Hubo mucha marca en el Parque Central

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Nacional no se baja: quiere pelear hasta el final

Cargando dolor y vergüenza en la mochila por la eliminación de la Copa, el bolso despertó venciendo 2-0 a Defensor y peleará hasta el final
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12 de abril de 2014 a las 20:59

Los jugadores de Nacional se bajaron del ómnibus en el Parque Central en medio de la incredulidad de su gente. Llegaron al Parque cargando en la mochila la peor campaña de su rica historia en la Copa Libertadores. En el bolsillo derecho tenían escondida la vergüenza y en el izquierdo el dolor por el golpe recibido.

El bolso se sometía a una dura misión. A su frente se paraba Defensor Sporting. Entonado por ser el único representante uruguayo con vida en la Copa, la viola llegó a La Blanqueada con aires de favoritismo.

Pero, como dice el viejo dicho, “hasta un reloj parado da la hora dos veces”. Y Nacional sabía que su reloj en poco tiempo le devolvería la hora.

En el momento más oportuno del campeonato, cuando se entra en la recta final, a poco del clásico, el reloj activó el despertador para despertar al Nacional de Pelusso

Todo resultó tan extraño como que el bolso ganó teniendo a su goleador Iván Alonso, lesionado, en la tribuna. Paradoja del destino.

O que se triunfo se consolidara desde los pies del cuestionado peruano Rinaldo Cruzado, al que muchos le quieren sacar pasaje de regreso.

¿Quiere más argumentos? Coates, que llevaba meses de prolongada inactividad, jugó como si nunca se hubiese lesionado.

Pero acaso, lo más resaltable de un equipo que llegaba golpeado, fue su efectividad. Nacional, lo poco que generó, lo reflejó en la red.

Los primeros minutos tuvieron la particularidad de ser muy cortados. Faltas y más faltas en un juego que se planteó en la zona media.

Sobre la media hora, cuando la impaciencia comenzaba a inclinar la balanza, Cruzado metió el primero de sus dos milimétricos pases, para que De Pena se fuera al encuentro de Campaña. Definió abajo y contra un palo para poner la apertura en el marcador.

Defensor tuvo el empate a nueve del final pero Munúa salvó el mano a mano ante Gedoz.

Para el complemento los equipos volvieron sin cambios. Había quedado claro que del juego entrecortado había sacado mejor provecho el bolso. Es que cortó los circuitos de juego que plantea la viola con De Arrascaeta, Nico Olivera y Gedoz. Dominados y controlados los tres, Defensor quedó sin armas. Además, sintió la ausencia de Zeballos que le brinda aire por el lateral. Arias no sube con la misma peligrosidad.

Defensor contó con otra chance a los 5 minutos de iniciado el segundo tiempo con un cabezazo de Gedoz. Y siete minutos más tarde Cruzado tomó la pelota por la izquierda y observó como Juan Cruz Mascia se posicionaba en el área. Ahí fue el balón. Milimétrico para la palomita del delantero que puso el segundo.

Era el principio del fin para un Defensor que lentamente fue perdiendo la paciencia con el juez Fedorczuk, permisivo a la hora de tolerar alguna que otra pierna en alto.

El ingreso de Mario Regueiro, aplaudido por los propios hinchas de Nacional, no brindó el rédito esperado.

Nacional ya era dueño del trámite con un Coates que se fue agigantando conforme el paso de los minutos.

El equipo de Pelusso fue inteligente para cerrar el partido, no se dejó sorprender. Cuando Defensor tenía la pelota, paraba a nueve jugadores de campo en su terreno, por delante de Munúa. Los del medio presionaron y los del fondo aguardaron en la cueva.

Pero además contó con otro aspecto, la determinación de sus futbolistas. Los defensas fueron siempre seguros y fuerte a la pelota. El equipo jamás perdió la brújula y la concentración. Nada lo sacó de su objetivo.

Bajo esas perspectivas la viola no encontró los caminos para llegar a Munúa, que vivió dos sofocones. El primero ganando un mano a mano contra Alonso y el segundo en un centro a media altura que superó a toda la defensa.

En síntesis: Nacional, que llevaba un mes sin ganar (7 de marzo su último triunfo ante El Tanque Sisley), que cargaba con una pesada mochila, despertó a tiempo. El reloj parado volvió a brindar la hora.

Golpeado anímicamente por su peor campaña en la Libertadores, con el goleador Alonso en la tribuna, con el descreimiento de la gente, el tricolor recuperó la memoria. Quedó a cinco puntos de Peñarol en la tabla del Clausura y la misma cantidad de unidades lo separan de Danubio en la Anual.

Nacional dejó en claro que no se baja. La peleará hasta el final.

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