Mr. Smith, el conquistador

En su brazo derecho tiene tatuada una cruz. Arriba dice "source", fuente, por Dios, y abajo "skills", habilidades, por su talento. A ambos lados hay un par de piezas de ajedrez. La más visible es la reina: "La vida es un juego de ajedrez, la reina puede moverse por todo el tablero lo que simboliza decidir tu propio destino", explica Jeremis Smith uno de los símbolos de Aguada, el líder de la Liga Uruguaya de Básquetbol.

Nacido en Fort Worth, Texas, tiene 30 años, mide 2,03 m, juega de ala-pívot y cursa su tercera temporada en Uruguay, siempre con la camiseta del aguatero.

"Mi español me alcanza para salir a comer, moverme en taxi y hacer lo básico. No encuentro mucha gente que hable inglés y quiero aprender español con un profesor estos últimos meses", cuenta a Referí.

El martes pasado, Smith bajó 19 rebotes y anotó 14 puntos en el triunfazo del rojiverde en la cancha de Malvín: "Estamos exactamente en el lugar donde quería estar", dice con una sonrisa.

El estadounidense llegó a Uruguay para la temporada 2012-2013 donde Aguada fue campeón después de 37 años. Se quedó para el siguiente torneo donde alcanzaron la final de la Liga Sudamericano, fueron terceros en Liga de las Américas y cayeron en semis de la Liga Uruguaya, retornando para la presente temporada.

"Es un equipo nuevo, pero todos nos escuchamos, nos respetamos y todos tenemos pasión por el juego. Lo puedes ver a diario en la práctica donde todos llegan temprano y se van tarde", dice.

"Ganar el título es la única razón por la que estoy acá, para darle otro campeonato a Aguada", agrega.

Nunca había escuchado de Uruguay cuando llegó, pero fue compañero de Leandro García Morales en Halcones de Xalapa y entre él y su agente Claudio Pereira lo convencieron de venir.

Además de jugar en México pasó por las ligas de Puerto Rico, Argentina, Venezuela e Israel. Pero no puede comparar a la hincha de Aguada con ninguna: "Es como que cada hincha tiene su alma y corazón en Aguada, en el barrio, en el básquetbol. Por eso me siento tan cercano a los hinchas, porque me hacen sentir como en casa".

"Con lo único que puedo comparar a Aguada es con la hinchada de mi equipo liceal en mi ciudad. Por eso en Uruguay me siento como en casa, es parecido: todos caminan lento, nunca están apurados y la gente es amable", afirma. "De todos los lugares en que he vivido este es el más seguro y tranquilo para vivir", agrega.

Fue el ADN lo que llevó a Smith a convertirse en basquetbolista: "Mi padre jugó al básquetbol y mi tía, Carolyn Smith, también; ella fue la mejor jugadora de la familia. Era entrenadora de básquetbol y vóleibol. Me enseñó todos los secretos, me llenó la cabeza de conocimiento basquetbolístico. Mi padre solo me dio las piernas (risas); ah y el físico".

Se inició en el Dunbar High School y en su primer año liceal, poco antes de una Navidad, se fracturó una pierna. Muestra una larga cicatriz y cuenta: "Iba a hundir una pelota y no recuerdo más qué pasó. El doctor me dijo que nunca más iba a volver a jugar al básquetbol, entonces mi madre empacó mis cosas y me buscó otro hospital para tener una diferente opinión. El segundo doctor me arregló la pierna y siete meses después volví a jugar", dice.

"Pasé dos meses en una silla de ruedas y lo único que me acuerdo es estar picando una pelota de básquetbol y tirando al aro. Fue uno de los mejores momentos de mi vida porque me pasé mirando básquetbol. Aprendí mucho y me hizo físicamente más fuerte por las horas de gimnasio que metí y también mentalmente me hizo ver que podía proponerme lo que quisiera", explica.

Hizo la Universidad en Georgia y compartió equipo con jugadores que pasaron a la NBA como Jarrett Jack, Thaddeus Young o Javaris Crittenton.

"Integré el draft de 2008, iba a ser la elección 51 el año que los Sonics de Seattle se mudaron a Oklahoma City, pero al final me llamaron para decirme que habían hecho otro arreglo. Fue un poco decepcionante", recuerda.

Así empezó su viaje que hoy lo tiene nuevamente en Uruguay: "Amo estar acá. La gente, las canchas, la calma, la tranquilidad, la temperatura que está generalmente bien y juego para el club con mejor hinchada de Latinoamérica", concluye Smith, el conquistador del corazón rojiverde.

"Desde los siete años uso la camiseta 32 por Magic Johnson porque fue mi jugador favorito, fue asombroso. No es mi ídolo, eso lo dejo para mi padre o para Dios. Después del retiro de Magic seguí a Michael Jordan. En la Universidad tuve un gran entrenador, Paul Hewitt, que me enseñó mucho más que de básquetbol, me enseñó cómo encarar la vida, cómo vestir, cómo enfocarme, cómo ser mentalmente más fuerte, cómo afrontar los desafíos y las adversidades. Honestamente no fui el mejor del equipo a nivel liceal ni universitario, pero sí debo ser el más listo y por eso sigo jugando nueve años después", comenta.

En su tercera temporada en Aguada promedia esa cantidad de puntos superando los 13,1 de 2012-2013 y los 12,3 de 2013-2014.

Es lo que promedia en rebotes, cerca de los 9,8 de su primera temporada. Además suma siete doble-dobles en el presente curso.