mundialmente tanto en Hereford como en Angus; tenemos los mejores rendimientos de arroz y de los mejores en soja a nivel internacional; nuestro sector de producción y exportación de madera industrializada ya está ocupando un lugar destacado en el total de nuestras exportaciones; producimos excelentes equinos de exportación: podría seguir aquí enumerando más ejemplos de excelencia del mundo ligado al campo y que representa tan bien lo que es uno de nuestros mejores sectores productivos nacionales.
Es así que en la segunda ola de transformaciones que quiero liderar a partir de 2025 precisamos tomar medidas que potencien al campo. En concreto, vamos a bajar el costo país, a atender el problema del atraso cambiario y a profundizar la apertura comercial para darle al agro y a toda nuestra economía una mayor competitividad.
Bajar el costo país implica desburocratizar, modernizar y digitalizar todo el Estado: por ejemplo, iremos a la aprobación tácita del registro de insumos para favorecer la innovación, y profundizaremos la guía digital para el traslado del ganado. También vamos a plantear reducir el costo de la energía, volviendo a discutir la liberalización no sólo de la importación sino también de la distribución del combustible y generando convenios con UTE para fomentar la incorporación del riego. Finalmente, planteamos modernizar las relaciones laborales: creemos que empleado y empleador deben realizar sus acuerdos en base a su mejor conveniencia, a la vez que debemos corregir la gran diferencia que hay entre lo que le cuesta a una empresa contratar a un trabajador y lo que ese trabajador recibe en el bolsillo.
En cuanto al atraso cambiario, todos sabemos que la baja del tipo de cambio en Uruguay se debe mayormente a la gran entrada de divisas producto de las exportaciones e inversiones. Eso es buena noticia. Pero también sabemos que, aunque sea marginalmente, el uso de la tasa de interés puede compensar momentos de mucha baja: tenemos que poder usar esta herramienta en beneficio de la producción, sin que derive ello en una mayor inflación. Finalmente, siempre habremos de cuidar al máximo las cuentas públicas, porque a mejores resultados fiscales, menor atraso cambiario.
Mejorar la inserción internacional implica prestar la mayor atención al reclamo de los productores agropecuarios para reducir los aranceles de comercio exterior y entrar a nuevos mercados. Por supuesto que buscaremos una mayor apertura comercial: con el Mercosur como aliado o sin él, pero siempre defendiendo nuestro interés nacional. Y no sólo lo haremos a través de tratados de libre comercio, sino también quitando barreras sanitarias y barreras para- arancelarias que traban nuestras exportaciones. Finalmente, lo haremos favoreciendo la apertura de nichos de exportación y los acuerdos de servicios e inversiones.
Dejo para el final una definición muy importante: cuando se prenden los motores del agro se prenden los motores del país. Y a los motores no hay que dejarlos sin combustible, así que no le vamos a subir los impuestos al agro. Por el contrario, queremos un sistema tributario que favorezca a aquellas explotaciones agropecuarias que sean innovadoras y se enfoquen en lo que el mundo está pidiendo como, por ejemplo, carne con emisión cero de carbono o producciones con certificaciones internacionales. Hoy el mundo paga más por estas producciones pero el día de mañana serán condición de entrada a los mercados. Por eso orientaremos nuestra producción agroexportadora a travás de incentivos y exoneraciones en estos rubros. Daremos también un alivio tributario a los pequeños productores a través de ampliaciones a la exoneración de la aportación patronal rural.
En conclusión, creo en el agro como un gran motor nacional. Promoveremos su desarrollo abaratando los costos país, facilitando la incorporación de tecnología y riego, abriendo mercados, y favoreciendo las producciones con las que Uruguay puede destacarse en el mundo. Un Uruguay con un agro potente es clave para hacer Historia.
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