Dirigentes del Frente Amplio vivieron sus días de furia tuitera

Aquellos que se enfrentan con 140 caracteres como ariete ¿asumirían una actitud más sosegada si tuvieran a su adversario cara a cara?

Si estas preguntas pudieran ser contestadas con exactitud, se entendería, entre otras cosas, la exacta dimensión de los enfrentamientos internos que en las últimas semanas sacudieron al Frente Amplio.

Porque si uno se deja llevar por el tono de la furia tuitera frenteamplista, debe concluir que la cosa está -o estuvo- bravísima en el oficialismo. Acusaciones directas, ironías crueles, descalificaciones personales y políticas estuvieron a la orden del día de la timeline de una parte de la dirigencia frenteamplista.

Particularmente movida se mostró en el ciberespacio la interna del Partido Socialista en donde el grupo de los más oficialistas "renovadores" y de los más críticos "removedores" se enfrentaron agriamente por el fallido decreto de esencialidad en la educación.

En esos días, el diputado "removedor" Gonzalo Civila fue uno de los más activos dirigentes en las redes sociales.

Por ejemplo, desde su cuenta anunció su participación en el programa Esta Boca es mía de Canal 12 que conduce Victoria Rodríguez, y se excusó cuando la gripe le impidió estar presente en una manifestación callejera de maestros. Su colega "removedor" Roberto Chiazzaro fue más contundente a través de un tuit en el que, parodiando a Tabaré Vázquez, celebró el levantamiento del decreto de esencialidad y auguró nuevos triunfos.

"Festejen uruguayos festejen. Hoy levantamos la esencialidad y el 5/9 le decimos no al TISA", se alegró Chiazzaro.

Pocas horas después, el integrante renovador del Comité Central del PS, Marcelo "Lolo" Visconti, le apuntó directamente a Chiazzaro y a Civila con un par de tuits en los que no necesitó mencionarlos. "A ver legisladores frenteamplistas que salieron a fogonear el conflicto para 'doblarle la mano' a Tabaré. ¿Hacen algo ahora o les vino gripe? Siguen teorizando sobre el campo popular, toman el té de las 3 con Victoria o se hacen los chistosos con el 'festejen'", escribió.

Horas después, cuando el Frente Amplio se preparaba para rechazar el TISA, Civila lanzó dos tuits sin nombre pero bastante envenenado: "Cuanta gente y cuanto dirigente que siempre habla, ironiza -y a veces insulta- con ocurrencias,internas e internillas, calla por estas horas. Tal vez tengan miedo de meter la pata. Tal vez no tengan claro lo que representan...Tal vez la política del show, que en las duras no encuentra tan fácil el lugar, se los haya tragado...".

Compañeros y empresarios

Otro que se muestra particularmente activo en Twitter es el dirigente del Frente Líber Seregni, Esteban Valenti. La semana pasada eligió como blanco al diputado comunista Oscar Andrade quien, tras impulsar en una comisión del Parlamento un reclamo para que se levantara la esencialidad, opinó que algunos sectores de la izquierda "están en distintos andamios pero en la misma obra".

"¿Cuando votó con la Bianchi, Puig, Placeres contra Tabaré, Andrade en que obra estaba? Nosotros nunca nos subimos a andamios con Graciela Bianchi a picotear a Tabaré", lanzó Valenti a través de la red y agregó que "algunos deberían cambiar de nombre porque el PCU nunca hubiera actuado de esa manera"

El diputado del MPP, Daniel Caggiani, leyó a Valenti y le dedicó tuits personalizados. "Don @ValentiEsteban espero mucho el día que seas tan duro con los empresarios que curran con los acuerdos de precios como con los compañeros", escribió el parlamentario mujiquista.

También el viceministro de Economía, Pablo Ferreri, quedó en medio del debate tuiteril tras afirmar que quienes votaron en contra del TISA cometieron "un claro error que deja mal parado a Uruguay".

A Ferreri le respondió el diputado de la lista 711, Pablo González. "El debate (del Plenario Nacional) fue largo, podías participar. No creo que aporte no decir nada en el Plenario y luego calificar de error. Abrazo", dijo González, cáustico, para despedirse luego amigablemente.

Ferreri replicó más distante: "Mi sector estuvo representado y expreso su posición. Y no te corresponde decirme qué, cómo, ni cuándo opinar. Saludos".

González se despidió, irónico: "¿Vos podes calificar la opinión de 117 participantes del plenario pero uno no puede calificar tu opinión? Mil disculpas".

Hace algún tiempo, en la izquierda era tradición no pelearse en público para no hacerle "el juego a la derecha".

Durante algunos días, esa máxima quedó sepultada debajo de unos mínimos caracteres.