El Papa Francisco saluda a Javier Milei y a Jorge Macri.
Fernando González

Fernando González

Director de El Observador España

Política > El Observador en Roma

“Gracias por venir y por ayudarlo a este”: el abrazo del Papa, Milei y Karina en la misa por Mama Antula

El Pontífice y el presidente argentino compartieron una charla breve y gestos de simpatía mutua durante la canonización de la primera santa argentina. También fue muy amable con su hermana Karina. Durante la ceremonia, el Papa llamó a “superar lo que divide y buscar lo que nos une”.
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11 de febrero de 2024 a las 18:51

(Enviado Especial al Vaticano)

Cinco metros.

Esa fue la distancia que separó al Papá Francisco del presidente Javier Milei durante la canonización de la Primera Santa Argentina, Mama Antula, una mujer santiagueña nacida en 1730. Cuando aún no existían Santiago del Estero y tampoco la Argentina como país independiente.

Rebelde, decidida, compasiva. Mama Antula se negó a casarse o a ser monja en un mundo que no toleraba semejante desafío para una mujer. Se sumó a la Orden Jesuita, la misma que abrigó a Jorge Bergoglio, y dedicó su vida a promover los grupos de oración y a cuidar a los enfermos de lepra.

Ese es el personaje que unió por primera vez a los dos argentinos más importantes de la actualidad.

El que preside la Iglesia Católica y el que preside la Argentina. Tuvieron unos minutos de diálogo privado antes de la ceremonia en la Basílica de San Pedro y un saludo con abrazo y sonrisas incluidas al terminar la canonización.

Un pequeño aperitivo romano de la audiencia oficial que el Papa Francisco le concederá mañana a Javier Milei.

- ¿Puedo darle un abrazo?, le preguntó Milei al Papa.

- Por supuesto -, fue la respuesta. Y el abrazo duró varios segundos.

- Te cortaste el pelo…-, agregó el Papa, en una frase que pareció una ironía a las que suele acudir Francisco cuando está de buen humor. A continuación fue Karina Milei la que lo consultó antes de saludarlo.

- ¿Puedo darle un beso?-, le preguntó la hermana del Presidente.

- Claro, gracias por venir, gracias por ayudarlo a este…-, fue la cálida respuesta del Pontífice. 

En una ceremonia de una hora y media, a la que asistieron un millar de personas entre las que sobresalían muchos argentinos con sus banderas, el Papa Francisco se permitió una pequeña referencia a la política durante su homilía.

Que Dios, amante de la paz, inspire a nuestros gobernantes la sabiduría del diálogo y la voluntad del bien común, superando lo que divide y buscando lo que nos une”.

Apenas terminada la eucaristía en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Pontífice fue llevado en silla de ruedas por sus problemas de rodilla hasta el lugar en el que el presidente argentino había seguido la misa, a su derecha, en primera fila ante un reclinatorio.

En ese momento, fue cuando Milei le estrechó la mano y llegó a darle un abrazo, conversando ambos entre risas durante unos instantes. Una imagen que contrastó con el rictus amargo que le dedicó a Mauricio Macri en sus dos visitas como presidente, hace más de cinco años.

Después se acercaron a saludar al Papa el Jefe del Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, y el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.

Los tres mandatarios eran los referentes más importantes de una comitiva de funcionarios argentinos donde también estuvieron la canciller, Diana Mondino; el ministro del Interior, Guillermo Francos; la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, la secretaria de la Presidencia y hermana del Prsidente, karina Milei, y el secretario de Relaciones Exteriores de la Ciudad, el diplomático Fulvio Pompeo.

También estaban varios empresarios argentinos que acompañaron al presidente. Varios de ellos aprovecharon la ceremonia para sacarse las clásicas selfies con Milei mirando hacia abajo y frunciendo siempre los labios.

En el caso de Jorge Macri y respondiendo a algunas críticas que había recibido en las redes sociales, el Jefe de Gobierno porteño le aclaró a algunos dirigentes con los que se cruzó que el viaje a Roma (y también el de su esposa, María Belén Ludueña) se lo había pagado de su propio bolsillo y que no lo había financiado la Ciudad. 

En su homilía, el Papa Francisco recordó el pasaje en el que Jesús sanó a un leproso, y describió una representación de los marginados modernos.

"No pensemos que son solo cosas del pasado ¡Cuántas personas que sufren encontramos en las aceras de nuestras ciudades! ¡Y cuántos miedos, prejuicios e incoherencias, aun entre los que creen y se profesan cristianos, contribuyen a herirlas aún más! También en nuestro tiempo hay tanta marginación, hay barreras que derribar, 'lepras' que sanar", sostuvo.

En este sentido, el Pontífice llamó a "tocar" a esas personas que sufren y a no "reducir el mundo en -dijo- los recintos de nuestro 'estar bien'".

"En estos casos tengamos cuidado, porque el diagnóstico es claro: se trata de 'lepra del alma'; una enfermedad que nos hace insensibles al amor, a la compasión, que nos destruye por medio de las 'gangrenas' del egoísmo, del prejuicio, de la indiferencia y de la intolerancia", avisó Francisco, en una de sus clásicas parábolas que enlazan la historia del cristianismo con los desafíos de la actualidad.

Pocos minutos antes, el Pontífice había pronunciado la fórmula en latín con la que subió a los altares a "Mama Antula", a la que se le reconoce una ardua labor social y religiosa en las tierras argentinas del siglo XVIII, antes de su independencia española. Pero también agradeció su trabajo por mantener vivo el legado de la Compañía de Jesús, a la que pertenece el propio Papa, tras su expulsión de la Corona Española por orden del rey Carlos III.

 

Este encuentro entre el Papa argentino y latinoamericano y el dirigente que llegó a la Presidencia denunciando a las castas dirigenciales había generado gran expectactiva debido a las críticas que Milei que le había hecho durante la campaña electoral, cuando lo calificó de "representante del maligno en la Tierra".

Todo eso parece haber quedado muy lejos. El sábado, en una entrevista radial, Milei lo definió como "el argentino más importante de la historia". Así están las cosa ahora.

Además del abrazo final, de las risas en la Basílica de San Pedro y del encuentro de mañana, lo importante para Milei es asegurarse que el Papa argentino vuelva a su país antes de fin de año.

Esa, es la certidumbre que ha venido a llevarse de este doble paso por el Vaticano.

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