La fama de Messi trasciende fronteras, culturas y razas. Y hasta se atreve a desafiar las reglas del fútbol. Eso fue lo que pasó este martes, cuando en el final del partido entre Hong Kong y Argentina, en el que los albicelestes vencieron 7-0, el crack de Barcelona se enfrentó a un pedido sin antecedentes: un hincha se metió en la cancha, cuando aún no había terminado el encuentro, y le pidió un autógrafo.
Messi, extrañado pero consciente de su rol, le firmó sin sobresaltos. Y el hincha quedó tan emocionado que se fue corriendo, sin saludarlo y dejándole la lapicera en la mano a Messi, que miró para los costados buscando que alguien le diera una mano para poder terminar el partido.
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