José Moreira y su hijo Pablo

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Aprendió a marcar para jugar en la selección, ganó todo con Nacional y hace 40 años reside en EEUU: la vida de Chico Moreira

Ganó todo con Nacional en 1980, fue campeón del Mundialito y viajó a probar suerte con el indoor en Estados Unidos, donde se quedó para siempre
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16 de junio de 2023 a las 17:16

“No me llames José, decime como me dicen todos: Chico”, fue lo primero que dijo José Hermes Moreira a través del teléfono desde Cleveland, Ohio. Aquel formidable futbolista que empezó jugando de puntero derecho y se coronó campeón de la Copa Libertadores y de la Intercontinental 1980 con Nacional, y del Mundialito del mismo año con la selección de Uruguay actuando de lateral derecho, un día se fue a Chicago por una o dos temporadas a jugar al fútbol indoor y se quedó para siempre.

Pide disculpas porque mezcla palabras en inglés y en español, y porque perdió “el cantito” uruguayo después de 40 años en Estados Unidos. Nunca volvió a Uruguay y durante las últimas décadas solo viajó a México en 1986 al casamiento de su cuñado. “Comencé muy joven y no paré de viajar y de dormir en hoteles cuando jugaba, por eso ahora disfruto a mi familia, a mis tres nietos y viendo todo el deporte que pueda. Ya viajé bastante”, explicó.

Un equipo de Danubio de 1978; Moreira era puntero derecho

Moreira fue protagonista de una época maravillosa del fútbol uruguayo, integrante de una generación de grandes cracks. Nació hace 64 años. Cuando era niño jugaba al fútbol con los mayores en la calle Cochabamba, en la Curva de Maroñas donde nació. Lo llamaban ‘chico para acá, chico para allá’ y así le quedó el apodo para toda la vida. Jugó al fútbol en un equipo llamado Arbolito, en camino Maldonado.

A los 15 años fue a la Quinta división de Danubio y a los 17 jugaba en Primera como puntero derecho. En ese puesto y a esa edad debutó en la selección mayor, en un partido contra Argentina por la Copa Atlántico. “Me marcaba Carrascosa y jugaban Kempes, Bochini, Houseman, Ardiles”, recordó. Dos años después esa selección se coronó campeona del Mundo.

Raúl Bentancor lo convocó a la selección juvenil para el Sudamericano  de Venezuela en 1977, pero antes le hizo una aclaración. “Te quiero, pero para que juegues de marcador de punta”, le dijo. Es que de puntero tenía a Alberto Bica y de volante por ese costado a Víctor Diogo. Moreira aceptó y el entrenador le enseñó a marcar. “Tuve que aprender y aprendí, para subir no tenía problemas”, dijo.

Diogo, Moreira, Alvez y Marcenaro

Uruguay fue campeón Sudamericano y terminó cuarto en el Mundial de Túnez.

Cuando regresó a Danubio continuó jugando de lateral derecho. Era una época pródiga de jugadores. Moreira se pone a repasar y se emociona: “Jugué con Lito Silva, Lorenzo Carrabs, Nil Chagas, Cabrera, Julio Noble, Popelka, el Chifle Falero, Eliseo Rivero, Héctor Roux, Manuel Keosseian, Comesaña, todos que son técnicos ahora, jugué con todos esos”.

La gloria con Nacional y la selección 

Participó en la primera Copa Libertadores de Danubio en 1978 y al año siguiente  pasó a Nacional, que estaba buscando un marcador de punta. El presidente Miguel Restuccia llegó a un acuerdo con Danubio y así, al mismo tiempo que Waldemar Victorino desde River Plate, pasó a los tricolores.

“Fue una gran alegría. El técnico era Pedro Dellacha, el señor me quería como loco. Desde que empecé a jugar y hasta que me fui, siempre jugué de titular. Dellacha fue un caballero, nunca tuve un problema con él. Con nadie, en realidad”, expresó.

Del plantel albo conocía a Alberto Bica de la selección juvenil. Además estaban Rodolfo Rodríguez, Juan Ramón Carrasco, Raúl Moller, Miguel Caillava, Juan Carlos Ocampo, Adán Machado… “Yo jugaba en Arbolito y Adán Machado alternaba en la Tercera y Primera de Nacional. Lo veía y lo saludaba, y un año y medio después estaba jugando con él”, recordó Moreira.

Moreira saludando a Berrueta, junto a Luzardo, en Nacional 1983

De niño solía ir al estadio con su padre, que era hincha de Nacional. “Veía a Ancheta, Ildo Maneiro y de pronto estaba jugando con ellos. Miraba a Mugica, un fenómeno como lateral izquierdo, y ahora me estaba dirigiendo. Al Peta Ubiña, un monstruo, que trabajaba como intendente en Los Céspedes”.

En 1980 Nacional ganó todo: el Campeonato Uruguayo, la Copa Libertadores y la Intercontinental. Moreira era titular indiscutido en el lateral. “Era un fútbol distinto. Yo tenía un puntero izquierdo para marcar, ahora no hay. Si yo hubiese nacido en esta época, ¡andá a saber dónde andaría! En Barcelona capaz. Ahora suben y vuelven pero no tienen a quien marcar. Yo tenía que ir y volver a marcar al mío. En Nacional marcábamos hombre a hombre, tenía que agarrar al mío o al volante que jugaba por ese lado”.

De todos los punteros izquierdos que tuvo que marcar, el que más lo hizo sufrir fue John Robertson, el de Nottingham Forest en la final Intercontinental. “Todos me hacían sufrir, pero el que me costó más fue el de Nottingham Forest en la final de Japón. Era flor de jugador. Ese sí que me complicó, yo subía y tenía que volver, y él no era de marcar, tenía una zurda... ¡por favor!”, exclamó.

Tapa de una revista

Con otro futbolista que tenía una zurda mágica, tiene un lindo recuerdo de la segunda final de la Copa Libertadores 1980 contra Inter, en el Centenario. “Con el señor Julio César Morales, que corría como nosotros los jóvenes (tenía 35 años), estábamos por tirar un tiro libre sobre la tribuna Ámsterdam y me dice ‘andá’. Entonces me la tira hacia el costado, yo levanté el centro y apareció la cabeza de Victorino para hacer el gol”.

Las tribunas del Estadio explotaban: “Entrabas a la cancha y veías toda esa gente alentando, era una locura”. Tras el 0-0 en la ida y el 1-0 en la revancha, Nacional se coronó campeón el 6 de agosto.

Recuerda Moreira que a Nacional “le tenían miedo todos los equipos, porque nosotros marcábamos, marcábamos y marcábamos. Nadie nos sacaba de la cabeza que teníamos que marcar y no nos podían ganar con nada”.

A fines de 1980 y principios de 1981, la selección de Uruguay ganó la Copa de Oro de Campeones Mundiales, torneo conocido como Mundialito. Chico Moreira era titular en el lateral derecho en el equipo dirigido por Roque Máspoli.

“Recuerdo lo que trabajamos, había un grupazo, no éramos ni Peñarol, ni Nacional, ni Danubio, ni Wanderers, éramos la selección. Todos metiendo para uno, nada más. No había fenómenos, si ganábamos, ganábamos todos. Nos fuimos a San José y todo el mundo estaba para ganar el Mundialito y nada más”.

El Chico Moreira con su nieto

Moreira no jugó la final contra Brasil porque fue expulsado en el partido anterior frente a Italia. “En una jugada le pegan a Victorino y me acerco a apartar. Viene el lateral izquierdo de Italia y me dijo algo. Yo no le pegué ni nada, pero viene el juez y nos echó a los dos. Okey, si nos echa a los dos no hay ningún problema, pero si me echaba a mi solo se iba a armar”, señaló.

En el último partido, afuera de la cancha, sufrió más que todos.

Aquella selección tuvo después un traspié al quedar eliminada del Mundial de España 1982. “En ese momento ya nos habían agarrado la mano que marcábamos hombre a hombre. Perú nos mató, cuando te acostumbras a un sistema empiezan a trabajar para poder ganarte. Cuando te agarran la mano, adiós”.

En 1983 participó en el Nacional de las Estrellas, un equipo que se formó para ganar la Copa Libertadores y se tuvo que conformar con ganar el Campeonato Uruguayo y dejar último a Peñarol. Al año siguiente, quedó libre y viajó a Buenos Aires para firmar con San Lorenzo.

Del interés de San Lorenzo a jugar indoor en Estados Unidos

“Volví a casa y mi señora me dijo que había ido una persona a pedirme que no firmara con nadie porque me querían de Estados Unidos”, recordó.

Nacional había participado en un cuadrangular en Estados Unidos en el año 1982 junto a Cosmos, Napoli y Chicago. En los partidos frente a Napoli y Chicago, Moreira fue elegido MVP (mejor jugador), y el  técnico del equipo estadounidense se acordó de él y lo mandó buscar.

"Es lo que se cocinar" dijo Chico Moreira sobre la picada

“La prima del uruguayo Jorge Ramos fue a casa a decirme que no firmara con nadie. Así fue que vine a Estados Unidos a jugar indoor”, apuntó. Económicamente, iba ganando lo mismo que le había ofrecido San Lorenzo.

Al principio no fue fácil. “No es el fútbol sala que todos piensan, tenías que correr. La pelota no para nunca. Yo pensaba, voy y es pan comido. Había practicado, sabía lo que tenía que hacer, además tenía compañeros que me habían dicho que entrara cinco minutos, picara, pateara al arco y saliera porque me iba a morir. En el primer partido me quedé todo el rato y de afuera me gritaban que saliera. Cuando salí y me senté en el banco, me temblaban las piernitas. Así aprendí, tuve que aprender a jugar a eso”.

Fue con la idea de quedarse uno o dos años. Pero sus hijos empezaron a estudiar y se quedó. "Nunca me llamaron de Uruguay, yo estaba perdido acá, nadie sabía a qué estaba jugando. Yo tampoco era de estar llamando a los técnicos. Si me veían y me llamaban, capaz que iba. Así fue pasando el tiempo", señaló.

"Me gustó el fútbol y jugué con buenos jugadores, no los conocía nadie pero eran buenos de verdad, de todas partes del mundo"

El campeonato de indoor se jugaba durante el invierno y el verano lo tenía libre. No había presión de ganar. "Ganaras o perdieras la gente se acercaba igual a saludarte. En Uruguay firmaba autógrafos si ganaba, porque si perdía te tiraban botellas por la cabeza. Me acuerdo que estaba en Chicago y fuimos a jugar a Cleveland. Perdimos y me fui a la habitación con bronca. Van el técnico alemán Willy Roy y un compañero a preguntarme que me pasaba y me dicen, 'vamos a tomar una cerveza y comer una pizza que mañana hay otro partido. Así son. A veces jugábamos dos o tres partidos en la semana, con viajes en el medio".

La familia Moreira reunida

Después de tres años en Chicago, el equipo se fundió. Entonces lo llamaron de Kansas, para jugar en Wichita. "El nivel de futbolistas en indoor era muy alto. En Chicago estaba Manuel Rojas, de la selección de Chile. Pato Marchetti, que había jugado en Argentina. En Wichita estaba Hernán 'Chico' Borja, que había jugado en el Cosmos. Jugadorazos".

En 1991, al final de la temporada de indoor, junto a tres compañeros de Wichita, decide volver por unos meses al fútbol tradicional en el Tampa Bay. "Era diferente, volver a jugar afuera, pero ahí ya no jugaba de lateral, lo hacía de central y en el mediocampo. No tenía que correr, jugaba con la experiencia".

La emoción del reencuentro con Bica y su actualidad

Una de las mayores emociones que tuvo durante los últimos años fue el reencuentro con Alberto Bica en Nueva York, en 2017. "Éramos amigos con Alberto, jugamos en contra en inferiores, fuimos a la selección juntos y nos reencontramos en Nacional. Después de tantos años acá me llamó la gente de la filial de Nacional en Nueva York y ni lo pensé. Viajé porque tenía ganas de verlo, la mejor alegría que me he llevado en todos estos años, porque éramos buenos amigos". Bica falleció en agosto de 2021.

Su esposa es hermana del exfutbolista Nelson Alaguich y recordó cómo se conocieron. "Jugábamos en Danubio y Nelson dijo que iba a llevar a la hermana. Le dije que si la llevaba yo hacía tres goles. Así fue, hice tres goles. Después fuimos con otros compañeros al cumpleaños de Nelson y ahí comenzamos la relación. Hace 45 años que nos casamos". recordó.

Tienen tres hijos (dos mujeres y un varón) y tres nietos. Pablo, el hijo varón, es asistente técnico y fue campeón con Portland. El último equipo que dirigió fue Columbus Crew.

Moreira en familia

Luego de retirarse del fútbol, Moreira dirigió en colegios, enseñando a niños. 

"Ahora me dedico a disfrutar de mis nietos, lo que me queda de vida es para estar con ellos. También voy a ver a mi hijo cuando dirige. Cuando estuvo en Portland, en Oregon, nos íbamos para allá y nos quedábamos dos o tres semanas".

También sigue pendiente a la distancia del fútbol uruguayo y de la selección.

Ilusionado con Marcelo Bielsa

La contratación de Marcelo Bielsa como entrenador de la selección uruguaya fue una excelente noticia para Moreira.

"Si lo dejan trabajar tranquilo, vamos a tener selección para muchos mundiales", aventuró.

Cuando se enteró que la AUF lo había contratado se le puso "la piel de gallina", porque es un entusiasta seguidor de su trabajo.

"Estos jugadores que salieron campeones sub 20 van a ser figuras de la selección mayor con este señor. ¿Quién aprieta en la final como lo hicieron estos botijas? Nadie. Desde acá seguimos mucho al Leeds de Bielsa y vimos lo que hizo con muchos jugadores jóvenes, cómo marcaban, cómo jugaban. Y repito: que lo dejen trabajar. Porque yo sé como es en Uruguay, en un mes quieren que sea un fenómeno y eso es imposible", resaltó.

De la Curva de Maroñas a Cleveland. Un futbolista fantástico de una época inolvidable del fútbol uruguayo.

Trayectoria

AñosEquipoPJGol
1976-1979Danubio687
1979-1984Nacional24015
1984-1988Chicago Sting (indoor)16436
1988-1991Wichita Wings (indoor)11935
1991Tampa Bay Rowdies132
1991-1992Cleveland Crunch (indoor)326
1993-1994Canton Invaders (indoor)  
1995-1996Houston Hotshots (indoor)  
1979-1981Selección de Uruguay230

 

 

 

 

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