Márquez marcó la cancha

El arranque de una nueva temporada de MotoGP en las cercanías de Doha (Catar), redefinió la escala contra la que se podría medir el espectáculo que brindan los demás deportes motorizados.

Mientras varias de las discusiones del debut de la Fórmula 1 en Australia (sonido poco atractivo, priorizar el ahorro de combustible, reglas demasiado complejas) aún se encuentran abiertas, la máxima expresión del motociclismo mundial ofreció un espectáculo que dejó a varios sin palabras.

La carrera se disputó a fondo de principio a fin, se alternaron los punteros con sobrepasos al límite, el sonido de los motores de cuatro tiempos y cuatro cilindros es absolutamente fantástico y estuvo siempre claro entre quiénes se disputó una posición.

Estiman que en poco más de un mes 200 mil personas acudirán a Termas del Río Hondo, Santiago del Estero, para presenciar el Gran Premio de Moto GP de la República Argentina. Ayer quedó claro que no se irán defraudados.

Al final fue de Márquez

Una pierna fracturada (entrenando sobre tierra) mantuvo alejado a Marc Márquez de las primeras sesiones de prueba del año. Cuando el campeón 2013 se volvió a subir el viernes a la Honda número 93, existían dudas sobre su estado físico frente a una carrera que sería demandante.

El sábado confirmó que su impresionante velocidad seguía intacta, quedándose con la primera posición de largada, por apenas 57 milésimas de segundo.

Si la expectativa previa estaba puesta en la paridad entre las motos de las subcategorías Factory y Open, la carrera puso el foco en la lucha entre los equipos oficiales y sus motos satélite.

La noche de Doha puso en serias dificultades al bicampeón Jorge Lorenzo (Yamaha Factory), que saltó al frente en la largada desde la quinta posición.

Duró apenas media vuelta: las cubiertas frías lo catapultaron de la Yamaha oficial y dejó el escenario listo para que se lucieran los pilotos de los equipos satélite: Stefan Bradl (LCR Honda), Álvaro Bautista (Honda Gresini) y Bradley Smith (Yamaha Tech3) se interpusieron entre los pilotos oficiales (Márquez, Pedrosa y Rossi) mostrando una paridad pocas veces vista.

Todos tuvieron su cuarto de hora hasta que, en las vueltas finales, la carrera se transformó en un contrapunto entre Valentino Rossi (Yahama Factory Racing) y Marc Márquez (Repsol Honda).

Los dos campeones sacaron a relucir lo mejor de su repertorio, alternándose en la punta con varias maniobras milimétricas y al borde del desastre.

Los mejores representantes de dos generaciones no parecieron inquietarse por la baja adherencia que provee el circuito de Losail –debido a la baja temperatura y a la presencia de arena sobre la pista– hasta que cruzaron la bandera a cuadros separados por efímeras 259 milésimas de segundo.

Fue un espectáculo digno de un gran final de temporada, cuando apenas era la apertura del año.

El tercer escalón del podio fue un buen resultado para Dani Pedrosa (Repsol Honda), pero el cuarto puesto tuvo sabor a poco para Aleix Espargaró (Yamaha Open), la sensación del fin de semana, que se fue desdibujando con el paso de las sesiones y no estuvo en condiciones reales de disputar la carrera.

En tres semanas tendrán una nueva oportunidad de medirse (Circuito de las Américas , EEUU) y los espectadores de deleitarse.