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¿Los uruguayos se agrandan en las difíciles? Un mito

Un estudio afirma que es un mito que los equipos uruguayos se agranden en las difíciles
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26 de abril de 2017 a las 05:00
El fútbol ha jugado un rol fundamental en la definición de una identidad nacional, pero algunas "verdades" fijadas en el imaginario ya no lo son, especialmente esa que afirma que las selecciones o equipos uruguayos mejoran su rendimiento en las instancias más difíciles. Eso afirma un estudio realizado por los profesores del Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo (IEEM) Pablo Sartor, Pablo Regent e Ignacio Munyo, en el marco de la asamblea de antiguos alumnos del instituto que se realizó anoche.

El mismo se tituló "La cultura como desventaja competitiva-Reflexiones a partir de nuestra historia futbolística".

Sartor habló con Referí acerca de cuáles son esos paradigmas, dogmas, eslóganes, a partir de los cuales los uruguayos razonan, hacen políticas de Estado o toman decisiones personales, y cuántos de esos son válidos, o han dejado de serlo para convertirse en mitos.

Gran parte de la ponencia estuvo centrada en torno a la investigación en base a los mitos y las creencias que los uruguayos tienen respecto a los equipos y selecciones, y la historia tan rica del fútbol.

Recurriendo a datos numéricos se pusieron en tela de juicio algunas de esas verdades que todos los futboleros asumen en el país.

"Salpican muchos ámbitos de toma de decisiones porque tenemos una visión de lo que es un uruguayo, que tiene un interludio muy fuerte con el fútbol. Somos resilientes, siempre ganamos de atrás, hasta el último minuto no nos pueden dar por muertos, nos gustan las bravas y ahí es cuando rendimos más. En Uruguay, el fútbol es mucho más que un deporte y esa forma de verlo permea cómo somos en otros ámbitos en la sociedad", indicó Sartor.

"Uruguay era un país que en el fondo era un pedazo de Europa enclavado en Sudamérica, con metas y horizontes europeos: construir el estadio más grande de América en su momento, o el hospital más grande. De hecho, entre 1950 y 1954, Uruguay fue campeón del mundo en el principal deporte y fue medalla de bronce en el segundo deporte que es el básquetbol. Hay una historia que moldea una serie de verdades, y el peligro es cuando después quedamos atados a ciertas verdades y las seguimos repitiendo", agregó.

En base a dos momentos cúlmines en el fútbol (definiciones por penales y finales de torneos) el grupo trazó estadísticas de largo plazo sobre ambos ítems y concluyó que Uruguay tuvo un desempeño bastante acorde: ganó la mitad de las veces. Pero un análisis más reciente, desde los años de 1990 en adelante, muestra que de 26 definiciones desde el punto penal de clubes y selecciones, solo se ganaron ocho. De ahí se desprende que no es solo mala suerte.

"La probabilidad de que tiremos una moneda al aire y nos dé ese resultado, es menos que un 4%. O sea, hay un 96% de probabilidad de que no sea pura mala suerte. En términos de management, yo rechazaría la hipótesis de que somos igualmente competitivos con los rivales. Creo que somos peores. Y el que hable de una lotería para los equipos uruguayos, está mintiendo", sostuvo Sartor.

Y añadió: "Con las finales, la estadística reciente, desde 1989 en adelante, dice que se jugaron 22 entre clubes y todas las selecciones uruguayas. Solo cuatro veces ganamos: el Panamericano 2015, dos Copas América (1995 y 2011) y la sub 20 este año. Cuatro en 22. Si hacemos el mismo análisis de la moneda, la probabilidad es de 2 por mil, apenas un 0,22%, o sea que hay un 99% largo de que esto no sea mala suerte y seamos mucho menos competitivos que nuestros rivales a la hora de jugar una final. El dato es muy fuerte y no es de una sola generación".

Se estudió a los clubes uruguayos, argentinos, brasileños y paraguayos y el porcentaje de victorias en octavos y cuartos de final, en semis y en finales en copas internacionales. El análisis indica que para Argentina, Brasil y Paraguay, el porcentaje es estable. En el caso de Uruguay, el porcentaje es estable hasta las finales. En las finales es 0%. Los clubes uruguayos no ganaron ninguna final desde 1990.

Dice Sartor: "Uno empieza a contar y piensa: 'La pucha que tuvimos chances para haber juntado unos cuántos títulos'. Solo juntamos cuatro en 22. El análisis estadístico da evidencia clara de que hay un deterioro a la hora de jugar finales, y si lo junto con las definiciones por penales, en las dos instancias en las que se tiene que poner en relieve la jerarquía, la clase de un jugador, en el caso de los futbolistas uruguayos, no se ve esa evidencia. Entonces, cuando la afición pone presión sobre los entrenadores o los propios jugadores, es un error basarse en esas verdades que ya no lo son".

También se hizo otro análisis: cuando Uruguay es favorito en amistosos, gana 13 puntos porcentuales más en partidos oficiales. "Nos pesa jugar los partidos que duelen, honrar ese favoritismo cuando son partidos en serio. A Holanda, Italia y Alemania, les sucede todo lo contrario, al igual que Venezuela y Chile. Entonces hay otra verdad que se daba por hecha que no lo es: esa que dice que a los uruguayos nos gustan las que duelen y rendimos más en los partidos que son por algo en serio. La evidencia desde 2005 para acá me dice lo contrario", afirmó.

Ser uruguayo como definición

Según Sartor, "Nasazzi tenía una frase célebre: 'El fútbol es la patria misma'. Ahí ya se ve cómo en la esencia de nuestra forma de conducirnos como nación, el fútbol tiene un peso muy fuerte que va mucho más allá de un juego o un deporte. De hecho, la identidad uruguaya, nace de la mano del fútbol y de la camiseta celeste, porque durante el siglo XIX nosotros nos llamábamos los orientales, la República al oriente del Uruguay. Éramos el país sin nombre, sin identidad. De la mano de las primeras historias en el fútbol, llegó el hecho de creer que podíamos derrotar a esos imperialistas que en su momento se disputaban este territorio. Le empezamos a ganar a Argentina, a Brasil, y eso fue el primer símbolo tangible con la camiseta celeste. Es el primer símbolo de una identidad uruguaya. Desde entonces, empezamos a ser uruguayos".

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