<p>A Tiscornia lo acompañan Heber Dos Santos, Nicolás Gandini y Sergio Navarro.</p> <p></p>

Fútbol > TORNEO CLAUSURA

"Jugar fácil siempre es lo más difícil"

Pablo Tiscornia le cambió la cara a River Plate con tres pilares: actitud, sentido de pertenencia y simpleza
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27 de septiembre de 2017 a las 05:00
El panorama era desolador. River Plate marchaba último y el equipo de Julio Avelino Comesaña apenas tenía 2 puntos sobre 15 posibles.

El ánimo del plantel estaba por el suelo y cuando el presidente darsenero decidió aceptar la renuncia del experimentado entrenador, no tuvo otra opción que mirar hacia abajo.

Pablo Tiscornia, con pasado darsenero como jugador, estaba trabajando en las juveniles del club y la invitación/obligación en forma de interinato le cayó arriba de la mesa.

Era bailar con la más fea ya que agarraba un plantel último, sin respuestas futbolísticas ni anímicas. Tiscornia aceptó sabiendo que cualquier tropiezo lo dejaría fuera del club pero se presentó ante el plantel de Primera con una premisa básica.

"Llegamos en una situación muy diferente a la actual. Iba a ser un interinato por tres partidos y dirigimos 10. La intención era rescatar jugadores porque anímicamente venían muy mal, venían de perder la mayoría de los partidos, habían sido goleados y el plantel estaba golpeado. Me tocó ser entrenador, psicólogo, hermano, amigo y hasta el padre de algunos futbolistas más jóvenes porque teníamos que salir de esa situación", dice Tiscornia a Referí.

Luego del interinato fue confirmado como entrenador y se propuso renovar el plantel para cambiar la pisada: "Este torneo tuvimos empezamos de cero y la exigencia fue otra porque ya estaba en juego nuestro trabajo. El equipo estaba falto de equilibrio, había muchos jugadores en algunos puestos y estábamos flacos en la contención. Hicimos una búsqueda y llegaron jugadores como Bruno Piñatares, Facundo Ospitaleche, Facundo Boné, Facundo Peraza o Juan Manuel Olivera que nos dieron un salto de calidad".

"Jugar fácil siempre es lo más difícil porque eso te lo da la práctica. Cuando aprendimos las tablas en la escuela fue porque las repetimos 500 veces y el fútbol es igual, vamos de lo fácil a lo complejo"
El partido anímico era fundamental para convencerse de que había materia prima como para hacer un buen torneo. Tiscornia jugaba además contra la presión de haber sido ratificado en el cargo, consciente de que en el fútbol uruguayo la continuidad de los procesos está singado por el resultado: "En el fútbol uruguayo no existen los procesos de trabajo, si no se te dan los resultados de arranque, hasta luego. Estás afuera y eso corre para los técnicos. Para los jugadores es diferente, porque necesitan un proceso de maduración para asentarse y poder crecer".

Tiscornia supo también que llegaba a dirigir un equipo de paladar negro, identificado históricamente a un estilo de juego vistoso que apuesta al fútbol de propuesta: "Al hincha de River históricamente le gusta jugar lindo, que no significa siempre jugar bien. Nosotros llegamos con la premisa de que había que ser efectivo, quizás no tan estéticos, aunque intentamos jugar y dominar al rival. Jugamos por afuera, nos gusta tener la pelota y cuando nos tenemos que replegar nos replegamos. Contra Rampla pasó eso, los dominamos, anotamos un gol y cuando nos replegamos para salir de contra anotamos dos goles más".

"No transo en la actitud. El jugador debe tener voluntad y saber que jugamos por la camiseta, por el escudo que tenemos adelante y no por el apellido que dice atrás. Somos un equipo y nos tenemos que salvar entre todos"
Esa filosofía acompaña a Tiscornia desde sus épocas de jugador, aunque no siempre las piernas corresponden a las ideas: "Me pasa de desarrollar un concepto y tener alguno de los muchachos que jugaron en contra que me dicen que yo era bastante pata dura. Y es verdad, era rudimentario, pero no jugaba como me gustaba, jugaba como podía. Mi cabeza pensaba una cosa nada que ver con lo que salía con las piernas".

Tiscornia busca convencer desde el liderazgo: "Yo tenía 11 años y jugaba al fútbol en canchas grandes con tipos de 30 años. Y hablaba, con respeto lógico, pero hablaba e intentaba ordenar siempre. Creo que siempre fui entrenador. A medida que fui aprendiendo me dieron ganas de transmitir y fui capitán en todos los equipos que jugué, entonces alguna cualidad en ese sentido debo tener".

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