El socialdemócrata Bernardo Arévalo de León asumió la presidencia de Guatemala en la madrugada de este lunes, tras una atropellada jornada en el Congreso y luego de soportar una arremetida judicial atribuida a su promesa de combatir a las personas corruptas de la élite político-económica del país.
"Sí, juro", dijo con la mano izquierda en la Constitución y la derecha alzada, al ser investido por el jefe del nuevo Congreso, Samuel Pérez, miembro de su partido Movimiento Semilla.
"Nunca más el autoritarismo", proclamó Arévalo, inmediatamente después de ser investido como jefe de Estado del país centroamericano hasta 2028.
"El pueblo de Guatemala demostró su sabiduría, e instituciones como la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral protegieron el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia", valoró en su primer mensaje.
Arévalo de Léon recibió la banda presidencial de manos del presidente del Congreso, Samuel Pérez Álvarez, elegido también en el cargo el domingo, debido a que el mandatario saliente, Alejandro Giammattei, se ausentó de la ceremonia argumentando que debía entregar su puesto a más tardar antes de la medianoche del domingo, y por ello envió al Congreso los símbolos de la Presidencia por medio de su secretaria.
La espera fue tan larga que varios de los dignatarios invitados al acto, como el rey Felipe VI de España, incluso partieron de Guatemala sin ver a Arévalo con la banda presidencial.
En su primer discurso como mandatario, Arévalo de León recordó que su gabinete está compuesto, por primera vez en la historia, con siete mujeres y siete hombres, y reiteró su compromiso con la igualdad de género.
El gobernante también valoró la importancia de los migrantes y dijo que pretende hacerlos parte de las decisiones a futuro de la nación centroamericana.
De acuerdo a cálculos oficiales, más de tres millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, la mayoría de manera irregular, y con sus remesas sostienen a casi el 35% de la población.
Arévalo de León también puso como prioridades de sus cuatro años de mandato a la educación, la salud, el medioambiente y el desarrollo de la población.
El nuevo presidente prometió rescatar a las instituciones de su país de la "corrupción" e "impunidad" en el acto solemne celebrado con más de nueve horas de retraso en el Teatro Nacional, en el centro de la capital, debido a tensiones en el Congreso.
Arévalo, sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, pasó inesperadamente en junio a la segunda ronda presidencial con una candidata conservadora, a quien venció cómodamente con un 60% de los votos por su mensaje anticorrupción.
Desde entonces, enfrentó una ofensiva judicial que denunció como un "golpe de Estado" para evitar su ascenso al poder.
Desatando la condena de la comunidad internacional, la Fiscalía intentó retirarle la inmunidad a Arévalo, desarticular su partido y anular los comicios, argumentando que hubo anomalías electorales.
"La crisis política de la que estamos emergiendo nos ofrece la oportunidad única de edificar una institucionalidad democrática robusta y saludable, sobre los escombros de este muro de corrupción que empezamos a derribar, uno a uno, ladrillo tras ladrillo", afirmó.
Con música y bailes, ondeando banderas, miles de seguidores de Arévalo festejaron en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional, desde cuyo balcón el nuevo presidente los saludó esta madrugada.
La ceremonia fue retrasada por una inédita jornada parlamentaria en la que los diputados salientes y luego los de la nueva legislatura se enfrascaron en debates a favor y en contra de la minoritaria bancada de Arévalo.
Tras horas de debates, el Congreso saliente declaró independientes a los 23 diputados de Semilla, argumentando que obedecía la orden judicial que suspendió al partido por supuestas irregularidades en su creación en 2017.
Pero en un giro inesperado, luego de instalado el nuevo parlamento, Semilla logró mediante acuerdos con otros partidos políticos que se revirtiera esa decisión. Recuperaron su bancada y consiguieron la presidencia del Congreso.
Hijo de Juan José Arévalo (presidente de 1945-1951), impulsor de reformas sociales, nació en Montevideo y vivió de niño en Venezuela, México y Chile, en el exilio de su padre tras el golpe de Estado orquestado por Washington en 1954 contra el progresista Jacobo Árbenz.
(Con información de agencias)
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