El autoproclamado predicador evangelista Paul Mackenzie, detenido en Kenia por provocar la muerte de 429 de sus seguidores al incitarlos a que murieran de hambre para poder encontrarse con Jesús, quedó acusado formalmente de “actividad criminal organizada” por un tribunal de la ciudad de Mombasa.
Mackenzie, un exconductor de taxi, fue detenido junto con otros 94 integrantes de la secta en abril del año pasado, luego que se encontraran los cadáveres en un bosque cerca de la costa del océano Índico, detenciones preventivas prolongadas en varias ocasiones en el transcurso de la investigación judicial.
Las autopsias revelaron que la mayoría de las víctimas murieron de hambre mientras otros, incluyendo niños, fueron estrangulados, golpeados o asfixiados, hallazgos macabros que llevaron al gobierno a plantear la necesidad de establecer mayores controles sobre la sectas religiosas, en un país con una historia de pastores autoproclamados.
En Kenia, un país mayoritariamente cristiano de 53 millones de habitantes, tiene más de 4.000 iglesias registradas y ha intentado durante años regular a las iglesias y cultos, muchos de ellos denunciados por los medios locales de estar involucrados en actividades criminales.
El tribunal había ordenado antes de formalizar la acusación contra Mackenzie que 95 de sus seguidores, que se declararon inocentes, fueran sometidos a exámenes de salud mental, luego que la fiscalía los acusara de homicidio involuntario.
Los investigadores descubrieron los cuerpos durante meses de exhumaciones en decenas de miles de hectáreas de bosque, lo que convierte al hecho en una de las peores tragedias relacionadas con sectas del mundo en la historia reciente.
Los fiscales han atribuido los retrasos en la presentación de cargos a la agotadora y delicada tarea de localizar y exhumar tantos restos humanos y realizar autopsias, mientras algunos de los seguidores de Mackenzie eran rescatados del bosque.
Personas con conocimiento de las actividades de la secta y que ahora son los principales testigos del caso afirmaron a medios locales e internacionales que Mackenzie planeó la hambruna masiva en tres fases: primero los niños, luego las mujeres y hombres jóvenes, y finalmente los ancianos y ancianas.
Las mismas fuentes señalaron que el ex taxista de la ciudad costera de Mombasa prohibió a los miembros de la secta enviar a sus hijos a la escuela e ir a los hospitales cuando estaban enfermos, instituciones que calificaba de satánicas.
(Con información de AFP)
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