El clásico dejó una realidad: Nacional incrementó la crisis de Peñarol. Sin embargo, desde anoche no se habla de otra cosa que de los aurinegros. Es increíble pero es real. Queda la sensación de que Peñarol tiene un imán adherido a su grifa con el que logra que, gane o pierda, se hablé del club.
En los tiempos de Washington Cataldi -y esa política la continuó posteriormente José Pedro Damiani-, cada vez que Nacional conquistaba algo los aurinegros generaban alguna noticia para "distraer" la atención.
Anoche los tricolores extendieron su racha clásica sobre los aurinegros. Y no se habla del daño o el efecto que generó el triunfo, sino de la reunión de directiva de este mediodía en Peñarol.
Y hoy son más nota los dirigentes de Peñarol y sus gerentes deportivos que los propios ganadores del clásico. Hasta las cuatro o cinco de la tarde, que durará la reunión de directiva, el imán lo tienen los aurinegros.
Bastó que el presidente Juan Pedro Damiani bajara al vestuario y demorara su salida, para que la atención se desviara. Y todo pasó a segundo plano. Porque el morbo ponía el foco en saber si echaban a Leonardo Ramos.
La presencia de Damiani en el camarín dio pasó a todo tipo de telenovelas, esto sumado a que los antecedentes del presidente aurinegro dan para todo y los antecedentes son claros. Sin ir más lejos, la gente no olvida su famosa frase de un clásico que lo jugó "por las achuras" pero que le costó el puesto al técnico.
Se habló de la vuelta del Lolo Estoyanoff, que un día lo quieren y al otro no. De Mario Saralegui como posible sustituto de Ramos y con su llegada el retorno de Carlos Bueno. Del distanciamiento del vicepresidente Pereira con el técnico, del dinero invertido, de que Maxi Rodríguez mostró poco, de que hay demasiados gerentes en el club. Y se habla de oficialismo y oposición.
Por estas horas el ambiente futbolístico está conmocionado. Los dirigentes de Peñarol desfilan por las radios explicando lo qué se habló anoche en el vestuario y sobre la reunión de hoy.
Para Nacional en cambio, el del clásico quedó como un triunfo más. Pasó desapercibido que se levantó luego de la eliminación de la Copa Libertadores y que, en definitiva, es el gran generador de la crisis de identidad que viven los aurinegros.
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