El obispado de Málaga mantiene en reserva el nombre del religioso detenido.

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Detienen en Málaga a un sacerdote que agredió sexualmente al menos a cinco mujeres

El cura, cuyo nombre se mantiene en reserva, sedaba a sus víctimas, grabó sus abusos y guardó las imágenes en un disco duro
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25 de septiembre de 2023 a las 15:11

La Policía Nacional de España detuvo en la localidad de Vélez-Málaga, en la Región Autónoma de Andalucía,  a un cura de 34 años por agredir sexualmente, al menos, a cinco mujeres adultas a las que sedaba previamente.

Todas las víctimas formaban parte de su círculo cercano de amistades. Dado que les suministraba drogas para dormirlas, ellas no tenían consciencia de haber sido violadas. La sustancia que les suministraba era provista por un amigo del sacerdote.

El clérigo, que depende de la Diócesis de Málaga y cuyo nombre no fue suministrado a la prensa, grababa sus ataques sexuales y guardaba los videos y las fotos en un disco duro. Según las fuentes policiales, el depravado se valía “de su condición de sacerdote para efectuar los hechos”.

Según pudo reconstruir la justicia, esta conducta se repitió a lo largo de varios años y ocurrió en distintos viajes. Las autoridades investigan si, además de cinco casos probados, hubo otras víctimas. No solo en Málaga, sino también en Madrid y Córdoba, donde el cura tiene amigos y realizó viajes.

Las autoridades informaron sí que el agresor está preso. Las acusaciones son por “cuatro agresiones sexuales bajo sumisión química y cinco delitos contra la intimidad”. La Diócesis de Málaga difundió un comunicado en el que subraya sentir “profundamente el daño que esta situación implica”.

El cura tenía como pareja a una mujer, aunque eso resulte irregular por el voto de celibato de los sacerdotes católicos. Pero fue esa mujer, con quien el agresor vivía en la localidad de Melilla -una ciudad española en el norte de África donde el cura estaba destinado-, fue quien lo denunció.

En julio pasado, ella se dirigió a la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de Melilla tras haber encontrado el disco duro con la información irrefutable de los delitos cometidos. Según las autoridades, las fotos y videos mostraban “todo tipo de prácticas sexuales” a mujeres semidesnudas que tenían claros signos de estar dormidas.

La mujer hizo una copia de ese disco, la dio a los responsables de la Diócesis de Málaga en Melilla, quienes le dijeron que hiciera la denuncia. La diócesis lo trasladó a la ciudad de Málaga sin darle a conocer que estaban al tanto de los videos.

La mujer quedó en Melilla y realizó la denuncia en la Comisaría de Melilla a quienes brindó el violento material grabado. Las pericias comprobaron que el hombre que aparecía en las imágenes como agresor sexual era siempre el mismo y que era compatible con el joven sacerdote.

Los agentes lograron dar con la identidad de cinco de las víctimas. Lo más sorprendente es que al ser consultadas, ninguna de ellas tenía memoria de lo sucedido. Todas manifestaron desconocer la existencia de las grabaciones ni tenían idea de haber sido sometidas a delitos sexuales.

Según un informe policial, el hombre les daba a las víctimas “algún tipo de sustancia que anulaba su estado de consciencia para poder llevar a cabo las agresiones sexuales”, aunque aún no precisaron cuál es la droga de la que se valía.

“Solo sabemos que el estado de inconsciencia en el que quedaban era bestial porque ninguna de las víctimas tenía el más mínimo recuerdo de lo ocurrido”, señalan. Tras las indagaciones, las mujeres sí ubicaban la fecha o el lugar, pero no pudieron precisar el momento en que ocurrió.

El resto del grupo que participaba de los viajes no aportó ningún dato que sirva para la investigación. Los ataques ocurrieron entre los años 2017 y 2019 en Madrid, Málaga y Córdoba. Siempre en campamentos religiosos.

Antes de detener al agresor, la policía puso en marcha un dispositivo en las cercanías del domicilio del agresor, en Vélez-Málaga, donde había sido trasladado desde Melilla.

El 11 de septiembre, tras celebrar una misa, lo detuvieron. El juzgado lo puso en prisión de inmediato con los cargos mencionados más arriba: “cuatro agresiones sexuales bajo sumisión química y cinco delitos contra la intimidad”.

En el allanamiento a su casa se encontró diverso material tecnológico e informático que aún está pendiente de análisis, por lo que los investigadores no descartan que puedan identificar a nuevas víctimas.

El Obispado de Málaga, mediante un comunicado, dice que “siente profundamente el daño que esta situación implica”.

“Conmovidos por el mal infligido, no podemos más que manifestar nuestro dolor como comunidad católica comprometida con el cuidado y el servicio a toda la sociedad, especialmente a los más débiles y necesitados”, explican en el texto, donde subrayan la “condena más profunda y contundente contra cualquier tipo de vejación o abuso a la mujer”. La Diócesis malagueña asegura que desde que tuvieron conocimiento de los hechos colaboraron con la justicia “y continuarán ofreciendo su cooperación para cuantas gestiones sean necesarias con el fin de facilitar la investigación”.

(Con información de agencias)

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