Javier Bentancor había declarado que se iba a retirar del arbitraje en la 13ª fecha del Torneo Clausura, etapa en la que se disputó el clásico. Ese día fue designado para dirigir River Plate-Wanderers.
No fue designado para la 14ª fecha. Pero como Andrés Cunha fue llamado por Conmebol para arbitrar el Gremio-River Plate de semifinales de Copa Libertadoers, Bentancor fue llamado como sustituto.
El árbitro tuvo una jornada para el olvido. De arranque no amonestó al volante Lucas Rodríguez que le metió flor de planchazo a Tabaré Viudez y recién lo hizo a los 7' cuando el jugador de Atenas corrió de atrás al 10 tricolor y lo bajó en las cercanías del área. A los 42' fue el hombre que puso el 2-0 en el marcador.
A los 9' no cobró un penal para Nacional en una jugada donde Viudez pasó a dos rivales en el área tras un saque de banda y cuando fue a sacar el centro se encontró con un Jim Morrison Varela que se tiró a la pelota desviándola al córner con el pecho y el brazo izquierdo. Fue una jugada fina y rápida, las más difíciles para esa cámara única y sin replay que es el ojo del árbitro.
¿Fue penal el de Atenas? ¿O fue la mano de Marcos Angeleri elevada la que indujo a error a Bentancor? Otra jugada gris donde las repeticiones de la televisión no terminan de aclarar la incidencia.
Sobre el final del primer tiempo debió amonestar a Leandro Barcia por una infracción de atrás sobre José Álvarez, sobre la banda izquierda.
En el segundo tiempo, los jugadores de Atenas fueron los que quedaron muy molestos con su actuación. La jugada que incidió más para esa situación fue cuando no atendió a Lucas Rodríguez ni permitió durante dos jugadas el ingreso de la sanidad. El juez interpretó que el volante hacía tiempo. Lo tuvieron que ayudar Luis Mejía y Rodrigo Erramuspe. El volante no estaba fingiendo: quedó tendido fuera del campo y no pudo moverse por sus propios medios para llegar al banco carolino.
Rodrigo Cabrera, por su parte, protestó una agresión de Brian Ocampo en una jugada donde al puntero le cerró el camino de su desborde y ambos quedaron enredados.
Por último, el juez le perdonó la vida a Santiago Romero de forma insólita. En primer lugar, el jugador fue denunciado por el línea por una incorrección verbal. Bentancor lo amonestó y no lo expulsó. ¿La incorrección no fue un insulto? ¿Qué fue entonces?
Y de yapa, en las postrimerías del partido, el volante bajó de atrás -sin chances de jugar la pelota- a un rival ya con amarilla. El juez hizo la vista gorda.
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