Tan lamentable fue la actuación del árbitro chileno Enrique Osses (y no debería haber dos opiniones al respecto), que es imposible no asociarlo al empate agónico que consiguió Nacional en su debut en la Copa Bridgestone Libertadores frente a Barcelona de Guayaquil.
Osses tuvo fallos en el primer tiempo, pero el despilfarro ocurrió en el segundo. Especialmente cuando le mostró la segunda tarjeta amarilla a Alejandro Lembo y no lo expulsó. Recién lo hizo cinco minutos después, cuando le avisaron desde afuera que en el primer tiempo había amonestado al capitán tricolor.
En los descuentos, hay un penal enorme (pero grande, eh) de Israel Damonte (que terminó jugando de líbero, tal era el desconcierto) contra Damián Díaz, que Osses no sancionó.
Un minuto después, Iván Alonso marcó el empate con un golpe de cabeza, tras un centro combado de Álvaro Recoba. Así salvó la derrota el equipo de Gustavo Díaz que empezó jugando mal y terminó a impulsos individuales y con la ayuda del árbitro.
El mismo juez que dirigió la final de la última Copa Sudamericana en el estadio Morumbí, cuando los jugadores de Tigre fueron agredidos en el vestuario, no entraron a jugar el segundo tiempo y Osses esperó más de media hora para suspender el partido y declarar ganador a Sao Paulo.
Entreverado e irresoluto
La presentación de Nacional, en un estadio repleto, fue una desilusión futbolística. Presionó en los primeros minutos pero con el transcurso del juego fue evidente su insolvencia para resolver.
Vicente Sánchez se perdió jugando por el medio, Albín no encontró nunca su perfil por derecha y terminó acorralado contra la raya. Bueno, con su velocidad, fue el jugador que desequilibró para los albos en el primer tiempo. Y Alonso no resolvió bien.
Eso adelante. Defensivamente tembló, porque los de arriba no marcan (apenas ocupan un espacio en la cancha), Damonte se dedica más a pelear con los rivales que a intentar quitarles el balón y la línea de cuatro, excepto Cortés (que también se equivocó), tuvo fallas importantes. Adrián Romero no se acomodó por izquierda y Álvarez tampoco estuvo seguro por derecha.
La entrada de Luna para el complemento no cambió nada, si bien ahora tenía a un atacante de perfil derecho. Quienes sí le dieron un poco más de presencia fueron Recoba y el Loco Abreu.
Éste marcó el descuento con un fuerte golpe de cabeza y después colaboró con la expulsión de Perlaza. El Chino, que había carecido de precisión en los primeros envíos, puso la pelota del empate. A esa altura, el tema era Osses.
En el debut no falla
Cada vez que Sebastián Abreu llegó a Nacional y jugó por primera vez de manera oficial, marcó goles. Así pasó la primera vez en 2001 frente a Paysandú Bella Vista en el estadio Centenario, cuando hizo dos, en 2003 frente a Miramar Misiones, en 2004 frente a Rentistas y anoche frente a Barcelona de Guayaquil. Además, en ninguna de las cuatro ocasiones perdió Nacional. Sin dudas, un ídolo que cumple en la cancha.
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