La concreción del sueño de Peñarol de tener su estadio propio plantea una nueva y futura polémica en el fútbol uruguayo. ¿Motivos? Los presididos por Juan Pedro Damiani anunciaron hace mucho tiempo su firme convicción de llevar a Nacional a su nuevo escenario.
Peñarol será local en el Torneo Clausura, a disputarse en el primer semestre del 2016. En ese momento ya piensa tener su cancha operativa.
Ahora bien, el tema es saber qué hace Nacional, que será local el próximo 8 de noviembre. ¿Lleva a su eterno rival al Parque Central? ¿Juega en el Centenario como siempre? Las opiniones están divididas y la polémica está planteada.
El hecho es saber si están dadas las condiciones para que los tricolores lleven a los aurinegros a su escenario.
El tema es vidrioso. Los hinchas de Nacional se enojan cuando se habla del Parque Central.
Entonces es bueno limitarse a temas comunes que se viven en la cancha de Nacional. En una eventual situación como la de llevar un clásico al Parque hay realidades que no se pueden dejar pasar por alto.
Para que quede claro, nadie está diciendo que Nacional no puede jugar un clásico en su cancha, el tema es que se deberán tener en cuenta muchos aspectos que generaron problemas con varias hinchadas.
Jugar sin hinchas visitantes puede ser una opción. Pero los dirigentes no quieren.
El fútbol uruguayo tiene particularidades inexplicables. Hasta Boca y River juegan los clásicos en su cancha, pero acá es un dilema. La duda queda planteada. Bajo las perspectivas actuales: ¿Es posible que Nacional lleve el clásico al Parque?
El problema denunciado por la inmensa mayoría de los clubes que visitan el Parque Central es el sector que destinan a los hinchas visitantes. Sin ir más lejos, Defensor y Danubio recomendaron a sus hinchas a no concurrir. Muchos presidentes incluso no aceptan la invitación de sus pares tricolores a concurrir a un palco. El tema es un dolor de cabeza. Es difícil imaginar a los hinchas de Peñarol en ese sector rodeados de hinchas de Nacional.
En el Parque con hinchas locales
Por estas horas los dirigentes de Nacional se plantean el tema. Nacional podría fijar su cancha. Está en todo su derecho. Una opción es jugar sin hinchas visitantes. Se presenta como la mejor solución si los albos quieren jugar en su cancha. Si fuera por el Ministerio del Interior, aplauden con las dos manos. Se evitarían muchos dolores de cabeza. Pero ese es un camino que el fútbol, y sobre todo los actuales neutrales, no quieren recorrer. Es otorgar el triunfo a los violentos.
Otra opción puede pasar por darle un número reducido de entradas a los hinchas de Peñarol. Pero el operativo de seguridad generaría que mucha gente de Nacional quede afuera y tengan que vender menos entradas. Es que los pulmones para separar las tribunas serían más amplios que los habituales.
Está claro que el Parque no dispone de estacionamiento y las calles del barrio quedan abarrotadas de vehículos los días de partido. Claro que el tema no está pensado para albergar un clásico. Si los vecinos de las inmediaciones del Centenario se encierran los días de clásico, ¿se imaginan lo que harán los que viven en las callecitas de los alrededores del Parque?
El lugar destinado al cuerpo técnico y suplentes visitantes es un banco con escasa protección. Tiene un techito. Es conocida la rivalidad de los hinchas de Nacional con Pablo Bengoechea. En consecuencia, se debería cuidar ese detalle. Los suplentes visitantes calietan al borde de la cancha y con la tribuna pegada.
Para el eventual caso de que Nacional fije su cancha hay otro detalle a tener en cuenta. El arribo y la salida del ómnibus que trasladará al plantel de Peñarol. En un clima de irritación permanente como el reinante, nunca falta el que tira la piedra y esconde la mano. Es una realidad. Para el caso de que se juegue con hinchas visitantes, el arribo de los aurinegros al Parque Central generaría un gran dolor de cabeza a la Policía.
Mire hasta el detalle en el que se debería prestar atención: los alcanzapelotas. Generalmente son chicos de las divisiones formativas. No son improvisados, entienden del negocio. Una pelota no devuelta en tiempo y forma, una provocación, o un gesto puede ser la chispa que encienda el fuego.
Al margen de que el local tiene todo el derecho de ejercer su condición de local el tema podría llegar a otros niveles. La Policía puede ejercer su influencia y la AUF reunir a las partes para que ambos clubes lleguen a un entendimiento de que los clásico se jueguen siempre en el Centenario.
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