"No creo que Figueredo sea un santo; es un tipo muy ligero"

Víctor Della Valle es abogado y ocupó un cargo en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) cuando Eugenio Figueredo era presidente. Un tiempo después, en representación de un grupo de clubes uruguayos, patrocinó la denuncia contra el dirigente que ahora está preso en Suiza tras el escándalo de la FIFA. Della Valle visitó El Observador TV y en charla con Mariano López contó detalles de la demanda, de su relación con Figueredo y lo que puede pasar de ahora en más.

Con lógica, porque no había dos opiniones. La defensa de Figueredo, en el ejercicio de su derecho, quiso alargar el proceso para que no vengan a declarar inmediatamente no solo él, sino también toda la gente que estaba denunciada. Lo alargó, pero en definitiva lo perjudicó, porque si se hubiera juzgado acá no se hubiera hecho en Estados Unidos, y acá la ley es mucho más benigna.

Y porque acá es público y notorio que hay un problema comercial. Cuando el club Corinthians hizo una reunión en San Pablo, que concurrimos con los presidentes de Peñarol, Nacional, Juventud, Rentistas, El Tanque y algunos otros, se exhibió un video y una proyección con averiguaciones que había hecho el grupo Casal sobre los temas televisivos y los déficits de los balances. Se habló de la Conmebol y del problema televisivo, que siempre ganaban los mismos, y no se tomaban las ofertas de otras empresas, entre la que estaba la de Casal.

Bueno, depende de lo que se considere un mandado. Nosotros estamos defendiendo el derecho de nuestros jugadores y de nuestros clubes. Yo soy dirigente de fútbol desde los 16 años cuando fundé El Tanque. Entré en la Asociación Uruguaya de Fútbol en el año 59. He visto dirigentes de una honestidad cristalina, que han puesto dinero, que han hipotecado sus casas, que han sido embargados por la Justicia por colaborar en otras épocas. Y nos repugna que gente se lleve dinero del fútbol, que pertenece a los clubes, los empleados y los jugadores. Entonces el mandado puede ser a Casal de forma indirecta. ¿Cómo no? O también a otro que gane las próximas licitaciones. Nosotros no nos casamos con nadie.

Con Eugenio se trabajó bien, pero no estaba solo él, estaba Juan Damiani, (Daniel) Pastorini. Es muy inteligente, muy ejecutivo, y alivia el trabajo de la gente porque es un hombre presente.

Que en algún momento tenía que explotar. Era demasiado. Todo fue in crescendo. Yo fui a Paraguay tres veces, y uno olfateaba las obras faraónicas, la connivencia con la gente de la televisión, el lujo, el despilfarro, los sueldos. Pero bueno, no podíamos hacer nada.

No, si dijera lo contrario mentiría. Es un tipo muy ligero, muy vivo para muchas cositas, pero no. Además, no era el tiempo ese de grandes desplazamientos de dinero. La AUF estaba fundida, vino ese ofrecimiento, todos los clubes lo votaron y empezamos a percibir dinero.

No creo que haya sido un santo, yo dije que en aquel momento no se manejaban esas cantidades de dinero en el país que se manejan ahora. Santo nunca fue. Fue ligero y lo conozco muy bien.

Y puede ser, puede ser. Cuando me llega la denuncia, hablo con él y le planteo que tenía la oportunidad histórica de cortar con todo eso en la Conmebol. Y él mismo me dijo: "(Nicolás) Leoz me vació la caja, me vació la cuenta. Él y la señora se llevaron el dinero que había en la Conmebol". Entonces le dije que más aún, que agarrara la presidencia de la Conmebol, que diera una sensación de austeridad, porque nadie iba a ir a investigar el pasado. También me dijo que no podía hacer nada porque estaba atado con Grondona.

No puedo saber lo que hay en la causa. A mí realmente me da lástima, creo que paga una pena exagerada, como son las penas en Estados Unidos. Es un tema económico, no mató a nadie. Las penas acá son más razonables, y está el tema de la edad, y, por lo tanto, podría tener un arresto domiciliario, cosa que en Estados Unidos no existe. Yo espero de alma que ningún uruguayo esté involucrado en una coima. Me dolería mucho que alguien que trabajó codo con codo con nosotros, esté en una cosa de este tipo. l